Desde mi observatorio de la Ciudad Primada de América me dirijo, en la quinta crónica, a todos mis improbables lectores con el deseo de reflexionar sobre el valor que tiene el estoicismo (como corriente filosófica y existencial) en los tiempos que nos tocan vivir dentro del denominado Nuevo Orden Mundial.
Soy consciente de que el concepto de estoicismo puede ser poco conocido, para algunos de ustedes, por ello considero importante dedicar unas líneas a explicar de que trata dicha corriente filosófica (antes de profundizar en el tema que pretendo desentrañar).
Es una escuela filosófica moral en la que lo característico eran un modo de vida concreto, el cual asumía y usaba aquel que se unía a ella. Específicamente, el estoicismo nació en la Antigua Grecia y se extendió durante casi seis siglos en tres grandes corrientes: el estoicismo antiguo, el estoicismo medio y el estoicismo nuevo (destacando Séneca, Epítecto y el emperador Marco Aurelio).
La ética estoica se concreta en unos sencillos pero poderosos preceptos que siguen teniendo eficacia en pleno siglo XXI. Epícteto explicaba la importancia de distinguir lo que depende de nosotros y lo que no depende de nosotros. Por ejemplo, dependen de nosotros nuestras decisiones, nuestros deseos, nuestros miedos y todas nuestras acciones. Por otro lado, entre las cosas que no dependen de nosotros podemos referir el hecho de la muerte o la enfermedad, las riquezas, la reputación, el poder y todo aquello que no depende de directamente de nuestras acciones personales.
Llegados al presente instante de la exposición que les hago, deseo hacerles una pregunta. ¿Cuántas veces las circunstancias y los contratiempos de nuestra vida cotidiana nos envuelven, de tal modo, que nos afectan poderosamente y no nos dejan pensar ni actuar de la mejor manera?. Como estoy seguro de que todos vosotros (mis lectores) estaréis respondiendo afirmativamente, en vuestra mente, ello es la prueba básica de que el Estoicismo tiene plena utilidad en nuestras vidas (hoy en día).
Ahora, a continuación, enumeraré y explicaré (de forma sencilla) algunos de los principios básicos de la ética estoica:
1º-Vida sin excesos: Los estoicos de la antigüedad buscaban tener una vida sin excesos y trataban de iniciar un camino al que denominaron como “el cuidado de sí”. Dicha práctica consiste en buscar la manera de moderar la conducta, de desprenderse de las cosas innecesarias y de necesitar sólo aquello que es estrictamente necesario para la vida. El objetivo es que cada persona, desapegada de todo aquello que no es básico, se concentre en alcanzar la auténtica Felicidad. Ello depende, únicamente, de la voluntad para alcanzar la tranquilidad de ánimo, de la que se derivará estar en plena disposición para perseguir la Felicidad (sin distracciones ni ruidos de fondo). En ese modelo vital cabe preguntarse el espacio que ocupa la libertad de la persona. Hay que aclarar que para los estoicos la libertad es entendida como la capacidad de hacer lo que uno quiere o desea hacer (a pesar de que ello nos suponga, en algún determinado momento, un esfuerzo o nos dé pereza). Actuando de ese modo para de ese modo uno puede llegar a la plena realización de sus objetivos y, por tanto, alcanzar la Felicidad.
2º-Serenidad: A la tranquilidad se llega a través de un ánimo sereno, el cual se obtiene cuando uno se desprende de las cosas que no son necesarias y que nos hacen dependientes. Esas cosas son un lastre para nosotros, al consumir nuestras energías al invertir nuestro tiempo, esfuerzo y concentración en conseguirlas y poseerlas. Viajar liviano de equipaje en nuestro devenir vital (a nivel material y mental) es la mejor manera de que ese viaje sea placentero y nos podamos llegar a sentir realizados.
3º-Sabiduría y Virtud: La Sabiduría y la Virtud son los dos elementos básicos que debe cultivar y tener el ser humano para poder alcanzar la tranquilidad del alma.
4º-Aceptar lo que no podemos controlar: El estoicismo nos ayuda a aceptar y superar las circunstancias que nos rodean y que se escapan de nuestro control, por lo que se convierte en una corriente filosófica terapéutica. Un estoico nunca se queja de su situación o deja que sus sentimientos nublen su mente y su razón. Un estoico permanece sereno en todas las circunstancias. En la medida en que algo no depende de nosotros, no sirven las lamentaciones ya que no conseguiremos nada con ello para cambiar las cosas. Lo que pasó ya pasó y no hay nada que pueda remediarlo. Según la lógica estoica tenemos que superar esa tristeza.
En resumen, toda la ética estoica se fundamenta en el buen uso de la razón, que debe permitirnos controlar nuestros pensamientos y estado de ánimo, en todas las circunstancias (por negativas que puedan ser) y focalizarnos en nuestros objetivos vitales. El concepto actual de la resiliencia es una herramienta del estoico.
Y ahora viene el momento de referirnos a la segunda parte de la reflexión, de la presente columna, que es la de ver el potencial neutralizador de los problemas vitales que tiene el ser humano ante lo que se ha venido en denominar el Nuevo Orden Mundial.
Sin pretender agotar el tema, ni ser absolutamente exhaustivos, a nivel de sus efectos en la vida del ser humano el Nuevo Orden Mundial está caracterizado (de manera sintética) por los siguientes rasgos básicos:
1º-Cambios constantes, en todos los aspectos de la sociedad y de la vida.
2º-La imposibilidad o la dificultad de hacer planes a largo plazo (como consecuencia del punto anterior).
3º-La necesidad de estar en constante estado de alerta, ante cualquier cambio o circunstancia que afecte a nuestra subsistencia y estilo de vida.
4º-El aumento de la sensación de estrés, unida a la sensación de que nada se mantiene estático.
Si os soy totalmente sincero, desconozco si algún escritor o intelectual ha reparado en la total vigencia y utilidad que tiene la filosofía estoica en el contexto (social, económico, político y de todo orden) que vivimos.
Creo que no es necesario que contraste (uno a uno) los principios enumerados del estoicismo, y los relacione con los rasgos básicos que acabo de referir sobre los efectos del Nuevo Orden Mundial, para percatarse de que dicha escuela filosófica es el remedio o el antídoto más eficaz del que dispone la humanidad para enfrentarse a los retos de la realidad actual.
Deseo finalizar con una recomendación personal a modo de receta médica. Con todo, aunque soy doctor (en Historia), recuerden que no soy médico y ni tan siquiera filósofo titulado (así que no me hago cargo de si mi receta funciona o no). A pesar de ello, tengo la convicción de que tendrá efectos positivos en sus vidas. En primer lugar, reflexionen y relativicen todo lo que acontece en su día a día y, en segundo lugar, prioricen lo que realmente es importante. Una vez llegado a este punto cultiven la virtud de la prudencia y la sabiduría. Por ese camino tendrán una vida más pacífica y un paso garantizado para estar más cerca de la verdadera Felicidad.