Estaba en el ayuntamiento, donde teóricamente administran la ciudad. Estuve allí por una banalidad administrativa. En resumen: los funcionarios tienen a su disposición el último modelo de tecnología más reciente -teléfonos y computadoras-, con todas las plataformas del momento. La oficina, sin embargo, no tiene teléfono para atender a los contribuyentes.
Elegí este caso porque puedo mostrarle la correspondencia enviada a los responsables. Si tratamos de establecer una jerarquía corta de obligaciones o deberes, nos daremos cuenta que el caso del ayuntamiento está en última posición. El 911 o algo similar no existe en Haití. Sin embargo, los edificios son visiblemente más cómodos. Pero, el servicio luce una calidad criticable. Gran parte del personal de la administración pública actual ha obtenido sin duda mejores resultados educativos que la generación anterior. Eso es lo que entendemos al escuchar los títulos… Evidentemente «del dicho al hecho, gran trecho hay…»
El ciudadano no es la única víctima de las disfunciones. Entre los organismos oficiales, existe el más catastrófico desorden. Como resultado de dicho desorden, cada institución tiene sus propias estadísticas; las cuales nunca coinciden con las de las entidades internacionales.
A mediados de diciembre, descubrí que mi contador de agua contenía cal. De conformidad con las disposiciones vigentes, me presenté en la oficina de Puerto Príncipe de la compañía, que se encuentra a menos de un kilómetro de mi residencia. El documento de reclamación está bien registrado; el jefe del equipo técnico y su superior jerárquico están bien informados sobre la situación. Me prometieron que todo se haría inmediatamente. Después de un mes de repetidos recordatorios telefónicos, nada se ha hecho todavía…
Creo haber dicho ya que desde hace años nuestros bancos regalan calendarios a escondidas a unos pocos clientes. Siempre es instructivo constatar que a finales del mes de enero se apresuran a distribuir la gran cantidad que quedó en sus cajas… En este país de libertadores con discursos igualitarios siempre se pregunta con la mayor preocupación ¿cómo podemos tener dueños de esclavos en cada esquina? Porque desde hace más de dos siglos Haití está gobernada por dueños de esclavos.
Dos días después de la llegada del presidente Trump y su programa para expulsar a buena parte de los ciudadanos de otros lugares que creían en el sueño americano, me pregunto cómo las autoridades haitianas van a recibir a aquellos que desembarcarán en grandes cantidades. Teniendo en cuenta que prácticamente no sabemos nada, desde el punto de vista institucional, sobre las recientes deportaciones. ¿Cuando tendremos una entidad seria que se ocupe de esta nueva realidad, más bien antigua…?