El e-commerce es regulado en nuestro país por medio de la Ley sobre Comercio Electrónico, Documentos y Firma Digital No. 126-02, la cual establece el manejo de la documentación digital o mensaje de datos, siendo el Instituto Dominicano de Telecomunicaciones (INDOTEL) el encargado de velar por el fiel cumplimiento de esta legislación.
Según PWC en su informe de tendencias del Comercio Electrónico en Centroamérica y República Dominicana, esta ley define la firma digital como el valor numérico que se adhiere a un mensaje de datos el cual es verificable y se puede comprobar que pertenece únicamente al suscriptor.
La firma digital se encuentra dentro de un determinado certificado digital emitido por una entidad de certificación, en consecuencia, no se negará admisibilidad a los documentos digitales los cuales tendrán la misma fuerza probatoria otorgada a los actos bajo firma privada según establece el Código Civil y el Código de Procedimiento Civil.
En materia de tributación, los contribuyentes que realicen transferencia de bienes, entrega en uso o prestaciones de servicios a título oneroso o gratuito, deben sustentar dichas transacciones mediante la emisión de facturas fiscales electrónicas y Comprobantes Fiscales Electrónicos según las disposiciones establecidas por la Dirección General de Impuestos Internos en la Norma General No. 01-2020.
Pese al avance que en su momento significó la Ley 126-02, la misma tiene un enfoque más técnico que comercial, por tanto, el diseño de la misma no produjo grandes avances por más de una década y media.
Luego de la pandemia, la aceleración de flujos globales con deja una economía digital y el subsector de comercio electrónico totalmente energizado. Los siguientes datos nacen de una solicitud realizada por el amigo Carlos Perez Tejada a quien agradezco la solicitud.
En 2022 las compras online representaron un total de 1,367 millones de Dólares en la República Dominicana
Las principales categorías de compra online son Electrónicos (48%), Moda (25%) y Cuidado personal (9.30%).
La penetración de los usuarios será del 52,6 % en 2022 y se espera que alcance el 59,6 % para 2027.
El dominicano gastó una media de US$153 dólares en 2022. Del total de transacciones en 2022, solo el 5% fue transfronterizo, mientras que el 95% restante fue local.
El 47% de las transacciones fueron con tarjeta de crédito, 22% con billeteras virtuales, 5% con transferencias bancarias y 9% con tarjetas de débito.
El 95.2% de las transacciones de comercio electrónico local en 2022, fueron realizadas por Brick & Mortars y solo un 4.8% por Brick & Clicks.
El mercado está creciendo claramente en volumetría, mientras la tasa de transacciones abarca grupos generacionales desde los 25 a los 64 años; una realidad un avanzada a la que vivimos una década atrás.
También sorprende la rápida adopción de las billeteras digitales y neobancos en la mezcla de pagos. a su vez, las transacciones móviles son una realidad contundente con un 43% de participación en 2022.
¿Qué necesita el sector ahora? a) Legitimar firmas digitales y electrónicas. b) Dar formalidad a los documentos digitales. c) Catalizar la adopción tecnológica y permitir el derecho de selección de las herramientas. d) Eliminar el rechazo de las autoridades a los documentos electrónicos por el hecho de estar contenidos en un sistema electrónico determinado.
El comercio electrónico como parte de la economía digital es un motor de cambio fehaciente. Solo nos falta más conexión a la base de la pirámide, ya que de las cifras alcanzadas sobre el 52.6% participa.
Existe una brecha del más del 30% entre los usuarios conectados reportados por las autoridades y aquellos que Tabuga identifica que transaccionan diariamente. Ahí está nuestro reto como país.