
Hoy voy a ser un poco “egoísto” (como manda el protocolo de género de las feministas a ultranza), ya que aunque el show es de mi hermana Mukien Adriana en su enésimo libro, me voy a concentrar en un detalle nimio: la foto de la portada. Viene al caso porque me sorprendió cuando me llegó la invitación a la puesta en circulación del segundo tomo de “La Migración China en la República Dominicana” ya que el primero es de la autoría de José Chez Checo que abarca desde la llegada de los primeros chinos documentada en 1862 hasta 1961, por lo que a Mukien Adriana le tocó el período cuando estaban ya los “chinos de Bonao” (primos nuestros, por cierto) y los completa hasta casi hoy, el año de 2018.
Viene al caso que dicha publicación lleva en su portada una foto, ¡Oh, sorpresa!, del núcleo señorial de la familia Sang tomada en 1948, en ocasión del nacimiento del retoño en el regazo de doña Ana Ben de Sang, por lo tanto, mi reacción fue denunciar que ese chinito de la foto ¡soy yo!
En un extremo al lado de mi madre, se encuentra Peng Kuen, aplatanado como Alfredo, el que por varias décadas regentó ese ícono santiaguense casi como el Monumento, que es el Restaurant Pez Dorado. Migrante con diecisiete años llega a Santiago, luego de que su padre Arturo vino unos cuantos años antes a dirigir una granja avícola en Pastor, Bella Vista en las instalaciones de lo que fue el Shangri-La, famosa “sala de bailes” de los años cincuenta (para el recuerdo de los viejos santiagueros). Con el primo Alfredo, compartí mi habitación en nuestra no tan solariega casa que tenía el clan Sang Ben en la santiaguísima calle del “pantalón” que formaba la Máximo Gómez con Eladio Victoria. Recuerdos, más recuerdos…
Evidentemente que todos adivinaron la prestancia de los cabezas: el hermano mayor Arturo Chang Lion y el hermano menor Miguel Chang Hou. Sentadas en el centro, la matrona mayor, Liang Niu Julia Ho– “Aguian”, la abuela, la madre de los hijos a su espalda– que está a la diestra del abuelo Pa Yen aplatanado como Miguel. Él fue el primero que migró de los Sang, luego de una estancia en Cuba, allá por el año mil novecientos veintinueve.
La señora al extremo es la tía (“Padiong”), Pick Lain Lily Leon, esposa de Arturo y madre de Alfredo, ya señalado, junto a sus hermanas que vinieron a nuestro país pero hoy radican en La Florida: Suk Gui, de pie, y Mu Sien, la recostada sobre el abuelo y al lado de su madre.

Solamente con hacer este ejercicio de reconstrucción de las raíces familiares, mi hermana Muyien y yo consideramos que le hemos rendido el homenaje que la tradición china impone a los descendientes hagamos a la longevidad de los ancestros. Mukien Adriana eleva el nivel y el alcance de este homenaje a toda la colonia domínico-china con el segundo tomo de “La Migración China en la República Dominicana”.
La tradición mantiene la creencia de que nuestros familiares difuntos viven a nuestro alrededor y como tienen necesidad de alimentos se les honra montando un pequeño altar con su foto, incienso y naranjas que se dejan descomponer porque es “propiedad de ellos”, nuestros antecesores.
Para aprovechar la ocasión, les reitero que la invitación también vale para todos y asistamos el 19 de abril a las 6:00 PM en el auditorio de la Pontificia Universidad Católica Madre Maestra a este proyecto patrocinado por Connected World y el Instituto Nacional de Migración de República Dominicana. Deseo escuchar la presentación de mi profesor de historia, Dr. Frank Moya Pons. ¡Nos vemos el 19, si los astros así lo disponen! Así conoceremos más detalles de los chinos en Dominicana…