¿DÓNDE ESTÁN LAS ESTRELLAS?
Muchos recordaran en su infancia o viajes de paseo el impresionante paisaje celeste donde no cabía un alfiler entre tantas estrellas. Hasta hace poco tiempo en los pueblos y campos todavía se podía apreciar este espectáculo.
Hoy da brega encontrar un lugar que realmente valga la pena pues debido en parte al crecimiento de las áreas urbanas y la expansión de la infraestructura de iluminación sin una consideración adecuada del impacto ambiental han resultado en la contaminación lumínica.
La mala planificación, la falta de apagado nocturno, el mal diseño de alumbrado externo, la mala selección de luminarias, el bombardeo de cañones láser y luces de espectáculos incluso en áreas protegidas, los edificios cubiertos de cristales reflectores, letreros de anuncios y exceso luces para decoración, sumado a las crecientes olas de polvo Sahariano han ocultado el firmamento.
BIENESTAR CONSIDERANDO LA ÉTICA AMBIENTAL EN DESARROLLO
La presión y los estereotipos sociales nos obligan a cumplir ciertas metas para lograr el anhelado bienestar económico que históricamente se promueve como factor de felicidad aunque año tras año se retrasa o simplemente nunca llega.
Al día de hoy nos cuestionamos si efectivamente la felicidad basada en estereotipos culturales va de la mano con el progreso, por esto no es sorpresa la creciente popularidad del cuestionamiento de esta premisa y la cantidad de discursos que en la búsqueda incesante dentro de infinidad de contextos nombran múltiples vías para alcanzar el preciado estado, sea en el consumo de diversos tipos de experiencias que van desde lo espiritual, religioso o un hedonismo más consciente que no deja de ser ajeno al consumismo.
Como reza Ricardo Guzmán Díaz, en su ensayo «Ética ambiental y desarrollo: participación democrática para una sociedad sostenible».
«Nos encontramos en una encrucijada ante la crisis de la concepción que como seres humanos tenemos. Pero la indiscutible simbiosis con el medio ambiente nos obliga a buscar la manera de rescatar nuestros recursos naturales o minimizar los daños que todo crecimiento conlleva bajo el término acuñado de “sostenibilidad».
Lamentablemente la agenda ecológica está secuestrada, secuestrada por la inmediatez, donde aun con las mejores intenciones se toman decisiones sin estudios que a la corta salen peores que el problema a corregir.
Estamos viviendo una época de grandes retos a nivel mundial. Con el acceso al internet ha surgido una nueva sociedad global que, basada en las tecnologías de la información y las comunicaciones, abre posibilidades de desarrollo infinitas. Sin embargo, al mismo tiempo nos encontramos ante una doble crisis, una de carácter medioambiental y otra relativa a la concepción que tenemos de nosotros mismos como seres humanos.
Bajo estos argumentos en necesario cuestionarnos y replantear el tema de desarrollo no solo en el sentido económico, sino en el sentido humano más pleno. Por esto, saco al tapete el tema de la contaminación lumínica, desconocido por gran mayoría en el mundo y tabú para los que manejan el poder ya que en sus conceptos arcaicos, las ciudades y pueblos muy iluminados son sinónimos de desarrollo y bienestar.
CONTAMINACIÓN LUMÍNICA
Llamamos contaminación lumínica al resplandor de luz en el cielo nocturno producido por la reflexión y difusión de luz artificial en los gases y en las partículas del aire por el uso de luminarias inadecuadas, mal colocadas y/o excesos de iluminación.
Múltiples estudios (springer.org, ama-assn.org ) confirman los efectos dañinos que este exceso de luz tiene en las zonas urbanas, rurales y la naturaleza. Afectando no solo la salud sino el consumo/gasto energético, y la seguridad ciudadana.
La elevada exposición nocturna a fuentes luminosas genera cansancio, nerviosismo y puede ocasionar trastornos del estado de ánimo como depresión, al perturbar el ciclo luz-oscuridad y así el ciclo circadiano.
La vida silvestre, también se ve afectada por la contaminación lumínica, pero en mayor escala, por mencionar un ejemplo, las bandadas de aves migratorias usan la Vía Láctea para orientarse, por lo que esto las desorienta. Además, la contaminación lumínica no solo afecta la naturaleza sino que contribuye a un enorme desperdicio de energía.
Ya no hay tiempo para conocer todo el impacto negativo del desperdicio de energía en forma de luz, por lo que se deben tomar medidas consensuadas basadas en estudios con universidades a la cabeza y el auspicio de los gobiernos.
Es necesario, conocer y entender la responsabilidad ambiental que se requiere para un uso eficiente de la energía y la conservación. Saber que con luz natural la humanidad navegó los mares, llegamos a la Luna y descubrimos los elementos del universo de los cuales los humanos estamos hechos pero hoy necesitamos otros elementos que bien utilizados el costo daño/beneficio seria mínimo.
ORGANIZACIONES SIN FINES DE LUCRO COMO DARKSKY INTERNATIONAL MENCIONAN CINCO PRINCIPIOS BÁSICOS A CONSIDERAR:
1. Utiliza luz artificial solo donde se necesite, solo en la cantidad que se necesite.
2. Dirige la luz donde se necesite protegiendo de no tener pérdidas de iluminación al infinito.
3 Utiliza el nivel de luz requerido, más iluminación de la cuenta además del desperdicio está comprobado que no induce a la baja de criminalidad sino a una falsa sensación de seguridad.
4. Controla el uso de iluminación, sea con sensores, dimmers o temporizadores.
5. Utiliza luz caliente en vez de luces frías (azules), dado que la longitudes de ondas del azul/violeta penetran más que todas y el desperdicio es mayor.
Este problema nos atañe a todos, no hay un grupo exclusivamente culpable. Todos debemos adquirir conciencia de que las formas en que evitamos la oscuridad también pueden tener efectos perjudiciales.