1.- Las épocas, períodos generalmente prolongados en el desarrollo de la sociedad, se caracterizan por acontecimientos de significación que presentan rasgos específicos que marcan el proceder de una generación de mujeres y hombres.

2.- No depende de una persona gustarle portarse bien o mal. Su manera de obrar responde a una conducta predominante en determinado ciclo del desarrollo de la sociedad donde vive.

3.- La mujer y el hombre dominicano de hoy reaccionan diferente a cómo se comportaban sus iguales de otras épocas y ante idénticos fenómenos sociales.

4.- La manera como está constituida la persona sirve para explicar su catadura, la pasta de la cual está hecha, su carácter, su modo de ser.

5.- La moral que aquí sirve de guía para determinar el bien y el mal es sumamente flexible, lo que hace posible actuar como a cada quien le da la gana.

6.- El momento del actual orden social dominicano es apropiado para la persona educada en la doblez sin limitación alguna.

7.- La abundancia de gente inclinada a la hipocresía, a la simulación, confirma la preeminencia de la cultura de lo falso, de lo que no es verdad, del engaño.

8.- La sociedad dominicana descansa hoy en lo que sale del alma de una persona viciada, corrompida por entero de arriba abajo, con la agravante de que actúa respondiendo a una realidad nacional.

9.- No es una casualidad el uso de la mentira, el engaño y la trampa para alcanzar cuestiones supuestamente permitidas por la ley, lo que prueba que con igual normalidad se procura lo lícito y lo ilícito.

10.- Las taras que marcan a una comunidad dañada, fruto de un régimen económico deshumanizado, están identificadas en la sociedad dominicana actual. La deformidad del medio donde estamos es ejemplo de lo que no debe ser.

11.- Cada día que transcurre, el ordenamiento económico y social del país se hace más añejo e inútil, su moral se corrompe más y el pudrimiento toca la forma sucia de actuar más sectores de la sociedad.

12.- La moral sistémica del país ha arropado a todo el cuerpo social, de ahí que la corrupción como fenómeno inherente al sistema lleve la descomposición a todas las instituciones y órganos.

13.- Lo que prueba la realidad dominicana es que estamos en una etapa política y social dañada por un régimen económico que lo único que ha hecho es perjudicar a nuestro pueblo en lo ético y moral.

14.- Las dificultades que padecemos  solamente podemos superarlas con la construcción de una nueva forma de organización social, que venga  acompañada  de una flamante moral para levantar gente buena, hecha para servir y vivir con dignidad.

15.- En la manera de comportarse la dominicana y el dominicano de ahora, ha ejercido influencia la época y la descomposición de la sociedad, caracterizada esta por el dominio de una moral propia de un sistema social en decadencia.

16.- Nuestro país está falto de ese ser humano que cause admiración por su correcto comportamiento, que sirva de modelo a sus connacionales por ajustar sus actos públicos y privados al buen actuar.