1.- Al momento de un espectador de televisión colocarse frente a su televisor, a presenciar una conversación entre un periodista y un político candidato, al concluir la misma se supone que el oyente queda algo orientado.
2.- Pero en el ambiente dominicano, lo que ocurre es que la generalidad de las veces se da una especie de diálogo adecuado a lo que conviene al aspirante al cargo electivo.
3.- El politiquero que busca embaucar a electoras y electores, encuentra en los medios de comunicación a sus mejores aliados en la búsqueda de votos, para tomar al que sufraga como tonto útil. Muchos periodistas actúan como agentes de promoción electorera.
4.- Por lo general, aquel que tiene la oportunidad de ser testigo de la conversación entre un negociante de la política y un comunicador, es un encuentro para promocionar al entrevistado.
5.- Las preguntas al candidato giran alrededor de lo que a él le es favorable; acondicionadas, que bien encajan a sus aspiraciones. Nunca estarán fuera de lo que se ajusta a sus pretensiones.
6.- Siempre se busca que el politiquero aspirante se sienta a gusto con las preguntas, que esté cómodo, que la respuesta a dar la tenga a flor de labios. En sí, lo que se quiere es que ese candidato profesional del negocio político, no esté fastidiado, que no salga agobiado de la entrevista.
7.- Nunca, imposible preguntarle a un aspirante a regidor, senador o diputado, desde cuándo es su deseo de luchar por su comunidad, qué le impulsa a querer estar en el cargo electivo, en fin, cuál es su proyecto favorable al pueblo.
8.- Es posible pensar que está prohibido que un periodista pregunte al que aspira a ser favorecido con el voto popular, ¿cuál es su historial como luchador social, comunitario, gremial, sindical o estudiantil?
9.- Ante un pueblo golpeado por un sistema social despiadado, resulta fácil, es como un juego de niños, un paseo, postularse y a la vez encontrar un campo propicio para sin ningún esfuerzo llegar a ocupar una posición en el ámbito eleccionario.
10.- Para defender con seriedad las libertades y derechos de un pueblo atrapado por un régimen económico opresor, no basta en la persona del que se postula, la bonita elocuencia, brillante expresividad y elegante fluidez.
11.- Se requiere sensibilidad, sentido de responsabilidad, coherencia entre prédica y práctica social. El luchador por el pueblo debe estar probado en la brega permanente por las causas justas.
12.- En el país nuestro, engancharse a político no pasa de ser una pose. Encadenarse a un grupo, con sentido de la oportunidad, no es más que puro oportunismo para satisfacer deseos, aspiraciones desmedidas a costa del erario, para recibir dinero del presupuesto nacional.
13.- El pueblo dominicano, no está mal por los muchos politiqueros, sino porque faltan mujeres y hombres que accionen en el quehacer político, por convicciones, por ideales, y no por la mercancía dinero.
14.- Esos activistas de la politiquería, que van a los diferentes programas de televisión a vender ilusiones al electorado, tienen como aliados a algunos que les cuestionan sin aclarar su conducta y las lacras del sistema.
15.- Aquel que procura obtener el favor del electorado víctima de engaños, no le conviene que le interpelen sobre su incidencia en la brega popular y ser cuestionado respecto a desde cuándo su improvisado amor por el pueblo.
16.- Los que se meten a políticos de ocasión, no se sienten bien cuando les hacen preguntas que crean conflictos al ser respondidas.