Saludos amiga, amigo.

El tiempo pasa y vamos acumulando conocimientos que debemos compartir para enriquecernos mutuamente y poder crecer en la búsqueda del Buen Vivir.

Mi experiencia de Opción Vital Vivida, me ha enseñado cómo vivir la vida propia y cómo es necesario compartir. Nos necesitamos mutuamente…

A veces, los amigos meten a uno en ciertos compromisos que “hay que echar adelante!”. Este caminar dialogando lo asumimos con libertad, con gusto y como desafío. Por ahora, el compromiso es mío; pero en el futuro también puede ser tuyo.

Le llamo así, Entre Tú y Yo, porque espero iniciar una comunicación compartida, dialogada. Yo creo que podemos enriquecernos con lo vivido y comunicarnos por este medio es la oportunidad.

Ordinariamente el lector no forma parte activa en la comunicación escrita, somos más receptores y la mayoría de las veces la tumba silencia aportes geniales que se generan al leer; y la causa de este silencio es que no aprovechamos los medios de comunicación escritos, radiales, rediles y televisivos. Especialmente, los diarios digitales, las redes sociales hacen cercano el intercambio personal y comunitario desde nuestras casas…

Ahora, el acceso a los diarios digitales, a las redes sociales nos hace presente a quienes estamos distantes y pueden alejarnos de los cercanos… Pero nuestro objetivo es que todos y todas nos acerquemos, nos conozcamos, dialoguemos para fortalecer nuestra amistad y crezcamos fortalecidos conociéndonos a partir de conocer nuestra Opción Vital Vivida sin alejarnos de los cercanos…

Este espacio personal: Entre Tú y Yo, es nuestro. Está a tu disposición. Podemos usarlo con libertad, respeto y siempre buscando enriquecernos, conociéndonos… Apoyándonos en las causas justas y las luchas comunitaria.

Nos encontraremos cada fin de semana. Así tendrás tiempo no sólo para leer, sino para reaccionar con tus comentarios.

De mi parte te digo que los temas de que conversaremos serán libre, abiertos. Preferentemente, temas de   espiritualidad personalizada; pero con raíces en la cotidianidad. Estamos acostumbrados a recordarnos de Dios cuando truena o cuando tiembla la tierra.

Como humanos tenemos dos componentes que debemos cultivar: el cuerpo y el espíritu. Ahora somos un cuerpo espiritual porque podemos cultivar la amistad y la espiritualidad.