Es muy interesante estudiar en la historia grandes acciones para el avance social a veces cargadas de las mejores intenciones, más con resultados no en pocos casos decepcionantes. Revolución Francesa, Revolución Rusa, Guerra Civil de los Estados Unidos o los cambios radicales impulsados en China y Vietnam… y al final la realidad impone un ritmo que amerita una maduración que solo el tiempo- a veces el prolongado tiempo- concede.
La Administración Científica, primero en las empresas privadas y cada día más en el Estado y las ONG, está contribuyendo para que a partir del Desarrollo Organizacional y la Gerencia se conciban, diseñen y se ejecuten transformaciones con una perspectiva de tiempo realista además y principalmente efectivas.
De ahí el gran valor de un pacto eléctrico por nueve años (¡!) y a lo cual ya mucho que el país se ha acostumbrado también en otras áreas; pero como el problema principal es “hacer que las cosas sucedan”, procede prestar la mayor atención a la ejecución efectiva, sin obviar el tiempo.
El Pacto Eléctrico (2021-2030) firmado el 21 de diciembre del año 2021 en el Palacio Nacional y disponible a solo un par de clics, obliga a varios tipos de lecturas, a lo cual invitamos: reconocerlo cual instrumento gerencial de trabajo; comprender que su ejecución es por 9 años y que aún no han transcurrido 3 años; pero procede decir que 3 años ante un compromiso de tal envergadura no puede llevar a sobreestimar las realizaciones, tampoco conducir a conformismo o justificaciones, aunque parezca intempestivo decirlo; de ahí el recordatorio en el primer párrafo sobre las lecciones de la historia universal en relación a intenciones de transformación y reales avances o resultados.
Sobre el Pacto Eléctrico (2021-2030) hay temas cruciales aún pendientes como el caso de la distribución eléctrica; pero es alentador el constatar importantes progresos en cruciales temas como la liquidación de la CDEEE; en el marco regulatorio; oferta de energía eléctrica con cada vez mayor presencia de renovables; nuevas estructuras organizacionales para funciones -entre otros- antes asumidas por la CDEEE o la creación como empresa estatal de Punta Catalina.
Proceden las indicadas lecturas del Pacto Eléctrico y así confirmar los progresos logrados en tres años, aun no cumplidos; así como la claridad en cuanto a los temas pendientes a cuyo ritmo real, al margen de ilusionismos, en seis años podría llegar a ser como lo expresa la Visión al 2030 del propio pacto (punto 2, página 6) “La República Dominicana cuenta con un servicio eléctrico universal, de calidad, eficiente, confiable, resiliente, ambiental y financieramente sostenible”… al 2030.