Desde la época del escándalo de Watergate, que cercanos colaboradores del expresidente Nixon irrumpieron en la sede central del partido demócrata con la finalidad de robar documentos, EE.UU ha acostumbrado al mundo a una serie de situaciones que comprometen la carrera política de sus participantes, lo que provoca que sus carreras politicas permanezcan en el ojo del huracán.

Y es donde se encuentran los políticos demócratas Nury Martínez, Gil Cedillo y Kevin De León por las grabaciones filtradas a la prensa sobre comentarios de carácter racistas en contra minorías negras, judías, armenios, la comunidad LGTBQ y los propios latinos. El escándalo provocó que hasta el propio presidente Biden les solicitara la renuncia.

Una situación similar se produjo con el exgobernador de Virginia, Ralph Northam, quien en sus años de estudiante se le vio con el rostro pintado de negro en el libro de honor de la facultad de medicina, siendo esta una expresión racista para la comunidad negra.

Asi, recordemos el caso del excongresista democrático Anthony Weiner acostumbrado a compartir fotografias de contenido pornográfico a mujeres. Otro bien sonado, fue el escándalo de la relación adúltera entre el Bill Clinton y una de las becarias de la casa Blanca, Monica Lewinsky, escándalo que casi le cuesta la presidencia al mandatario.

Y ni qué decir de los escándalos del presidente Donald Trump sobre relación extramatrimonial, negocios con el gobierno ruso y otros asuntos turbios. Pero no dejemos de hacer mencion de los que protagonizaron los hoy miembros de la Suprema Corte de Justicia Brett Cavanough y el juez Clarence Thomas, sobre acoso sexual.

La lista es larga y extensa, es por ello que no sorprenden estas vergonzosas acciones de los mal llamados servidores públicos de California, al ensuciar sus carreras con tan deplorables episodios.

El actual escándalo de latinos que discriminan a otras minorías, nos indica que, en el amplio espectro del concepto, hemos involucionado como sociedad. Quienes defendemos las conquistas democráticas, debemos demandar actitudes y conductas de acuerdo a este principio. Las naciones, cada vez más veremos el ausentismos como la nueva modalidad que lidere en las votaciones; para escapar del circo politicos de los candidatos y su proceder.

El comportamiento de un servidor público debe modelo de respeto, dentro y fuera de cualquier escenario y en cualquier circunstancia. Maltratar con comentarios humillantes a seres humanos, es un acto de cobardia que debe ser condenado por todos los los sectores.