Un requisito fundamental para aprovechar todo el potencial que los flujos globales digitales nos ofrecen para facilitar la vida es contar con un adecuado entendimiento de las capacidades digitales, lo cual es uno de los factores fundamentales para superar los momentos de incertidumbre global que afecta a nuestra economía.
De acuerdo con un estudio de la firma Price Waterhouse Coopers (PwC), dos de cada tres empresas en Iberoamérica se están quedando rezagadas en el proceso de digitalización y solamente el 20 por ciento de sus ingresos procede de productos y servicios digitales. A esto se suma la falta de construcción de habilidades digitales como una de las principales causas que limitan el uso de diferentes servicios digitales.
Más datos: un reporte de Economía Digital de la firma Tabuga suministra la información de que el 35.7 por ciento de la población no compra en internet por falta de habilidades o conocimientos. Tampoco hace uso generalizado de la administración electrónica por esta misma falta de habilidades o conocimientos.
En una sociedad donde la digitalización de múltiples actividades cotidianas continúa creciendo de forma imparable, la falta de formación digital puede llegar a convertirse en un factor de exclusión social. Esto se agrava si la empleabilidad de las personas depende cada vez más de su nivel de capacitación digital.
Esta es la principal motivación para proponer la formación de una red homologada de estudios digitales, en la cual las y los jóvenes dominicanos puedan avanzar en su currículo de habilidades (STEM, STEAM y digitales) a través diferentes instituciones como el INFOTEP, ITLA, IES-LHB, Centros MiPymes del MICM, CTCs y Salas Digitales del INDOTEL, solo por citar algunas.
La ardua tarea de la articulación ayudará a insertar al talento para encadenar los sectores productivos que están sufriendo una profunda revolución con la aparición de la Industria 4.0, considerada por expertos como “la base de la economía digital”.
Es imperante la colaboración de actores digitales de los ecosistemas y plataformas que generan ingresos digitales en el país. Por esta razón -en alianza con la Cámara TIC, Fedocámaras y la Cámara de Comercio y Producción De la Vega- lanzamos en 2017 la Ruta de Transformación Digital, un programa itinerante de conocimiento homologado sobre el mundo digital y los flujos globales a los que se enfrentarían los dominicanos.
Hasta la fecha esta Ruta alcanzó a 800 negocios que conocieron herramientas transformadoras de bajo costo y a 2 mil 300 profesionales sensibilizados en construcción de capacidades digitales en quince escenarios locales e internacionales.
Los jóvenes centennials y las generaciones que les sucederán deben conocer cómo generar o conectarse a las fuentes de dividendos digitales que operan y explotan la economía digital en territorio dominicano –recuerden que esta representa el 5.85 por ciento del Producto Interno Bruto del país.
Esta capacitación digital no debe ser solo técnica sino también debe ser trasladada a las disciplinas humanísticas y a fomentar una actitud creativa, porque esta integración de conocimientos y habilidades será imprescindible para afrontar los empleos del futuro.
El dominicano del siglo XXI debe integrar las ciencias y las tecnologías con una visión humanista que le permita desarrollar una comprensión integral del mundo. En un futuro marcado por la automatización, la inteligencia artificial y la robotización, el humanismo y las artes serán piezas fundamentales que nos diferenciarán de las máquinas.
La firma Burning Glass Technologies afirma que, en el caso de los empleos híbridos (aquellos que requieren múltiples tipos de competencias) solo serán afectados en 12 por ciento por la automatización.
Visto este panorama, se puede concluir que la creatividad, el pensamiento crítico, las habilidades sociales, el pensamiento emocional, el trabajo colaborativo y la capacidad de inspirar serán los factores primordiales para que el dominicano —y cualquier ciudadano del mundo, pueda mantener un empleo en este siglo XXI.