Ellis Pérez, ex secretario de Estado de Turismo, primer director de la Dirección General de Cine de nuestro País, productor de radio y televisión, entro otros no menos importantes méritos, ha sabido, con visión esclarecedora, desarrollar en el transcurso de su existencia una genuina y auténtica filosofía del éxito, gracias a la cual ha podido sortear situaciones engorrosas para  concretizar aspiraciones, sueños y propósitos.

En una ocasión, Marco Aurelio, gran pensador estoico, habría dicho, no sin razón:

“Puedes vivir siempre próspero si eres capaz también de tomar siempre la vía recta, si eres capaz de pensar y actuar con rectitud. Estas dos cosas son comunes al alma de Dios y a la del hombre…”

Tales palabras, se podría menos que decir, están impregnadas de profunda sabiduría. Ellis Pérez, de suyo, refleja con admirable ejemplaridad en la lógica del diario vivir todo el significado de dicha sabiduría. Eso no es casual: se debe, fundamentalmente, a que piensa con certeza y actúa con rectitud, sin el más mínimo delirio de grandeza banal.

En medio de imprevistos, incertidumbres y dolores trágicos de la vida, él mira y remira, sin el menor asomo de duda, la realidad más allá de sus apariencias. Justamente por eso y la vitalidad de su lucidez mental, ha podido desentrañar y comprende el sentido de todo cuanto acontece en nuestro mundo de vida.

Su vasta y variadas vivencias, colmadas de lauros inolvidables, no la conserva para sí, sino que la exterioriza, a ojos vistas, con gracia, sencillez y naturalidad, para que cualquier interesado (con sueños y deseos de superación) pudiera hacerlas suyas.

Diríase que Ellis Pérez cree en el devenir promisorio de un mundo exento de odio, egoísmo, rencor, vanidad, irracionalidad, desavenencias y arbitrariedades.

Dado que no comulga con la desazón de malos augurios, ni se distrae con espejismos escuálidos y fugases, Pérez ha trascendido sueños truncos de la razón desenfrenada y perdida, quizás para siempre, en el abismo de la nada.

Napoleón Hill considera, no sin razón, que la filosofía del éxito comprende, entre otras cosas:

  • 1- Iniciativa personal.
    2- Definición de propósito.
    3- Mente maestra.
    4- Fe aplicada.
    5- Autodisciplina.
    6- Visión crítica.
    7- Personalidad agradable y hábito de ir más allá.

Ellis Pérez encarna esas partes esenciales de la filosofía del éxito. Y lo más importante: ha dejado constancia de ellas en distintos quehaceres, en los cuales ha dado muestra de capacidad, constancia, responsabilidad y buen don de gente.

En su interesante obra autobiográfica, titulada ‘mi vida/mi legado’ Pérez escribiría en un tono puramente testimonial, matizado por la prudencia y la claridad discursiva:

“Como locutor, el tener mi propia emisora me permitiría dar rienda suelta a todas mis ideas creativas que pudieron realizarse en una emisora radial, especialmente teniendo en cuenta las experiencias acumuladas en el ambiente internacional”.

Lo expresado   goza de mucha certeza. Habría de ser así y no de otro modo, porque Pérez, con voluntad inquebrantable y visión creativa, se sobrepone a los ayeres nostálgicos, teñidos de imágenes melancólicas, amargas y evanescentes.

Con sobrada razón, Napoleón Hill expresaría valiosas palabras, que, a todas luces, pareciesen incuestionable:

“El hombre con visión creativa produce resultados en lugar de pretextos. Si comete errores, como hacemos todos, no teme aceptar su responsabilidad y jamás trata de trasladársela a un tercero. Toma decisiones con rapidez, pero las cambia igual de rápido cuando descubre que se ha equivocado. No teme a los demás, ni a los de un rango superior al suyo, ni a los de rango inferior, puesto que está en paz con su propia conciencia, es justo con sus compañeros y honesto consigo mismo”.

Lo argumentado, como se puede apreciar, refleja no poca veracidad, en tanto enfatiza la importancia de la visión creativa del sujeto dueño de sí y responsables de sus quehaceres teóricos- prácticos.

Consciente de que es así, Ellis Pérez, bien orientado por la filosofía del éxito, ha sabido, como pocos, vencer obstáculos y decepcionar, incluso, la propia decepción para dejar su impronta indeleble (llenas de méritos y nobles hazañas) en los ámbitos del turismo, la narración deportiva, la comunicación y el Cine, etc, etc… Esos y otros tantos logros, le llevarían a ser, merecidamente, auténtico paradigma a seguir tanto   por la presente como futuras generaciones.