Estudiar en Los Estados Unidos en una de las mejores universidades del mundo, es el sueño de cualquier persona cuyo objetivo sea el capitalizar logros académicos. De entrada, se evalúa entre otros aspectos, un buen GPA (Grade Point Average), así como la sumatoria de habilidades, también conocida como factores duros. Pero saber que el sistema de manera no aleatoria haya estandarizado en su criterio de elección un mecanismo de admisión para segmentos minoritario, es solo parte del problema.
Y es cuando entra la recién derogada acción afirmativa. Que no es más que un sistema de acciones federales, privadas y estatales utilizadas en el proceso de admisión estudiantil; que propician el ingreso de minorías racialmente discriminadas y desfavorecidos a los colegios y universidades. Por ello, recientemente La Corte Suprema decidió eliminar esta figura del sistema educativo; alegando que las instituciones de educación superior ya no pueden tener en cuenta la raza como base para admitir a estudiantes. Porque carece de sustento.
El fallo logra sentar un importante precedente, en una nación que históricamente ha sido de las favoritas en materia educativa. Según el Departamento de Comercio, en 2018, “la población de estudiantes extranjeros contribuyó unos $45 mil millones de dólares al país”. Es decir, que la eliminación de una figura plagada de estereotipos raciales es necesaria, en una nación con importantes programas académicos que aparentemente persiguen expandir el potencial estudiantil, fuera del origen étnico de la persona.
A pesar de que el rol de las instituciones educativas es tomar en cuenta aspectos relacionados con el conocimiento, el esfuerzo individual, las oportunidades del desarrollo humano, evaluando las diferentes formas del proceso enseñanza/aprendizaje, etc. pero esto no sucedía en la nación norteamericana; ya que se persiste un interés en matricular una cantidad de estudiantes desfavorecidos para justificar la cuota o compromiso institucional de dicho centro educativo. Siendo completamente ilegal.
Básicamente, las universidades estadounidenses reciben más estudiantes extranjeros que cualquier otra nación en el mundo y que al abolir la figura de la acción afirmativa, se están desapareciendo trabas burocráticas que colocan a los estudiantes como objetos los cuales se les hace un favor de poder pertenecer a una de las tantas universidades. Sin recordar, que ellos son una fuente importante de ingresos para la nación, cuyo valor radica en su capacidad y rendimiento académico y no en su origen étnico.
Es necesario reconocer, que la decisión de la Suprema establece un relevante precedente en materia legal, al promover mediante un fallo la eliminación de una acción discriminatoria a todas luces. Para que se tomen en cuenta aspectos ligados a la evaluación cognitiva y no al origen étnico de la persona; como mecanismo de admisión. Para que la diversidad sea el reconocimiento a la ruptura de las barreras raciales. El fallo de la máxima corte estadounidense llega en momentos donde existe una fuerte división en todas las esferas nacionales y las universidades no están exentas.
Especialmente, por la creación de pruebas estandarizadas que favorecen a estudiantes caucásicos adinerados. Que, con la eliminación de la acción afirmativa, se somete a esta nación a la realización de un profundo análisis de que de la discriminación es real y que remediar la misma, no solo basta con la eliminación de esta figura. Si no, con la creación de políticas inclusivas, administrativas orientadas a lograr una mayor diversidad. Que integren a segmentos con desventaja. Y que la selección de la cuota social de dicha institución se base en un criterio de evaluación de la persona, dentro del proceso de distribución; sin un principio de distribución particular. Sobre la igualdad o la equidad.