El economista argentino Javier Gerardo Milei nació en la Ciudad de Buenos Aires el 22 de octubre de 1970, más que un fenómeno político mediático, de masas, podría, en caso de ganar la presidencia en octubre, resultar un lamentable síndrome, para la historia republicana de la Argentina.
Esta apreciación de entrada podría parecer pesimista, sin embargo, consideramos, que lo positivo, los escenarios positivos son utópicos por necesidad, por ello se debe apostar al pesimismo, que es demasiado parecido en ocasiones a la realidad objetiva.
Javier Milei acaba de ser el más votado en las primarias PASO, primarias abiertas simultáneas y obligatorias, en las que obtuvo un 30 por ciento, con su coalición política La libertad Avanza.
Como dato interesante, Javier Milei convive con cuatro perros mastín, que son clones de un perro suyo, llamado Conan, que murió en 2017, todos, como una familia, junto a una hermana suya que actúa como médium para comunicarse con el espíritu de Conan, quien le aconsejó, según el propio Milei, de que buscara la presidencia de la Argentina. Estos datos no han sido desmentidos por el fenómeno de masas Javier Milei, quien tampoco ha mostrado un programa de gobierno, ni cuáles serían las fórmulas o recetas económicas para salvar la economía argentina.
Milei, de 52 años, es demasiado visceral, teatral, apasionado, y dramático en la exposición de su palabra política, de sus convicciones, de exhibir solamente una visión de la actualidad de la Argentina y su probable escenario inmediato y a futuro, enfocado sola y ciegamente en la economía. Dice que Argentina era el país más rico del mundo cuando no tenía Banco central, además de prometer el mercado libre de las materias primas.
Afirma que “los bancos centrales son la peor basura que existe en el mundo“, promete dolarizar la economía de su país (lo que sería eliminar la moneda nacional argentina), recortar y reducir drásticamente el tamaño del Estado, suprimiendo ministerios.
Otra promesa Milei es convertir el estado y el gobierno en una “minarquia“, es decir un estado y gobierno bien pequeños y privatizar prácticamente todos los servicios y patrimonios económicos estatales.
Acaba de rechazar abiertamente, en un lenguaje poco diplomático, a la “China asesina “, según declaraciones recientes a la revista Bloomberg.
China es actualmente, por acuerdos con Alberto Fernández, el segundo mayor comprador de las exportaciones de Argentina. El gigante asiático se abastece con una línea crucial de más de 18,000 millones de dólares de productos argentinos, según los datos de la balanza de comercio exterior entre los dos países. Además, China tiene una base militar en Argentina y está construyendo una planta nuclear y dos presas gemelas en la Patagonia.
En palabras sencillas, en un eventual gobierno de Javier Milei, Argentina estaría en manos de la alineación geopolítica de la anglo esfera, la Reserva Federal esa gran impresora de dinero inorgánico de los Estados Unidos, el FMI, y corporaciones como Standard and Poors, de las que su propuesta futura Canciller, Diana Mondino, fue directora regional para la Argentina.
Para la prestigiosa revista Bloomberg, en las primarias PASO 2023 el gran vencedor geopolítico con el triunfo de Milei y su posible elección presidencial es Estados Unidos.
Según analistas, este fenómeno de masas que podría llegar a la Casa Rosada es financiado por corporaciones británicas, en su interés de mantener el control de las Islas Malvinas y tener acceso asegurado, para la anglo esfera, su acceso, dominio y control sobre el Océano Antártico, debido a su gran importancia estratégica como gran fuente de commodities.
La gran pregunta es cómo Argentina ha llegado hasta aquí, hasta este punto tan bajo, herida su economía con más de un 116 por ciento de inflación, las fuerzas armadas prácticamente desmanteladas, la producción nacional deprimida y poco dinámica, pese a que hace décadas fue una gran potencia exportadora de granos y cárnicos.
El hecho del impacto demoledor sobre las masas de Javier Milei en los medios, su pelo revuelto, lo apodan el peluca, sus propuestas de impartir lecciones de sexo tántrico, su cohabitación con sus tres perros, todos con nombres de economistas neoliberales, y su figura de roquero y antisistema, todo, puede ser un montaje con resultados dolorosos y tal vez desgarradores para la República Argentina, país sobre el que se ha desarrollado y montado una agenda, sin importar el presidente, ni los colores, ni las siglas de los particos, para acabar con el país.
Es muy probable que la era de desesperación económica, tras una serie de gobiernos vergüenza, como el de Carlos Saúl Menen y su ministro de Economía, Domingo Cavallo, muy admirado abiertamente por Milei, los desastres de los Kirchner (Ernesto, Cristina), de Macri y del actual Alberto Fernández, sea la génesis que impulse, como aparente tabla de salvación, a Javier Milei ante la desoladora situación económica e institucional de la Argentina, que podría terminar aún peor de lo que está.
Una nación que era la quinta potencia mundial a hace cien años, Milei declara que, de llegar a la presidencia, se saldría inmediatamente del Mercosur, donde reina el Brasil de Lula. Milei tomaría esa decisión pese a que Argentina espera abrir membresía en el Grupo BRICS, en su cumbre anual, en este caso en Johannesburgo, Sudáfrica, del 22 hasta el día 24. Durante esa cumbre del BRICS la hegemonía del dólar no terminará, pero sí recibirá un duro golpe con la puesta en circulación del Bricscoin, una nueva moneda digital y en efectivo, para sustituir las operaciones en dólares, de los estados miembros de este grupo geopolítico, creado en 2005 y que representa más de cuarto del PIB mundial.
Una cosa es la realidad y otra, muy diferente, la virtualidad construida por los medios, por ello no debemos hacernos grandes expectativas con las fórmulas económicas fantasmagóricas, de este confeso hijo de la escuela austriaca de la economía. Por cierto que, economistas del pensamiento austríaco, precisamente, no aprueban estas alocadas teorías seudo económicas de Javier Milei.
La realidad es la realidad, y la economía es realidad y tiene leyes invariables a lo largo de la historia y métodos comprobables. Los indicadores irán diciendo, y marcando, si este fenómeno de masas, con pinta de roquero y pelo abundante y rebelde, tiene razón o no.