El chisme ha existido desde que el ser humano vive en sociedad como animal político. Desde ese entonces la vida humana ha transcurrido entre chismes.
La Real Academia Española (RAE) tiene dos significados de la palabra chisme. El primero se refiere a una noticia verdadera o falsa. Mientras que el segundo se refiere a baratija o trasto pequeño.
En términos generales podemos definirlos como rumores en los cuales se habla de una persona que está ausente en el momento que se da la información. En ese sentido, el objetivo del chisme es difamar o hablar mal de la persona aludida. Asimismo, presenta información que no ha sido comprobada y corroborada. Es por ello que, generalmente, la información puede estar basada de hechos reales que son exagerados o distorsionados.
A la gente le encanta el chisme. Es una de las razones por las cuales, en la década de 1960, el National Enquirer cambió los titulares sangrientos y horripilantes por los que eran conocidos por primicias y escándalos de celebridades. El cambio le dio al tabloide acceso a las filas de pago de los supermercados y a las "mentes inquisitivas" en ellas.
Los científicos sociales han descubierto que todos estamos programados para prestar atención a los chismes y participar en ellos. De hecho, es una adaptación evolutiva: echar chisme se ha convertido en la naturaleza humana.
Cada día son más y cada día el mercado los cuida más y piensa más en ellos. Los medios de comunicación compiten en ofrecer contenidos pensados para una gente que no lee, que no entiende, que pasa de la cultura, que quiere que la diviertan o que la distraigan, aunque sea con los más sucios chismes.
Todo este preámbulo viene a colación por lo sucedido con el cuadrangular 700 de Albert Pujols y el jabón en la sopa que supuso una foto de la hija de Leonel Fernández diciéndole te amo y llamándole por el apodo de Tito.
Todo iba muy bien desde que el viernes en la noche Albert Pujols llega a la meta que todo el pueblo dominicano estaba esperando. Me desperté en la mañana del sábado con esa gran noticia y comencé a investigar por todos los medios las noticias que iban apareciendo.
Pero la alegría en casa de pobre (en este caso) dura poco pues tuvo que aparecer el aguafiestas de Nicol Fernández (hija del expresidente Leonel Fernández) a echarle el jabón al sancocho porque después de su inoportuna fotografía y su desacertado mensaje todo cambió.
Las redes se inundaron de expertos en teorías conspirativas y aparecieron los que descubrieron el aceite en polvo al relacionar el lanzamiento de la primera bola por Leonel Fernández en un juego de San Luis invitado por Albert Pujols.
Si alguien tenía alguna duda de lo que un chisme era capaz de provocar supongo que las habrá despejado todas porque al menos en nuestro país bastó una simple foto acompañada de un te amo para pulverizar un regocijo nacional de connotación mundial. Así andamos.