1.- ¿Qué puede llevar a la generalidad de los miembros de una comunidad humana a cambiar su proceder de actuar con fervor, a comportarse apáticos, inactivos?

2.- En tiempos pasados, hace unos 40 años, nuestro país siempre estaba en el centro de las grandes movilizaciones  de protestas o solidaridad que se daban a nivel mundial.

3.- Cualquier hecho que ocurría en el planeta tierra y fuera motivo de indignación o rechazo, de inmediato  las fuerzas democráticas dominicanas se ponían en tensión.

4.- En la República Dominicana se mantenía armado de dinamismo todo un conjunto de mujeres y hombres listos para accionar desde los diferentes organismos de solidaridad existentes.

5.- Aquella fue la época del surgimiento del Comité Amigos de Cuba, de solidaridad con Haití, Puerto Rico, Nicaragua, El Salvador, Vietnam, por la paz, contra la carrera armamentista y otros.

6.- Los periódicos y otros medios de comunicación  nacionales de seguro conservan en sus archivos las jornadas, el trayecto recorrido por los activistas que de manera firme ponían de manifiesto su vocación a las causas humanistas.

7.- Entonces, ¿qué ha pasado, que ya no se siente en el ambiente dominicano, en la plaza pública, en las páginas de los periódicos, el sentir, la expresión de apoyo, o de condena a la acción odiosa.

8.- Una de dos: desapareció el material humano artífice de las grandes batallas solidarias, o ya no están presentes las causas que en un pasado reciente motivaron indignación.

9.- Hoy, al igual que ayer, existen más que justos alicientes para mantenerse incentivado y con fundamento movilizado, levantando reclamos.

10.- Cómo estar quieto en la etapa actual, cuando la independencia y la soberanía de nuestro pueblo no son más que simples pantomimas, puras mojigangas.

11.- Lo que estamos presenciando es a una generación de dominicanas y dominicanos que prefieren andar detrás del dinero fácil, que movilizados e indignados por la actitud de entrega del gobierno al de Estados Unidos.

12.- Esa ciudadana o ese ciudadano que no se molesta  al ver a su gobierno entregado en cuerpo y alma a la administración de turno en Washington, es el mismo que poco le importa que la mayoría del pueblo dominicano sea víctima de la desigualdad, que permanezca arrastrado de pobreza o que muera de hambre.

13.- Desapareció aquel tiempo cuando el dominicano se irritaba, se montaba en cólera y se sentía sacado de quicio por tener un presidente sumiso a Estados Unidos.

14.- El enojo, la rabia, el justo enfado al comprobar que el país es una bacinilla de los monopolios estadounidenses, eso ya no cuenta, da un bledo, un comino, un pito.

15.- En estos últimos días, cuando a nivel internacional estamos  como un apéndice de la política exterior de Estados Unidos, sería bueno saber cuántos dominicanos y dominicanas están orgullosos de ser poca cosa en el concierto de naciones.

16.- Lo que se está comprobando es que el patriotismo dominicano está en decadencia, tan reducido que el menguamiento lo llevará a extinguirse, a morir por falta de aliento.