El estudio de los asuntos internacionales se puede abordar desde diferentes aspectos como la forma en que los países proyectan su poder e influencia. En palabras del politólogo Joseph Nye, poder es la capacidad de afectar a los demás para obtener el resultado que deseamos; se puede lograr mediante el pago, la atracción o la coerción (J. Nye, Soft Power: the Origins and Political Progress of a Concept). El poder se refleja en las capacidades militares y los medios económicos (coerción y pago); también puede reflejarse en la capacidad de atracción, categoría más discutible que implica la diplomacia del poder blando.
A lo largo de la historia la humanidad se ha enfrentado a retos como guerras, hambrunas, desastres naturales, pandemias globales, con diferentes consecuencias según la época y la parte del mundo en la que vivamos.
El orden mundial actual fue consecuencia de un conflicto iniciado en Europa, la posguerra generó una dinámica que a partir de 1945 ha significado un esfuerzo coordinado para enfrentar los retos globales, la creación de organizaciones internacionales es un reflejo de la voluntad de armonizar el bien común con los intereses particulares, dentro de ese enfoque la toma de decisiones es proporcional al nivel de poder e influencia de las naciones.
En la actualidad un reto común a todos los países es la lucha contra el cambio climático.
El cambio climático: Dónde estamos, hacia dónde vamos
Desde la Revolución Industrial la temperatura global ha aumentado casi 1˚ grado centígrado por año, la recomendación de los científicos es que se mantenga en 1,5˚ grados a finales de 2040 lo que supone una reducción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero que se producen principalmente por la quema de combustibles fósiles.
La vulnerabilidad de los ecosistemas y de las personas al cambio climático difiere sustancialmente entre las regiones y dentro de ellas, impulsada por los patrones de intersección del desarrollo socioeconómico, el uso insostenible de los océanos y de la tierra, la marginación por desigualdad, los patrones históricos y actuales de iniquidad como el colonialismo, y la gobernanza. Aproximadamente entre 3.300 y 6.300 millones de personas viven en contextos muy vulnerables al cambio climático (IPPCC, Climate Change Impact 2022, p.13).
Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero implica una transición energética que requiere inversión en nuevas tecnologías para que las energías renovables sean rentables frente al costo de los combustibles fósiles.
Diplomacia climática y poder blando
A nivel multilateral los gobiernos han acordado documentos legales no vinculantes con promesas y compromisos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, se establece una dinámica diplomática en las reuniones de la COOP donde las naciones negocian y acuerdan acciones para luchar contra el cambio climático, en la COOP26 en Glasgow se logró una promesa de más ayuda para los países en desarrollo.
Los compromisos necesarios para alcanzar la neutralidad climática necesitarán un esfuerzo diplomático que tendrá consecuencias geopolíticas debido a lo que Thomas Friedman llama la Primera Ley de la Petropolítica: el precio del petróleo y el ritmo de la libertad se mueven en direcciones opuestas en los estados que dependen en gran medida de las exportaciones de petróleo para sus ingresos y tienen instituciones débiles o gobiernos abiertamente autoritarios (Freidman, NYtimes, 15 de abril de 2007, The Power of Green).
El argumento a favor de la acción climática puede hacerse en prosa elegante porque da cuenta de una vida sostenible para un futuro mejor y del poder de la innovación tecnológica para luchar contra los grilletes del autoritarismo, el argumento en contra de la acción climática se hace con un lenguaje cínico porque refleja la protección de intereses económicos creados, en 2010 think tanks conservadores apoyaron la publicación de 108 libros de negación del cambio climático escritos por autores autoeditados sin formación científica (Climate Change Denial Books and Conservative Think Tanks: Exploring the connection, Riley E. Dunlap y Peter J. Jaques).
El argumento a favor de un pacto verde global está tomando cuerpo en círculos políticos y académicos, el Panel Internacional sobre el Cambio Climático de la ONU ha establecido un objetivo de 1,5 grados de temperatura media máxima global a partir de 2100, para alcanzarlo las emisiones tendrán que caer hasta un 45% en 2030 y llegar a cero en 2050, las acciones requeridas crearan oportunidades de trabajo en el área de energías renovables y adaptación de infraestructuras, según el economista Robert Pollin la financiación requerida será de aproximadamente el 2,5% del PIB mundial anual (Climate Crisis and a Global Green Deal, por Noam Chomsky y Robert Pollin). Hasta ahora las propuestas abundan, el problema sigue siendo la implementación, la Unión Europea ha tomado la delantera con un pacto verde amplio y audaz.
El Pacto Verde Europeo
El Pacto Verde Europeo tiene muchos aspectos innovadores que incluyen disposiciones para una agricultura más sostenible, la adaptación de la infraestructura para el consumo de energía sostenible, la economía circular para disminuir el potencial de emisión de la sobreproducción, las tecnologías verdes y un mecanismo de ajuste en la frontera del carbono para reducir el riesgo de fuga y nivelar el campo de juego para las industrias europeas que han trabajado en la descarbonización de la economía.
La iniciativa se enmarca en políticas necesarias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero creando puestos de trabajo y reduciendo la dependencia energética de Europa, los efectos sobre las economías de otros países tendrán consecuencias geoeconómicas y geopolíticas.
La puesta en marcha del Pacto Verde Europeo podría servir de ejemplo para un compromiso más amplio, un Pacto Verde Global, en términos de cuota de emisiones de gases de efecto invernadero la UE representa sólo el 10% de las emisiones globales, pero junto con Estados Unidos y China asciende al 50% de las emisiones globales.
El cambio climático es uno de los temas en los que hay acuerdo entre las potencias. Aún no hay un compromiso sobre las acciones para reducir las emisiones. China ha prometido que será neutral en carbono para 2060, algunas medidas ya están establecidas en el 14º plan quinquenal establecido el año pasado. EU y la UE tienen objetivos similares para ser neutrales en carbono en 2050. La idea de que China, la Unión Europea y Estados Unidos formen un club climático y apliquen un impuesto sobre el carbono incentivará a otras naciones a reducir sus emisiones (Form a Climate Club: United States, European Union, and China. Tagliapella, Wolf, Nature Magazine, vol. 591, March 2021).
La implementación del Pacto Verde Europeo es un gran logro en la lucha contra el cambio climático y reafirma el rol principal que tiene la UE en los acontecimientos que definirán la consecución de un nuevo orden mundial.