Era fácil invertir el dinero público en los años en que todo se hacía a la medida de los intereses de funcionarios corruptos.
No había concursos ni licitaciones para las comprar de bienes y servicios ni para la construcción de obras. Estas últimas se asignaban, en su mayoría, de grado a grado y la supervisión brillaba por su ausencia, salvo raras excepciones.
Con la compra de asfalto muchos exministros del MOPC se hicieron multimillonarios.
Odebrecht fue uno de los casos más sonados de corrupción en el país, ya que esta empresa brasileña amarró contratos por miles de millones de pesos a través del Banco de Brasil. Lo hizo por igual en varios países latinoamericano donde hay muchos funcionarios y presidentes condenados por recibir sobornos.
El Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (2020-2024), en su nueva versión, ha tenido que someterse a un estricto control interno a fin de que los contratos de obras cumplan las disposiciones de la Ley de Compra y Contrataciones.
La transparencia es maravillosa, pero tiene su costo porque no es lo mismo pasar por un complejo proceso de licitación, que toma meses y a veces años, a resolver con el dedo quien se beneficia y quien no, de esos contratos.
A pesar de esas dificultadas y controles, en el 2023, el MOPC alcanzó una ejecución presupuestaria de RD$66,800 millones, de un presupuesto original de RD$49,630 millones (138%). Inclusive, del presupuesto revisado, que aumento a RD$71,774, el MOPC ejecutó el 95%, un récord histórico ya que tradicionalmente ese porcentaje no superaba el 85%.
La inversión en obras viales por contrato y/o administración fue de RD$49,200 millones, otro récord histórico. Esto no incluye las inversiones, reordenamiento del transporte, comunicación y activos fijos.
En el 2019, antes de la pandemia, la inversión en obras viales por contrato y/o administración del MOPC fue de RD$23,180 millones, con una ejecución presupuestaria de 78% de lo programado. Estamos hablando de que, en el 2023, la inversión en obras viales, más que duplicó la de hace 4 años, con todo y los obstáculos administrativos que ahora existen para garantizar la transparencia y ética gubernamental.
Otro aspecto que hay que destacar es la inversión en el reordenamiento del transporte, que alcanzó en el 2023 la suma de RD$15,800 millones, donde se destacan las nuevas rutas del metro y los teleféricos.
Aunque el cambio que se observa en el MOPC, como en otras instituciones de la administración pública, respecto a ese oscuro pasado, pueda parecer para algunos algo sin importancia, es precisamente la recompensa que el país está recibiendo de la comunidad internacional, de inversionistas extranjeros y las agencias de riesgo, por la transparencia impuesta en el quehacer público.
Es un adiós a la corrupción imperante y brutal del pasado.