A partir del siglo XVIII nuevos estudios y conocimientos acerca del arte hacen que se desarrolle la disciplina histórica y crítica de las formas artísticas en tiempo, espacio y recepción. Lo que explica que La Historia del arte en la antigüedad de J Winckelmann es el primer texto que en la modernidad se dispone a estudiar el aspecto arqueológico, histórico y filosófico del arte antiguo. (Ver. AAVV: El Entorno en la Historia, Cuadernos, Ed. Nueva Visión, Buenos Aires, No. 23, 1969); y Ernst H. Gombrich: La historia del Arte (más de veinte ediciones).

El método que parte de la observabilidad de las fuentes documentales, culturales y arqueológicas permite reconocer un nuevo campo de trabajo en los estudios humanísticos y artísticos. (Ver, en José Alcina Franchi: Arte y Antropología, Eds. Alianza Editorial, Madrid, 1988), y Julian Bell: El espejo del mundo. Una historia del arte; 2007 (2008)

En tal sentido, la historia del arte será objeto de estudio de los filósofos, sociólogos y arqueólogos alemanes del siglo XVIII, XIX y XX. Estos utilizaron un método que implica la crítica de las fuentes, la historiología, la filología, el comparatismo artístico, la culturología histórica, la arqueología material y otras disciplinas que contribuyeron al conocimiento histórico del arte de forma diversificada, lograron establecer procedimientos inductivos y documentales para el reconocimiento de las obras de arte en contexto y en comparación.

La base del método de estudio de la historia del arte es la imagen, los documentos de arte y la productividad artística. Nos referimos a una imagen sustentada por  creaciones localizables asumidas en tiempo y espacio, documentos materiales que tienen explicación en la indagatoria sobre los procesos de producción artística.

El conocimiento de una cultura de las imágenes, a través de descubrimientos geoculturales, artísticos y a través de una documentación histórica confiable hace posible el entendimiento del producto artístico en su Historia, tal y como se observa en A. Barvatov: Arte y Producción, (Eds. Alberto Corazón, Madrid, 1973); Wendy Beckett: Historia de la Pintura, Ed. Blume, Barcelona, 1995).

El estudio crítico de la historia del arte moderno se constituye por lo mismo, a partir del conocimiento de objetos y objetivos de estudios, de productos artísticos variados en una cultura donde se producen las obras de arte que nos transmiten conocimientos sobre dicha cultura.

A través de una metodología crítica multiposicional podemos conocer aspectos y hechos de un espacio artístico y de la vida cotidiana, pues el arte expresa los elementos figurativos de dicho tipo de vida y de cualquier determinación histórico-cultural. (Vid. AAVV: Mil obras para descubrir el arte, Ed. Larousse, (española), 20205 (2008).

Podemos decir que tanto el método histórico-crítico, así como la interpretación de documentos e imágenes nos permiten una respuesta de la historia del arte reconocida como práctica de producción y recepción en contexto. (Ver, Checa Cremados, F. García Felcquera, M. S. y Morán Turina: Guía para el estudio de la Historia del Arte, Ed. Càtedra, Madrid, 1992).

El historiador del arte confronta y compara diversas fuentes de estudios, a través de la indagatoria procesual y del conocimiento de las estructuras socio-artísticas. El método comparativo nos arroja luces en el conocimiento específico de la obra de arte, (su expresión artística), que puede ser conocida o reconocida a través de su expresión artística. Puede ser conocida, a través de su funcionamiento morfológico, temporal y espacial, entre muchos otros aspectos.

Mediante el método comparativo en la historia del arte moderno y contemporáneo podemos conocer civilizaciones y vidas cotidianas, a partir de materiales histórico-culturales,  artísticos y sociales.

Por ejemplo, Civilización del Egipto Antiguo y Moderno;, Culturas Visuales y Orales de Occidente y del Oriente cercano;  la cultura china moderna y sus fondos orientales; la artísticidad crítica y la contemporaneidad como concepto aglutinante y motivador.

Estos espacios materiales, estéticos, críticos y espirituales nos permiten entender y formalizar conocimientos de la sensibilidad artística de dichos espacios, rutas y culturas, bajo un estudio histórico-crítico y posicional-comparativo de documentos, imágenes y formas expresivas.

El estudio del arte como técnica mental asegura entonces un conocimiento práctico que testimonia la vida del objeto de arte. El tipo de tratamiento histórico-axiológico particulariza la diversidad de reconocido del objeto de arte.

La metodología para el estudio de la historia del arte consiste en la aplicación de instrumentos variados, surgidos de la ciencia general del arte, con miras a establecer un conocimiento sobre estructuras y funciones delo discurso visual. Tanto el sujeto en la evolución hacia la modernidad y la tardomodernidad participa de un mundo artístico en apertura. Los Principios de una Ciencia Nueva de Giambattista Vico (1725), es el texto seminal que le sirve de apoyo a las nuevas miradas humanísticas del arte, la cultura, la filosofía de la historia y el lenguaje en sus diversas dimensiones y posiciones. La justificación teórica y estética de la historia del arte moderno y universal hace posible que la indagatoria sobre el objeto, las mediaciones del arte y las ideas artísticas constituyen un campo de trabajo útil para el investigador de las formas visuales y sociales del producto y las productividades artísticas y culturales.