En el primer capítulo del Evangelio de San Lucas se narra una serie de acontecimientos que dan evidencia que: ”Para Dios no hay nada imposible”. Sucede que vivía un sacerdote judío llamado Zacarías y su esposa Isabel, y eran muy ancianos y no tuvieron hijos. Un día,    mientras Zacarías oficiaba en los servicios del templo, tuvo una misteriosa visión en que el ángel Gabriel le anunció que tendría un hijo, y que debe ponerle de nombre Juan porque: “tu hijo va a ser grande delante del Señor”. De hecho, Isabel, que estéril y ya anciana, tuvo un hijo, y le pusieron Juan de nombre; este llegó a ser conocido como Juan el Bautista, quien bautizó a Jesús en el rio Jordán.

Por otro lado, vivía María, y no se sabe si era emparentada con Isabel; pero fue a visitarla después de la anunciación también a ella del ángel Gabriel que, aun estando virgen, sería concebida por obra de Dios; tendría un hijo y le pondrá de nombre Jesús; pues, él será llamado “santo e Hijo de Dios”.

Ante este anuncio del Ángel Gabriel y la aceptación de María al responder: – . “¡Yo soy esclava del Señor; que Dios haga conmigo como me has dicho!”.  María fue de prisa a casa de Isabel y cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura en su vientre, quien sería Juan el Bautista, se estremeció, y ella quedó llena del Espíritu Santo. (Por cierto, las mujeres embarazadas suelen decir que la sensación de un hijo dentro de ellas es maravillosa, un milagro indescriptible).

Sucedido esto, entonces proclamó: – “¡Dios te ha bendecido más que todas las mujeres, y ha bendecido a tu hijo”! Dicho esto, María hizo la proclamación atribuida a ella, que conocemos como el “Magníficat”:

“Mi alma alaba la grandeza del Señor; mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador. Porque Dios ha puesto sus ojos en mí, su humilde esclava, y desde ahora siempre me llamarán dichosa; porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas. ¡Santo es su nombre! Dios tiene siempre misericordia de quienes reverencian. Actuó con todo su poder deshizo los planes de los orgullosos, derribó a los reyes de sus tronos y puso en alto a los humildes. Llenó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Ayudó al pueblo de Israel, su siervo, y no se olvidó de tratarlos con misericordia. Así lo había prometido a nuestros antepasados, a Abraham y sus futuros descendientes.” (Biblia de Estudio, Dios habla hoy).

Estos inauditos casos de una mujer anciana tener un hijo, y una virgen concebir sin tener marido, son cuestiones de misterios de efecto divino y proféticos. Juan fue precursor del ministerio de Jesús y éste fue el Hijo de Dios, encarnado en María, y Salvador de los creyentes en su nombre, y obra redentora.

Es notable que el canto de María tiene una parte de alabanzas y gratitud; pero también, una connotación social de la “misericordia de Dios a sus fieles” y la “derivación de los soberbios, los ricos, los poderosos, y el auxilio al pueblo”, o mejor dicho aquí, de una simple mujer que sirve de sierva de Dios.