La historiografía de arte funciona en base a los documentos iconográficos o los textos verbales, pero también, a los manuscritos históricos físicos y computarizados; lo que hoy hace que la historia del arte se analice de manera más precisa y cree posibles bases de investigación.
Las fuentes artísticas en el estudio del arte participan de otras áreas del conocimiento como son las estéticas literarias, socioculturales, arqueológicas, figuracionales o mitológicas. Dichas fuentes particulares crean la posibilidad de una base de investigación histórica del arte. Se puede decir que la producción artística se justifica en el manejo de los datos o especies históricas y filológicas del conocimiento diacrónico y sincrónico del arte.
Las obras de arte están situadas en el tiempo y en el espacio, obedeciendo a una etapa histórica que puede llamarse arte clásico griego, arte romano, arte bizantino, arte paleocristiano, arte románico, gótico, renacentista, moderno, tardomoderno, posmoderno y otros designadores diasincrónicos de finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI.
La problemática en detalle de estas etapas cumple con el consecuente histórico, de tal manera que los niveles de conocimiento en este sentido tienden a individualizar el contenido y la forma de la obra de arte, además de su constitución mítica, antropológica, histórica o estética, tal y como podemos inferir de la útil y excelente antología y reedición de los textos de Ernst H. Gombrich titulada Gombrich Esencial y publicada en Ed. Debate, Madrid, 1997. El eminente historiador del arte y la cultura ha pisado la tierra simbólica del arte desde una concepción de la mirada crítica sobre el arte, sus estructuras y funcionamientos estéticos, psicológicos y culturales revisando, profundizando y leyendo esta edición.
Cada elemento de la historiografía de arte está ligado a una forma de la cultura, así como a las diversas civilizaciones de la imagen.
La formulación de diferentes proyectos historiográficos, le permiten al historiador determinar las diversas vertientes del arte, así como una determinada filosofía y una disponibilidad de las estructuras artísticas y el estudio de respuestas de las mismas. En este sentido sería importante atender la propuesta presentada por la historiadora británica Sarah Carr-Gomm en su Historia del Arte. El lenguaje secreto de los símbolos y las figuras de la pintura universal, (Ed. Blume, Barcelona, 2009).
Los contenidos imaginarios, simbólicos, religiosos, míticos, culturales y estéticos, se reconocen en las versiones del arte universal y nacional en gran parte de las imágenes culturales y sociales, así como de las expresiones y productores guiados por una perspectiva amplia de las formas y estilos artísticos.
Las diferentes inscripciones de la obra de arte fundamentan un conocimiento específico en la base de la investigación histórica del arte, siendo así que la obra será interpretada por los diversos canales de comunicación y las diferentes visiones del artista. Los marcos específicos de la obra de arte, son los que producen las determinaciones estructurales y funcionales de la misma.
Las obras de arte, en la historia, hacen posible un recorrido iconográfico, significativo, ideológico e intercultural, de tal manera que sus fuentes, testimonios, los diferentes modos de recepción y visión de los artistas o de los receptores de las obras de arte permiten establecer tipologías de producción artísticas y culturales. De ahí que para nosotros la fuente histórica sea válida en su conocimiento específico. (Ver, Udo Kultermann: Historia de la Historia del Arte. El camino de una ciencia, Eds. Akal, Madrid, 1996 (2013).
Todo el proceso de constitución de la historia del arte tiene su base en las fuentes de estudio e investigaciones que le permiten en el momento actual (tanto al artista y al investigador), conocer las diversas formas y manifestaciones del espíritu de búsqueda, mediante el cual, se produce la obra de arte.
En efecto, el conocimiento del arte es esencial y remite a la historia en movimiento y a las principales estructuras psicológicas que se observan en el devenir de lo artístico. De ahí que las fuentes sean diversas y se justifiquen a partir de su naturaleza específica. (Ver, Udo Kultermann, op.cit. Cap. 16, “El descubrimiento de la forma”, pp.233-251)
La principal fuente de investigación del arte será la historia de los productores culturales, testimonios, pareceres y memorias que informan sobre la posibilidad y la materialidad del producto denominado arte. La historia es la fuente primaria que trata de explicar y de ofrecer las huellas, los principales signos materiales, índices y símbolos para la interpretación artística.
La arqueología será otra fuente y metodología que instituye "el conocer” de las obras de arte, pues la fuente arqueológica permite mediante excavaciones, experimentos y descubrimientos entender lo que ha sido y es un objeto de arte en el tiempo, el espacio, sus orígenes y evolución.
La fuente geográfica induce al investigador a conocer el espacio físico y social donde se constituye y desarrolla la obra de arte. El condicionante geográfico hace que exista el aspecto y fondo localizador que permite denominar un arte con referencia a un país. De ahí la denominación de arte italiano, arte español, arte alemán, arte francés, arte griego, arte chino, arte africano, etc.
Existe además la fuente literaria y estética de la obra de arte. La misma parte del hecho que la obra de arte está documentada por, o, a través de la obra literaria o lo literario. Así las cosas, un poema, una novela, una fábula, alegoría o ensayo sirven de texto-base para la interpretación visual de la obra de arte visual.
Existe la llamada fuente psicológica a través de la cual se fundamenta la productividad artística del sujeto en dirección a su comportamiento. Esta parte de la conducta humana o animal para interpretar o caracterizar un motivo que sirve como base a una determinada cultura de las imágenes.
La fuente es necesaria para la explicación contextual, formal y material de las obras de arte y para su interpretación modal y crítica.
Otra fuente de interés para el estudio del arte es la fuente mitológica, a través de la cual el artista ilustra o utiliza un significado simbólico para crear su obra. La fuente mitológica es diversa y tiene su determinación en la mitología griega, romana y oriental (hindú, japonesa, china y otras).
Es por eso que la fuente filosófica de la historia del arte, es aquella mediante la cual el artista utiliza una idea, texto filosófico o imagen intelectual para su conocimiento e ilustración y a partir de la cual ilustra una idea teniendo en cuenta lo poético y lo artístico de un documento literario. La fuente filosófica permite, por lo mismo, el conocimiento de los ideales que involucra la obra en su interpretación y productividad.
Diversas son las fuentes y huellas que concurren en el estudio de la obra del arte, siendo así que la misma se presentará como un espacio-receptáculo de elementos primarios y complementarios que informan de una u otra manera acerca de lo artístico.
Una fuente artística se puede reconocer y recorrer por su temática y por su especificidad de forma. Esto quiere decir que, tanto contenido como expresión, remiten a un origen y forma de determinada fuente artística y cultural en su dinamismo antropológico y semiótico.