Con Gaza en el corazón , detener el genocidio.
El hipocampo (palabra que proviene de la mitología griega por su peculiar forma, semejante a la de un determinado caballo de mar, Kampos) es la zona del cerebro más estudiada. Sin embargo, las investigaciones realizadas sobre las bases neuronales y determinadas capacidades todavía hoy en día nos plantean muchas preguntas aún no resueltas sobre la memoria, la gestión de la información, su recuperación y su clasificación, así como dónde y en qué lugar del cerebro la almacenamos.
¿Cómo codifica y procesa el cerebro la información para dar lugar a nuestros pensamientos, percepciones, recuerdos y sentimientos? La conciencia de nosotros mismos se ha estudiado en pacientes epilépticos a los que se implantan electrodos intracraneales para registrar los impulsos neuronales en zonas profundas de la estructura cerebral, como el hipocampo.
Esta pequeña zona del cerebro origina algunas de las crisis epilépticas de control farmacológico más difícil, por lo que se denominan refractarias, pero sus funciones sobre la capacidad de almacenar y crear nuevos recuerdos se detectaron gracias a los estudios en pacientes tratados de manera extrema con la extirpación completa del hipocampo y sin esta zona se empezaron a identificar los déficits.
Estos pacientes mejoraban en sus crisis epilépticas, pero eran incapaces de almacenar recuerdos de la cotidianidad, como en el caso mundialmente conocido al que se le llamó, por la ley de protección de datos médicos, “el paciente H. M.”, quien se convirtió en la enciclopedia viviente de todos los estudiosos de los déficits cognitivos.
Cada vez se encontraban déficits más curiosos que enriquecían las hipótesis de trabajo de muchos grupos de investigación. La memoria de trabajo de H. M. no tenía hipocampo y para él cada día era un nuevo comienzo, pero era capaz de aprender sin ser consciente de su aprendizaje y de sus capacidades. No podía reconocer su rostro ante el espejo, un signo muy característico de los pacientes con alzhéimer.
El procedimiento quirúrgico en H. M. no modificó su intelecto, ni su personalidad; sin embargo, dado el déficit cognitivo y la incapacidad de recordar y consolidar la información del día a día, su memoria de trabajo le hizo perder su autonomía interior y fue incapaz de realizar actividades laborales. Terminó sus días en una institución para asistidos y fue una parte fundamental en el enriquecimiento de los estudios y la relación de la memoria con esta zona del cerebro, el hipocampo.