En su mensaje del 27 de febrero los obispos recomendaron votar por este tipo de aspirantes: “ …líderes, con sobriedad, educación, sensatez, capacidad de gobernar, dignidad, autenticidad y transparencia. Hemos enfatizado la importancia de la honestidad, un valor clave para la fundación de la República Dominicana6. La honestidad es el fundamento sólido para construir un futuro mejor (Mateo 7, 25) (No. 12). Y nuestros pastores volvieron a la carga en el No. 13: “En 2024, necesitamos candidatos creíbles que planifiquen, aúnen esfuerzos, ideas y recursos de los sectores público y privado, y motiven la participación ciudadana, para ejecutar proyectos claves que promuevan el desarrollo de todas las provincias, no solo de la capital. Se trata, pues, del bien común.”
Siempre nos parece que cada certamente electoral ocurre en el momento más dramático. Sin duda las elecciones de mayo próximo lo son. Observe la tensión internacional, la candela en el país vecino, considere los paralizados parques jurásicos del Caribe y el estado de nuestra creciente deuda nacional.
Vamos a transitar una ruta difícil. Este pueblo la caminará si cree en su líderes y sus propuestas.
La inevitable reforma fiscal exigirá sacrificios. Los sectores pudientes, avezados toreros de impuestos, se motivarán a aumentar su contibución al fisco, si constatan cómo se gastan los recursos del Estado provenientes de sus sudados aportes. Para exigir sacrificios hay que ser honrado. La honradez se prueba en la transparencia. Que las cuentas del Estado estén disponibles para escrutinio de cualquier ciudadano.
El gobierno solo no podrá responder a las necesidades nacionales. Tendrá que aunar esfuerzos con el sector privado y las mayorías pobres. Ese apoyo solo lo obtendrá con propuestas sensatas y transparencia.
Ya las mayorías pobres viven diariamente grandes carencias. Si en el futuro se les exigen más sacrificios, los aceptarán si experimentan simultáneamente que el Estado realiza cambios estructurales para reducir sus gastos y si los pobres mejoran en algún área crucial de su vida, por ejemplo, la alimentación.
Una gestión de gobierno creíble por ser austera, competente, consensuada y transparente podrá pedir sacrificios en aras del bien común. La cruz de la bandera hay que cargarla entre todos.