Acerca del enfoque por competencias, consideramos que el mismo no es la solución para todos los problema de la educación, pero que constituye un avance, una dirección nueva para encarar ciertas dificultades del proceso formativo, siempre anclado en unas determinas bases filosóficas, sociológicas y antropológicas.
La idea, acorde las informaciones obtenidas, ha sido una iniciativa de los países de Europa con el fin de puntualizar acerca de los aprendizajes a desplegar y las capacidades a elevar en las personas, con el objetivo de establecer fórmulas de evaluación que facilitara la homologación de los títulos universitarios.. En tal sentido el sujeto pasa a ser objeto de una educación que fortalece de manera exclusiva aquellas dimensiones que se limitan a la actividad del trabajo, desconsiderándose todas las demás en las que los seres humanos deben desenvolverse. Críticas razonables sobre todo cuando se refieren a la estructuración de una proposición que tienen su pedestal en una filosofía empresarial, que responde a un grupo o sector particular de la sociedad. Esto significa que, en la promesa de la educación por competencias marca su dirección y grado de riqueza el asiento teórico que posea.
Currículo, filosofía educativa y competencias
Pero ese problema no lo tenemos en el currículo educativo dominicano. En este el enfoque de las competencias está sustentado en una filosofía educativa. como base del currículo dominicano “se integran tres orientaciones: el enfoque histórico-cultural, el enfoque socio-crítico y el enfoque de competencias” (MINERD, 2016), las que ofrecen una oferta de formación humana integral. Por su parte la histórico-cultural explica el conocimiento como un proceso de construcción, considerando los hechos históricos, sociales y culturales, los contextos donde se desenvuelven las personas, los contenidos pertinentes que dimanan de ellos, así como el uso del lenguaje, el diálogo y valorando, de igual modo, la riqueza de los saberes previos de los alumnos.
Por su parte la teoría de la pedagogía socio-crítica, en la unidad con el enfoque histórico-cultural, priorizan el dialogo de saberes y la investigación con el fin de que los estudiantes busquen el origen, las causas de los problemas sociales, comunales y grupales, con el fin de plantear soluciones a los mismos. En consecuencia, estas dos teorías innovadoras en unión al enfoque de las competencias crean una riqueza curricular extraordinaria, sobre todo porque sus aportes la guían hacia una idea holística, multidimensional sobre la persona. De hecho se evidencia un alcance más cónsono con la formación humana integral.
Lo que afirmo se patentiza, en el desarrollo de la propuesta en cuestión, cuando estudiamos las siete competencias que fundamentan el proyecto educativo dominicana, que son:
Competencia Ética y Ciudadana, Competencia Comunicativa, Competencia de Pensamiento Lógico, Creativo y Crítico, Competencia de Resolución de Problemas, Competencia Científica y Tecnológica, Competencia Ambiental y de la Salud y Competencia de Desarrollo Personal y Espiritual. La lógica de esta cantidad de competencias (siete) se encuentra en las intenciones del currículo en sus teorías filosóficas de sustentación, la cual considera que la persona cuenta con un conjunto de áreas que se hace pertinente trabajar, bajo criterios de la ciencia pedagógica, manera de afirmar la evolución integral de la misma. Es decir, bajo la idea de que los individuos generan pensamiento, se comunican, asumen unos valores, hacen vida social y ciudadana, entre otras facultades, es responsabilidad de la educación organizada meditar acerca de su conducción para el avance certero de dichas capacidades, pensando en el beneficio de ellos y la sociedad.
El enfoque de las competencias, de manera aislada, no determina el curso, el despliegue efectivo del currículo de desarrollo humano, sino que dicho plan se vigoriza, en calidad en cuanto a las capacidades a trabajar, los aprendizajes y procedimiento a poner en juego, por la filosofía o propuestas filosófica a las que se articula, debido al trabajo de reflexión de los actores educativos. La propuesta de las competencias pone énfasis en el desarrollo de capacidades para que las personas se manejen de forma autónoma, segura del trabajo y la aplicación que realizan “en contextos y situaciones diversas” (MINERD, 2016) haciendo uso de los conceptos, procedimientos, actitudes y valores que el momento de su desempeño requiera. La moción en sí tiene la intención de promover avance, hacer posible que haya un aprendizaje efectivo, que se comprueba con la aplicación de los conocimientos aprendidos. La persona construye esquemas lógicos de pensamiento, analizando conceptos necesarios para entender el tema referente a la práctica a efectuar. Pero, además, se exige puesta en juego de esos saberes hasta lograr un resultado relacionado con la facultad objeto de trabajo. El proceso para ofrecer un producto final, que demuestre el dominio de la capacidad, necesita del fortalecimiento de una disposición al trabajo en cuestión y el respeto de unas normas relacionadas con el mismo.
Por ello, en un proyecto de esta categoría las competencias se visualizan de lo general a lo particular. Se debe tener una imagen general del ser humano, de su naturaleza, potencialidades, derechos, contextos, formas de vida cultural, entre otros, y a partir de toda esa concepción global, de ese todo, ir haciendo los desgloses que sean necesarios. Por esto existen varios tipos de competencias, que son: fundamentales, específicas y laborales-profesionales. Las fundamentales se denominan así ya que conectan a todo el cuerpo curricular y expresan la intención del desarrollo integral de los alumnos. Siendo de esta manera cuando se trabaja cualquier asignatura en el logro de capacidades específicas, en un área dada del conocimiento (historia, lengua. matemática, etc) o el avance en el manejo de las habilidades del electricista, plomero, sastre, entre otros. En estos procesos de enseñanza también deben ir lográndose de manera conjunta y progresiva, de un grado a otro, las competencias fundamentales.
De manera tal que, en el programa de la educación dominicana, la intención es formar sujetos con un pensamiento organizado, reflexivo, autónomo, con alto sentido de la ética, capaz de participar en su comunidad y sociedad en general cono un ciudadano constructivo, respetando los derechos de los demás, aportando soluciones a los problemas de su entorno
Los componentes del currículo oficial y su riqueza teórica
A partir de las intenciones educativas trazadas en el plan general de educación se establecen unos componentes que forman la estructura del mismo, que son, además de las competencias, los contenidos, estrategias de enseñanza y de aprendizaje, actividades, medios y recursos para el aprendizaje y orientaciones para la evaluación. Cada uno de estos componentes se explican en el marco de un sistema articulado para hacer posible la satisfacción de las aspiraciones de formación, acorde la cosmovisión del ser humano ya expuesta. Los contenidos se miran como medios, no como fines en sí mismos, considerándose en sus tres dimensiones: conceptual, procedimental y actitudinal.
Las estrategias, como conjunto de actividades coordinadas que procuran lograr un objetivo, son múltiples, haciéndose énfasis en el dialogo, el trabajo grupal, la investigación, el debate, la exposición, entre otras, a las que deben integrarse todos los alumnos en igualdad de condiciones. Se fomentan actividades de aprendizaje promotoras de comportamientos autónomos, en el dominio y manejo de recursos tecnológicos de manera consciente, en vías a la construcción de los conocimientos, en correspondencia a las orientaciones del marco de referencia formativo. La evaluación se concibe como un proceso de reflexión para el progreso, que debe manejar el propio estudiante, y que en manos del docente se debe realizar siguiendo la dirección del modelo de las competencias, siempre bajo criterios y estándares que aseguren la objetividad y la calidad en la determinación de los aprendizajes.
Es bueno puntualizar que un currículo no es un documento terminado, sino que debe estar en constante proceso de renovación y enriquecimiento. La misma filosofía que tenemos, sostenida en tres enfoques, debe fortalecerse constantemente. Ella en sí misma no es una verdad absoluta. Hay hoy nuevos aportes que deben ser debatidos cosa de fortalecer las proposiciones educativas nacionales. La ausencia de escuelas funcionales, donde se motiva la investigación, el debate y la sistematización de las experiencias, es la primera causa de esta parálisis, que expresan la crisis del sistema educativo nacional.
Si estamos obteniendo bajas calificaciones en las pruebas internacionales, no se debe a que el currículo dominicano es utilitarista basado en competencias, sino a la incapacidad del sistema para hacer ejecución efectiva de sus propias orientaciones teóricas. Es aquí donde se encuentra la verdadera génesis del problema.(Salazar, 2023)
La cumbre de la enseñanza en el los proceso de formación
El ofrecimiento para lograr crecimiento humano en las personas, supone procedimientos que aseguren la integración multidisciplinar y el trabajo de proyectos. Una de las grandes ventajas del planteamiento filosófico del Programa educativo del país es la superación de una pedagogía que fomentaba la dispersión cognitiva y la vaguada de los objetivos a lograr. No es lo mismo aprender una asignatura en sus conceptos, aún en el caso inclusive donde haya un proceso constructivo efectivo de la misma, a que se conduzca el trabajo a la integración de diversas áreas del saber para desarrollar una capacidad. Para elevar nuestro pensamiento en lo sistémico y racional, requerimos de las disciplinas, de sus conceptos y temas, pero no nos limitamos a ellas. Nos sirven como vehículos para lograr el crecimiento de nuestras facultades.
Por otro lado, dentro de los elementos base que muestra la iniciativa curricular está la estrategia de proyectos. Los proyectos forman parte de las estrategias del currículo dominicano, están dirigido al estudio de problemas que deben ser seleccionados por los educandos, requiriendo investigación, debates grupales bajo normas democráticas, y al final hay que presentar un resultado. En esta actividad se trabajan diversas facultades de la persona y se integran las materias estudiadas en su fase de aplicación. Las estrategias mencionadas se colocan en los niveles superiores de la labor formativa y que sepultan aquella educación tradicional verbalista, rígida, depositaria y de reproducción mecánica de contenidos.
Otro de los aspectos considerados por el currículo oficial, y olvidados por la incapacidad del sistema educativo, es el referente al papel central que debe jugar la escuela como columna de la propia estructura educativa. De ella depende, en gran medida la coronación de la calidad del orden educativo con la efectividad de una buena enseñanza. La autonomía y descentralización necesarios en los centros escolares gozan por su ausencia. Si la escuela está para recibir órdenes y ejecutar, su incompetencia no abre espacios para el progreso de que habla el documento oficial mencionado.
De esta misma manera, si no hay escuelas competentes no esperemos competencias en los docentes ni en los alumnos. La investigación, el debate se encuentran relegados en esos espacios, por lo que el currículo se mantiene como un instrumento ausente en la práctica. Así si no tenemos centros educativos activos, creativos, cuestionadores, en el marco de la reflexión pedagógica, la articulación constructiva, activa y permanente con la comunidad y el mundo se quedará en los pliegos. Se hace, pues, urgente en un proyecto de enseñanza progresista que los docentes y las escuelas superen el estado de receptores de informaciones y acatadores de órdenes, y pasen a protagonizar la acción.
En conclusión, el problema del sistema educativo nacional no se encuentra en el hecho de tener como uno de sus enfoques teóricos a las competencias, sino en la aplicación efectiva de su propia filosofía. Tiene un currículo bien sustentado teóricamente, no asegura la calidad del trabajo de educar. La debilidad en su ejecución, el alejamiento real de las orientaciones generales e intenciones establecidas, continuará fomentando en la actividad formativa precariedad y la propuesta permanecerá estancada.
Referencias bibliográficas
- MINERD (2016). Bases de la revisión y actualización curricular. Ministerio de Educación de la República Dominicana.
- Moreno, Tiburcio (2010). Competencias en educación. Una mirada crítica. México, Revista mexicana de investigación educativa (RMIE), vol.15 no.44, ene./mar. 2010.
Salazar, Víctor (2023). ¿Cómo lograr la calidad del sistema educativo? Acento.com.do. Publicado: 23/10/2023.