Se cumplirá mañana el 61 aniversario del debate sobre ideas políticas más memorable y singular que registra nuestra historia contemporánea, protagonizado por el profesor Juan Bosch, candidato del Partido Revolucionario Dominicano y triunfador en las elecciones del 20 de diciembre de 1962 y el sacerdote jesuita, filósofo e historiador, Láutico García.
¿Cuál era el clima político en que tan sensacional debate se produjo; cuales sus antecedentes y las argumentaciones fundamentales sostenidas por los participantes?
1.- Antecedentes que originaron el debate
Los antecedentes inmediatos que condujeron al debate es preciso situarlos, como el mismo Bosch lo explicara en “Crisis de la democracia de América en la República Dominicana”, en la campaña orquestada por los dirigentes de la Unión Cívica Nacional, principal opositor al PRD en la campaña electoral de 1962, con el apoyo de diversos sectores con incidencia en el país, y entre ellos una parte importante del clero católico, acusándole de comunista.
Antes de dicha acusación, preciso es destacarlo, el PRD había obtenido una primera victoria política durante la campaña sobre la UCN y su candidato el Dr. Viriato Alberto Fiallo Rodríguez. Aunque los cívicos contaban con el respaldo mayoritario de los miembros del Consejo de Estado y con fuerte ascendiente en la Junta Central Electoral, no pudieron obtener ganancia de causa en la disputa encaminada a impedir que los votos se diferenciaran con colores, medida defendida por el PRD como forma de facilitar que, especialmente la población iletrada, donde concitaba mayor adhesión, pudiera distinguir el color de su partido de preferencia.
Perdida esa primera batalla por parte de los cívicos, a decir de Bosch, se inició otra más sutil pero no menos aviesa, consistente en propagar que el candidato del PRD era comunista, con toda la carga de negatividad que dicha afirmación comportaba en plena guerra fría, por las consecuencias del triunfo de la revolución cubana y, muy especialmente, porque dicho calificativo fue el pretexto o excusa para que en la era de Trujillo, que no murió ni mucho menos con el tirano y cuyo fantasma alentaba en las elecciones de diciembre de 1962, se cometieran los mayores desmanes y atropellos.
A decir de Bosch, el origen de la campaña acusándole de comunista inició en Puerto Rico, cuando un periódico del país vecino comenzó a propagar la falsa especie de que en la convención del PRD para la escogencia de su candidato presidencial, Thelma Frías de Rodríguez, candidata a senadora del PRD por el Distrito Nacional y fogosa dirigente de dicho partido, había desmontado un cuadro de la Virgen de la Altagracia del local donde fue realizado el acto.
En su programa radial “Baluarte Cívico”, el candidato de Unión Cívica Nacional, se haría eco de la denuncia que figuraba en el diario puertorriqueño y posteriormente reaccionaría con voz tronante Monseñor Eliseo Pérez Sánchez, entonces uno de los integrantes del Consejo de Estado, llegando a afirmar que la acción de Thelma Frías “equivalía a reemplazar el escudo de la bandera nacional por la hoz y el martillo”, es decir, por los símbolos del partido comunista soviético.
Cónsono con lo afirmado por Monseñor Pérez y extremando su postura, el liderazgo de Unión Cívica sostuvo que Thelma Frias había pedido que en vez del escudo de la bandera, se colocara la hoz y el martillo comunista y que había propugnado por la instauración de la escuela laica en el país.
2.- La reacción ante un artículo del Padre Láutico García y la invitación de Bosch al debate
El 12 de diciembre de 1962, faltando apenas ocho días para las elecciones, el sacerdote jesuita, filósofo e historiador, Láutico García publicó en las páginas del periódico La Nación el artículo titulado “ Juan Bosch: ¿ Marxista- Leninista”?.
Iniciaba el referido artículo afirmando:
“No es el oportunismo electoral. No es tampoco el interés partidista. No es apasionamiento alguno político; sino que son las propias ideas del Sr. Bosch vertidas en sus dos artículos publicados en el Semanario Renovación, las que imponen la afirmación de su Marxismo- Leninismo. Y el deber para con la religión, la patria y la persona humana, me impulsan a propagar esa convicción personal”.
Es decir, si el título del artículo formulaba una interrogante, los primeros párrafos del mismo servirían para responder afirmativamente a la misma: el Padre Láutico García había arribado a la convicción de que Bosch profesaba el Marxismo- Leninismo.
¿De dónde extrajo el Padre Láutico tan temeraria acusación, cuando faltaba apenas una semana para la celebración de las elecciones?
Le sirvieron de fundamento dos artículos de la autoría de Bosch publicados en la revista Renovación, dirigida por el veterano periodista Julio César Martínez, quien tras regresar del exilio había reiniciado dicha publicación, clausurada por Trujillo cuando se editaba en la Vega a mediados de la década del 1930.
El primero de los artículos se titulaba “gobierno y revolución” y se había publicado en la edición de Renovación del 10-16 de julio de 1962 y el segundo llevaba por título “gobierno y agitación”, publicado en la edición de la misma revista en la semana de 27 de noviembre al 3 de diciembre de 1962.
Pero lo cierto es que dichos artículos los había publicado Bosch a mediados de 1959, a petición del mismo Julio César, en las revistas venezolanas Momento y Elite, en los cuales fungía como jefe de redacción. Y esto se explica porque desde principios de 1958, asediado por la policía de Batista por supuesta participación en actividades conspirativas, Bosch de forma presurosa debió abandonar Cuba, radicándose en Venezuela, tras la caída de Marcos Pérez Jiménez, y allí vivió entre el 5 de abril de 1958 y el 4 de abril de 1961, ejerciendo significativa presencia intelectual escribiendo sobre ideas políticas, como era tradición consolidada en el país suramericano.
Como el mismo expresara, sobre ciencias políticas se había debatido en Venezuela desde los albores de las guerras de Bolívar, lo que no era el caso de la República Dominicana, donde, conforme su criterio“ con la excepción de Hostos, nadie habló nunca el lenguaje de la ciencia política: se hablaba de política, lo que significa que se chismeaba acerca de fulano y Zutano o se les defendía con fanatismo, y en los mejores casos se hablaba de cosas que había que hacer para mejorar la suerte del país; pero nadie- hasta donde yo sepa- tocó nunca el tema de las concepciones políticas que el hombre había creado a los largo de la historia humana”.
Y afirmaba:“en forma modesta, como cuadraba a la modestia de mis conocimientos, yo había hecho eso en Venezuela, y lo que había hecho en Venezuela con la aprobación y el estímulo de gente del pueblo, de líderes y de intelectuales demócratas, resultaba en Santo Domingo la prueba de que yo era comunista. No había la menor duda de que la sombra de Trujillo había vuelto a tomar los mandos del país”.
3.- Bosch y el PRD amenazan con retirarse de las elecciones
El clima electoral se tornaba tenso. Tanto el Partido Socialista Popular (PSP) como el Movimiento Popular Dominicano llamaron a la abstención electoral, postura que fue secunda por el 14 de junio.
Es por eso que la opinión pública nacional recibió una especie de sacudida telúrica cuando al amanecer del viernes 14 de diciembre, a ley de seis días para las elecciones, se hizo de conocimiento un amplio y contundente documento dirigido por la alta dirigencia del PRD a la jerarquía católica, en el cual amenazaba con no concurrir al certamen electoral en caso de que no se detuviera la campaña insidiosa que en su contra lideraba una parte importante del clero.
Como parte de las pruebas que adicionaba el PRD al referido documento para justificar la ostensible hostilidad eclesial en su contra, denunciaban que tanto el Padre Láutico García como el Padre Cavero y los sacerdotes que hablaban a través de Radio Santa María, en la Vega, y Radio Sol, en Higuey, habían amenazado con la pena canónica de la excomunión a quienes optaran por ejercer el sufragio a favor del PRD al tiempo que habían recomendado que el voto se ejerciera a favor de la Unión Cívica Nacional o del Partido Revolucionario Social Cristiano.
Denunciaban ante los obispos dominicanos que, conforme había revelado a la señora Rómula Fernández Pérez, el P. Láutico afirmó estar autorizado por los obispos dominicanos a denunciar la ideología comunista del PRD al tiempo de sostener que el sacerdote jesuita Faustino García, a través de Radio Santa María, tras la lectura del artículo del padre Láutico, había hecho un llamamiento a no votar por Bosch, dado que: “si Bosch sube al gobierno, podrá pisotear a cualquier ciudadano, o también cualquier campesino, a cualquier obrero, a cualquier mujer, a cualquier niño, como Fidel Castro que había fusilado hasta los niños”.
Rechazaba, además, el PRD la falsa interpretación que los adversarios internos , especialmente los integrantes de la Unión Cívica y parte del clero católico, habían dado a los artículos de Bosch, pues se trataba de artículos de filosofía política que nunca fueron interpretados, fuera de Santo Domingo, como alineados ideológicamente con el comunismo.
Y expresaba: “…las masas dominicanas se encuentran bajo coacción moral y el PRD entiende que ir a las elecciones bajo esa coacción equivale a ir bajo el terror físico. Más miedo tiene un campesino dominicano a la amenaza de excomunión que a la de un tiro en el pecho”.
4.- El debate
Ante la demora de la jerarquía católica en su conjunto para responder el comunicado de la dirigencia del PRD- aunque por separado ofrecieron declaraciones Monseñor Eliseo Pérez Sánchez y el nuncio apostólico Monseñor Enmanuelle Clarizio, el viernes 14 de diciembre Bosch retó públicamente a un debate al Padre Láutico García a fines de discutir en torno a las consideraciones que respecto a sus artículos había publicado el sacerdote en el periódico La Nación dos días antes.
El Padre Láutico hizo público que su Congregación le había otorgado el permiso para “aceptar la invitación que se me hace por medio de mi ex. Amigo El Caribe y manifestaba sentir gran ilusión “por un careo de ideas con el Sr. Bosch a través del medio de publicidad que se escoge y sobre el tema seleccionado”
Afirmaba, además: “soy un ideólogo y un historiador, con mi Doctorado en Filosofía y en Historia de la Iglesia por la Universidad Gregoriana de Roma. Esa es mi profesión, pues, me insta a tratar con las ideas y los actos todos del espíritu creador del hombre…y fue mi curiosidad de filósofo social y de historiador la que me hizo fijarme en el artículo “Gobierno y agitación” del Sr. Bosch. Una lectura detenida me hizo ver que en él se vertía una filosofía tal cual la expuse y subrayé en mi artículo en La Nación, del 12 del corriente. Es marxista leninista ese su pensamiento?
Esto es lo que el Señor Bosch y los suyos se niegan a admitir, tal vez porque identifican el marxismo- leninismo con el comunismo. Yo no he hecho semejante identificación. ¿Es, pues, su marxismo-leninismo lo que se trata de ventilar en la entrevista televisada? Entonces no tengo inconveniente en aceptar la discusión”.
Ponía, además, como condición para participar, que se demostrara o retractara públicamente la insinuación de sus supuestos vínculos con la Unión Cívica Nacional y de que había actuado en política indebidamente, separándose de los lineamientos de la iglesia al respecto. Dicha interpelación se la hacía tanto a Bosch y la dirigencia del PRD como al periódico El Caribe, a quien calificara de “ex. amigo”.
Finalmente, el lunes 17 de diciembre de 1962, a través del programa Actualidades, que dirigía el destacado el periodista Salvador Pittaluga Nivar a través de Radio Santo Domingo Televisión, a las 9: 30 p.m, se realizaría el debate, que muchos analistas políticos y expertos en comunicación calificaron como “el programa del año”.
Aunque al Padre García correspondió intervenir primero, Bosch, al agotar su turno- y siguiendo a pies juntillas la táctica seguida por el PRD ante la acusación de comunista”, se ocupó de precisar, desde el principio, que no estaba compareciendo como candidato presidencial, pues ya el PRD había decidido no participar en las elecciones, sino como un político a quien le preocupaba el bienestar nacional.
Se ocupó de precisar que estaba allí para aclarar si era o no era marxista-leninista y que en dichos artículos lo que había procurado demostrar era que “ un gobierno encabezado por un agitador no puede ser un gobierno estable, cualquiera que sea la doctrina que lo ha llevado a esa posición” y mostrando los artículos, publicados inicialmente en Venezuela, como previamente se indicara, recordó al Padre García tener presente aquello que afirmaba Montesquieu en El Espíritu de las Leyes: “ no se tome una parte de lo que se dice sino el todo”.
Uno de los temas ampliamente discutidos en el debate fue el referido a la afirmación de Bosch de que Lenin “supo gobernar”, encargándose de precisar que con tal afirmación no pretendía indicar que Lenin era el arquetipo de buen gobernante, llegando a comparar su caso con el de Trujillo, sino que supieron mantenerse en el poder, como también lo había hecho Franco en España.
El Padre García preguntó a Bosch si admitía ese tipo de dictadura, dado que en la concepción cristiana no se admitía totalmente el poder de coerción, porque la coerción no es sólo lo esencial”, replicando Bosch: “el poder de coerción es la esencia del gobierno porque para que el gobierno exista necesita el poder coercitivo y por consecuencias las demás funciones dependen de él”.
Al insinuarle el Padre García, que la precitada manera de pensar se asemejaba en mucho a lo que planteaba Lenin, Bosch reaccionaría con su reconocida agudeza, al replicarle: “no debemos estar pendiente de lo que dijo Lenin, sino sacar a nuestro pueblo del atraso en que vive”.
5.- ¿Quién ganó el debate?
Hasta la madrugada del martes 18 de diciembre se extendería el debate, que a juzgar por los críticos y analistas que siguieron el mismo, dio ganancia de causa a Bosch frente a García y terminó definiendo el resultado electoral dos días después a favor del Partido Revolucionario Dominicano.
Pero a decir verdad, más que un triunfo individual, el mismo constituyó un ejercicio singular de pedagogía política; un logro fundamental de la incipiente democracia que se abría paso ante un pueblo expectante, que asistía incrédulo a lo que parecía imposible, lastrado como estaba por treinta y un años de dictadura: que es posible debatir ideas con respeto, apelando a los mejores argumentos; que es posible y exigible la tolerancia para quien piensa diferente.
La reseña del día siguiente, del periódico El Caribe, apuntaba un detalle no menor para el observador perspicaz en torno a la tonalidad anímica con la que el sacerdote y el político concurrieron al debate
Según el Padre Láutico declarara a los periodistas, tras llegar a la planta televisora, “se sentía un poco impresionado y cansado”, mientras que Bosch manifestó “sentirse muy animado para el debate y que los ánimos no debían caerse nunca porque el capitán tiene que estar en el puente de la nave, haya nieve o tormenta o pase lo que pase”.
La revista Ahora, en parecidos términos, afirmaría: “el Profesor Juan Bosch confió en lo que ocurriría. El Padre Laútico lució un poco nervioso. El Señor Bosch, adusto, encanecido, era el favorito de muchas personas. Tenía aparte de la razón básica, su prestigio de polemista, buen escritor y hábil también en la argumentación. Es, además, claro e ingenioso, ágil en la discusión y sereno”.
¿No eran acaso tan opuestas actitudes una premonición del desenlace del debate?
Nadie pensaría entonces que siete meses después, por esas veleidosas ironías de la historia, Bosch terminaría siendo derrocado, con base en los mismos argumentos que motivaron el debate político más trascendente que se registra en nuestro devenir contemporáneo.