Alfonso Torres no solo es un autor que admiro profundamente, sino también alguien con quien comparto una historia personal significativa en común. Nos conocimos bajo la sombrilla de la Pastoral Juvenil, en el grupo el “Buen Pastor” que animaba Betty Reyes en los primeros años de la década de los ochenta. Allí lo relacioné a la política, reclutándolo para el movimiento estudiantil y el movimiento revolucionario progresista y de izquierda, lo que añade una dimensión personal a mi lectura de su obra.

El libro El Cuerpo y la Democracia de Alfonso Torres nos ofrece una reflexión profunda sobre el lugar del cuerpo en la construcción de una sociedad democrática, popular, progresista y revolucionaria. A través de un análisis crítico y multidimensional, Torres plantea preguntas fundamentales sobre cómo entendemos y vivimos la democracia desde nuestras experiencias corporales.

La centralidad del cuerpo

Para Torres, el cuerpo no es un objeto pasivo ni una entidad separada de lo social y político. Es el eje desde el cual se experimentan las dinámicas de poder, las exclusiones y las posibilidades de emancipación. En este sentido, el cuerpo se presenta como un territorio político que refleja y, a su vez, desafía la estructura de dominación reinante en la sociedad.

El autor argumenta que las democracias contemporáneas han ignorado sistemáticamente el cuerpo, privilegiando discursos abstractos sobre derechos humanos y libertades políticas. Sin embargo, estas nociones solo adquieren sentido cuando se conectan con las vivencias concretas de los cuerpos que habitan el espacio social. Asi, Torres reivindica una política que reconozca la corporalidad como elemento esencial de la vida democrática.

De izquierda a derecha Alfonso Torres, Julio Disla autor del articulo, Mael nieto de Alfonso, Pablo Torres, hijo, Gabriela Torres, hija de Alfonso y Xael en brazo de Gabriela nieto

El cuerpo como espacio de lucha

Uno de los aportes más significativo de este libro es la identificación del cuerpo como un espacio de resistencia y transformación. Torres analiza cómo los movimientos sociales han utilizado el cuerpo para desafiar las normas hegemónicas y visibilizar sus demandas. Desde las protestas masivas hasta las huelgas de hambre, el cuerpo se convierte en un medio de expresión política y un instrumento de cambio social.

Además, el autor examina cómo las sociedades disciplinan los cuerpos a través de normas, instituciones y tecnologías de control. Estas prácticas, que van desde la regulación de la sexualidad hasta las políticas de salud, delimitan quiénes son incluidos y excluidos del proyecto democrático. Frente a esto, Torres propone un enfoque que reconozca la diversidad corporal y promueva formas de vida más inclusivas y equitativas.

Democracia y sensibilidad

Otro aspecto relevante del libro es su llamada a recuperar la dimensión sensible de la democracia. Según Torres,” la política democrática no puede reducirse a procedimientos racionales y deliberativos; también debe incluir la capacidad de sentir, empatizar y conectar con los demás a través de nuestros cuerpos”. Esta perspectiva desafía las concepciones tradicionales de la democracia como ámbito exclusivamente racional y subraya la importancia de la afectividad en la construcción de la comunidad política.

Reflexiones finales

El cuerpo y la democracia es una obra que nos invita a repensar nuestras prácticas y discursos políticos desde una perspectiva profundamente humana y encarnada. Alfonso Torres nos muestra que no es posible construir una democracia genuina sin atender a las experiencias corporales de los individuos y las colectividades. Su libro es un llamado urgente a reimaginar la política desde el cuerpo, la sensibilidad y la diversidad.

En un momento en que las democracias representativas burguesa enfrentan desafíos crecientes, esta obra se presenta como una herramienta indispensable para quienes buscan nuevas formas de entender y practicar la política. Leer a Torres es, en última instancia, una invitación a reconectarnos con nuestra propia humanidad y con la de los demás, a través de los cuerpos que habitamos y compartimos.