En la semana pasada, del 2 al 5 de diciembre del año que termina, estuve representando a la Asociación Dominicana de Filosofía (ADOFIL) en el XIX Congreso Interamericano de Filosofía celebrado en la Universidad de la República, Montevideo, Uruguay. Dentro del mismo participé como representante del país en el panel de la Red Iberoamericana de Filosofía, la red que agrupa a las principales asociaciones filosóficas de Latinoamérica, Brasil, España y Portugal.

Dentro del referido evento, abordé el tema de los retos de la filosofía latinoamericana a partir de la “Declaración de Salvador de Bahía en favor de la Filosofía”, un documento redactado y firmado por personas que estuvimos representando a las asociaciones filosóficas de trece países iberoamericanos en el encuentro constitutivo de la red celebrado los días 19 y 20 de abril de 2017 en la Universidad Federal de Bahía (Brasil). Comparto con ustedes las principales ideas expresadas en Uruguay sobre la mencionada declaración.

La Declaración de Salvador de Bahía entiende la filosofía como un ejercicio libre del pensamiento (filosofía teórica), como reflexión crítica sobre los principios que sustentan nuestros actos (filosofía práctica), así como un diálogo racional intersubjetivo, componente intrínseco a todas las civilizaciones. En este sentido, la declaración conserva el vínculo con la filosofía académica sin obviar el compromiso ciudadano de la misma y subraya su carácter intercultural. La reflexión filosófica es un bien compartido por todas las civilizaciones, no es exclusividad de una lengua o de una cultura y estamos llamados a trazar puentes de conversación para con-vivir en dignidad.

En el texto se hace mención a sus antecedentes, entre ellos, un estudio de la UNESCO titulado La filosofía como escuela de libertad, además de algunos encuentros patrocinados por la UNESCO como la Reunión Regional de Alto Nivel sobre la Enseñanza de la Filosofía en América Latina y el Caribe, celebrada los días 8 y 9 de junio del 2009, en Santo Domingo, República Dominicana, de la que surgió la “Declaración de Santo Domingo por la enseñanza de la filosofía”.

En dicha reunión estuvo presente el filósofo francés Michel Bourdeau, quien expuso las conclusiones del estudio: Filosofía, escuela de la libertad. Bourdeau recupera la nocion de filosofía como pensamiento crítico que debe ser cultivado para poder concretizar la libertad como un bien inherente a la condición humana.

En la declaración, se define también a la filosofía como “escuela para la paz”, entendiendo que el ejercicio de la actividad filosófica promueve la sensibilidad para el diálogo intercultural y la búsqueda de principios sobre los cuales establecer consensos.

El espíritu de la declaración es promover una concepción conversacional de la filosofía que suelo relacionar con la idea hermenéutica de la conversación externada por Hans Gadamer, en su obra Verdad y Método. Según el filósofo alemán, la conversación auténtica expande nuestra experiencia del mundo encontrando en el otro algo que no habíamos encontrado en nosotros mismos.

A partir de la declaración de Bahía, retomamos esta idea señalando que la filosofía, como escuela de libertad, tiene un propósito educativo de formar ciudadanos con el reto de formar ciudadanos capaces de comprender conceptos y problemas complejos y de desarrollar la capacidad de vincularnos a través del diálogo intercultural que expande nuestra comprensión del mundo.