El material fílmico de una película implica la forma del contenido y la forma de la expresión; sustancia del contenido y sustancia de la forma, dos instancias relacionales que se revelan en el discurso cinematográfico, esto es,  en aquello que es determinado por el movimiento de categorías y conceptos que se dan en el marco de la sintaxis fílmica, de la semántica fílmica y de la pragmática fílmica. Esta conceptografía asegura un pacto entre los interpretantes que podemos hacer visible y legible en el orden de lo que se ha llamado la semiosis fílmica.

 

Sin embargo, todo diseño semiótico del cine ordena las cardinales que movilizan el proyecto cinematográfico y al mismo tiempo se reconoce en una visión retórica de la imagen en movimiento, más necesaria para entender el cine como semiótica y contexto especial de “lo cinematográfico”. A partir de este mismo momento se estructura como tejido  una conjunción cinematográfica formal y temática, esto es, una determinada película se orienta hacia una significación audiovisual que se pronuncia y organiza mediante los estados de la luz en el encuadre y en la visibilidad de los signos que encontramos en todo lo que es la supone la garantía de un texto cinematográfico.

 

El movimiento es la condición esencial del cine,  pues a través del movimiento adquiere valor lo que justifica el campo nocional de la concepción de un mundo que se define por sus imágenes y rasgos. Lo que hace posible necesariamente un entronque de procedimientos que puede llevar a una colaboración en lo que propiamente es el cine hoy.  A partir de un análisis semiótico integrado, el texto fílmico se pronuncia en lo que es:

 

  1. La estructura semántica de superficie
  2. La llamada estructura semántica de profundidad

 

Ambas facultan al analista o al espectador para crear un espacio-tiempo de la significación y la construcción del debate sobre el cine en la actualidad.

 

El cuerpo de base para hacer y realizar un análisis semiótico del cine o ligado al cine, son los signos, los símbolos, las imágenes, las grafías, los indicios, los íconos y los interpretantes que confluyen en dicho corpus o guion dinámico funcional.

 

En efecto, un corpus puede estar constituido por signos de diversas especies, y diversos tipos de semiosis (sintácticos, semánticos y pragmáticos); todo esto dará lugar a una búsqueda, determinación, clasificación, funcionamiento o finalidad de un corpus organizado y delimitado para el análisis. Ejemplo: Black Beach (2020) y cuyo director es Esteban Crespo; Todos mis amigos están muertos (2020) y cuyo director es  Jan Belci; La guillotina volante (1975) dirigida por Ho Meng-Hua; Como caído del cielo (2019), dirigida por Pepe Bojòrquez; El río de la muerte (1954) dirigida por Luis Buñuel; Desierto sangriento (2015) dirigida por Jonas Cuarón, El último paradiso (2020), dirigida por Rocco Ricciarduli, así como, Noticias del gran mundo (2021) del director Paul Greengrass,  y otros, que como proceso constituyen el corpus diverso, legible y material desde una práctica semiótica del cine.

 

Así las cosas, el discurso semiótico en torno al cine tiende a segmentar, clasificar a reorganizar de manera coherente las instancias, donde el cine habla mediante los signos que se registran, analizan el significado interno y externo desde una tendencia semiótico-crítica; lo que quiere decir que para analizar el “todo” semiótico, también se deben tener en cuenta las partes y el proceso operativo y cooperativo de la semiótica del cine.

 

Este tipo de disciplina ecléctica y teórico-crítica analiza sus objetos y huellas, a partir de diversos niveles particularizados en la lectura de las imágenes en movimiento, y por lo mismo imágenes audiovisuales; siendo así que algunas películas presentan un guion dinámico afianzado en sus contenidos verbales e icónicos, entendidos como suma de procedimientos o miradas significantes por sus resultados específicos.

 

Otro corpus podríamos releer y organizar para fines de reconocer escrituras, estructuras y tensiones cinematográficas a partir de sus historias elegidas.  Por ejemplo: Al ritmo de la vida (2018), dirigida por Tosin Coker; El plan perfecto (2016) dirigida por Spike  Lee; El último bastión (2018) dirigida por Marco Moscoso, y otros productos que se sostienen por un lenguaje de lo diverso o la diversidad. Todo este proceso integrador se sustenta en una visión productora de valores estéticos que parten del cine como arte y sentido. El caso Tarkovsky resulta elocuente como ejemplo y narrativa fílmica; también Scorsese, Spielberg, Truffaut, Almodóvar y otros.