No existe una frase más real que aquella que sentencia “el camino al Infierno está lleno de buenas intenciones”, como se dice popularmente en nuestro país, o como se le atribuye a San Francisco de Sales: “El camino del infierno está empedrado de buenas intenciones” o “el infierno está empedrado de buenas intenciones”. Son tres formas de decir lo mismo: “estas jodido, eres un hipócrita y, aunque te escondas detrás de supuesta bondad, eres alguien despreciable y sin el valor de aquel quien hace las cosas directamente, sin maquillaje del amor, buenos deseos y todas las mentiras en que se escudan los hipócritas como usted.
La buena noticia para ti, amigo lector, es que el infierno de Dante no existe y por eso no debes preocuparte, porque quien te escribe y el 90% de mis lectores se quemarían en las llamas del infierno por acción u omisión.
Claro que te considerarás que eres del 10% que no irá al infierno, pero créeme que no. Son muy pocos aquellos que viven como debe ser para merecer el acceso a la ficción religiosa denominada como el paraíso, el cielo o como sea que tu religión de preferencia quiera llamarle a este lugar mítico que es solo una droga para las atribuladas mentes de los que tienen esperanza de que cuando mueran irán a un lugar mejor.
La sola idea del cielo, paraíso, infierno, purgatorio, nirvana, o lo que quieras tu nombrar es una demostración de evasión de búsqueda de dejar atrás los sufrimientos y creer en algo mejor.
Pero la verdad es que nada de esto existe por lo menos de la forma, características, significados, en que los fanáticos de estas fábulas han escrito en el libro religioso de tu predilección.
El infierno está aquí en la tierra y cada uno esta alimentando el fuego del sufrimiento, odio, perversión, racismo, robo, falta de moral, falta de escrúpulos, hipocresía, mentirá, y otras palabras que definen la verdadera naturaleza del ser humano, el más grande fracaso de Dios nuestro creador.
Pero si mí amigo lector insiste en la creencia de que existe el infierno, es fácil saber si irás allá:
- Eres Pedófilo, Estas ya en el infierno.
- Odias a los judíos. Estás ya en el infierno.
- Apruebas las atrocidades de los dementes del gobierno israelí. Estás en el infierno en la zona VIP.
- Apoyas a Hamas o cualquier grupo terrorista. En el infierno tienes un lugar.
- Traicionas a tu familia. Espero que infierno exista solo para ti.
- Crees que con persignarte e ir a la iglesia te hace mejor. Le das asco a Jesucristo, Buda y Ala, rompiste el récord de la estupidez y en el infierno te pudrirás.
- Te crees mejor. No te tengo que decir a donde irás.
- Crees que tus creencias son las únicas importantes y juzgas los que no siguen tu religión…. Ya sabes lo que te espera: “las llamas del infierno en el que tanto crees”.
- Crees que puedes asesinar, robar, violar y 5 minutos antes de morirte pedir perdón e irás a ese eufemismo que llamas cielo o paraíso, te aseguro que sí el infierno existirá serías un inquilino permanente con un trato especialmente infernal.
- Crees que si pides perdón todo será olvidado y que iras a jugar golf con San Pedro y cartas con Jesús en el cielo, te garantizo que No.
Con horror veo como los occidentales nos creemos mejor, pero en este momento en palestina se están asesinando niños y ancianos inocentes y muy pocos levantan la voz.
Eres de una partido y te crees mejor, eres del licey o de las águilas te crees mejor, eres evangélico te crees mejor, eres musulmán, te crees mejor, cuando en realidad eres peor.
Los musulmanes, judíos y cristianos somos todos monoteístas y somos las religiones de Abraham, es que no entienden!, somos una ficción una división de intereses y culturas y no de Dios.
Si Jesús era judío: ¿por qué los judíos no son cristianos? Las razones son muchas, pero la principal es que Jesús predicaba el amor y la intolerancia de muchos judíos no permite que las idea de Jesucristo les entre en su cabeza, ni con una inyección.
Por cierto, lo mismo pasa con el islám.
Son fiel seguidor de los ideales de Jesucristo, pues el representa lo mejor, y mí iglesia es la tolerancia y el amor y tiene su catedral en mí corazón.
Aquellos que creen que asistiendo a misas, templos y dándose golpes en el pecho van expiar sus pecados, les invito a reflexionar, pues eso no tiene nada de malo, pero no significa que eres bueno y que vas camino a la redención.
Lo que pasa es que te congregas en un culto, iglesia es algo que te gusta, que te da sentido de pertenencia, pero no te garantiza nada, no te diferencia de los que no van, ante los ojos de tu Dios.
Así que como creo en la libertad de expresión te digo lo que pienso, pero acepto que creas que irás al cielo, que se te serán perdonados los pecados, y que en el paraíso vivirás.
Pero no te engañes, eres parte de los que hemos construido el infierno en la tierra y si vas al supuesto cielo es a convertirlo en un infierno peor, el problema somos nosotros, no el plano terrenal.
¿Cual es mi recomendación? No creas en libros ni en religiones, cree solo en el “bien y el mal”.
Cada vez que te de placer ver el sufrimiento de los demás ponte en su lugar.
Cada vez que te creas superior, golpéate contra el espejo de baño a ver si entras en razón.
Cada vez que pienses que por ir a una iglesia evangélica, un negocio particular del pastor, recuerda que estos son hombres y mujeres iguales que tu.
Cada vez que digas malditos haitianos, piensa que el maldito eres tú.
Cada vez que pienses jodidos homoxesuales, piensa que los hizo tu supuesto Dios como te hizo a ti.
La vida es una línea recta un camino que en un lado está el bien y del otro el mal.
Lo que tienes es que hacer es el esfuerzo de la mayoría de tu vida caminar del lado del bien, sabiendo que muchas veces caminarás del lado del mal.
Es un asunto de ser lo más bueno posible y lo menos malo que te permita la razón.
Los seres humanos nos creemos eternos, pero nada es eterno, todo está cambiando, en continua evolución.
Muchos que leerán este artículo podrán refutarlo, pero existe una verdad absoluta: “lo importante es el bien y el mal” y “el camino al infierno esta lleno de buenas intenciones”, y por eso te aseguro que en ese caminos estamos tú y yo, amigo lector.