Si desea viajar por el mundo y contemplar el legado cultural de numerosas civilizaciones puede hacerlo visitando solo Londres… Allí, desde hace más de dos siglos, el Museo Británico abre sus puertas de manera gratuita y muestra un cúmulo de riquezas tal que en apenas unas horas nos sumergimos en el Egipto de los faraones, la Mesopotamia que se organizó en torno a los ríos Tigris y Éufrates, la Grecia clásica o aquella civilización polinésica que hace más de cinco siglos erigió en Isla de Pascua los moái.
Más allá del debate recurrente sobre la controvertida manera en que el Imperio británico logró los frisos del Partenón, la momia de Tutankamon o las esfinges egipcias, visitar las salas de este museo es una experiencia inolvidable por el cuidado exquisito en su exposición. Es, sin duda alguna, uno de los grandes espacios del mundo, que nos permite recorrer, explorar y conocer el pasado del género humano, ampliar nuestra comprensión de las culturas que nos precedieron y conocer las diferentes expresiones artísticas del amor, la adoración, el odio, el poder, la venganza y también la compasión a lo largo de los siglos.
El recorrido por sus salas nos hace vivir y sentir el imaginario de cada civilización. Cada pieza nos ofrece una representación de sentimientos y aspiraciones y la visión de conjunto ilustra la identidad de cada cultura a través de la Historia. La religión y el pensamiento mágico, la relación con los animales, la elección de los vestidos y de las joyas utilizadas y su significado, los elementos que dividen a las personas por rango o clase social, la diferenciación de los roles masculino y femenino, el poder de las armas o la visión de la muerte… todas las contradicciones del ser humano se concentran en estas piezas.
Destaco, entre otras maravillas, la Piedra Rossetta, encontrada por las tropas de Napoleón en 1799 durante la excavación de unas fortificaciones en Egipto y que data del año 196 a. C. Tras la derrota del emperador corso, esta estela pasó a manos inglesas y desde 1802 se expone en el Museo Británico. La importancia de esta inscripción trilingüe para la egiptología es trascendental, puesto que gracias a ella pudieron empezaron a descifrarse los jeroglíficos del Egipto de los faraones. El mérito de Jean-Francois Champollion es indiscutible.
Viajar por la cultura a través del tiempo, sea en Machu Picchu, Teotihuacán, el Coliseo romano, la Muralla china, la Alhambra o el Museo Británico, nos hace crecer y transforma nuestra visión del mundo. Nos enriquece y asombra de tal manera que debiera llevar a pensar que somos una única comunidad de seres humanos que compartimos el legado de quienes ofrecieron a la humanidad obras inmortales. La cultura es el alimento fundamental para existir y la mejor receta para el respeto al otro.