En la entrega anterior transitamos desde Sevilla hasta Granada, y comentamos los desafíos de la visita a esta última ciudad por los posibles obstáculos físicos que encontraría.  Los obstáculos fueron sorteados, lenta y certeramente por mí, mientras me desplazaba en la hermosa y aromática Granada.

La entrada al reino zirí de Granada por el Albaicín, es un reto a la vista que no puede evitar dirigirse a cientos de casitas pintadas de cal tan blanca que la mirada no resiste posarse sobre ellas más de unos segundos, encaramadas en las colinas, bordeadas por sus calles laberínticas empedradas bautizadas de hermosos naranjos amargos paridos, revelan el atractivo de asentarse en la vega entre el rìo Genil y la Sierra Nevada.

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Granada: árbol de naranjo en acera del Albaicín. Foto propia.

El barrio Albaicín existía antes de que se construyera la Alhambra, y aunque acogió la corte de la dinastía zirí con su palacio real, alcázares y mezquitas, cuenta con pocos restos de la ciudad amurallada, exiguos vestigios de la dinastía zirí que reinó en dicho territorio durante prácticamente un siglo.  Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en fecha17 de diciembre de 1994, debido a sus características de barrio medieval musulmán.

Sería injusto limitar la historia del Albaicín a su pasado musulmán. Aunque los hallazgos arqueológicos se remontan a la edad de piedra, tìpicamente los arqueólogos señalan que la zona estuvo poblada por una tribu íbera, que llamaba esas tierras “Iliberri”, la cual fue invadida posteriormente por los fenicios y cartaginenses.  A partir del año 180 a.C. fue ocupada por el Imperio Romano, quienes la llamaron "Municipium Florentinum Iliberitanum", así también como los visigodos a partir del año 497 y en el año 552 hubo incursiones bizantinas.

Según el historiador de la Universidad de Barcelona, Manuel Riu, la ciudad de Granada se asocia a los albores del cristianismo, pues tan temprano como en el año 309 se documenta que se reunión un concilio en Iliberri, conocido como el Concilio de Elvira.  Otros autores indican que la fecha de dicho concilio es incierta, y la ubican justo después de la persecución de los cristianos por el emperador romano Diocleciano e incluso posterior al Edicto de Milán del emperador Constantino.  El documento tiene un valor histórico excepcional para España y el cristianismo.

Sin desmeritar la historia antigua de estas tierras, la verdad es que cuando uno circula por Granada la evidencia arquitectónica más ostensible es la que revela que formó parte del Al-Ándalus, siendo primeramente conocida como la “cora de Ilbira” o provincia de Elvira, al igual que Sevilla primero fue dependiente de los omeyas de Damasco y de los de Córdoba.

Debido a la “Fitna” (guerra civil) de Al-Ándalus, y su Califato de Córdoba inició un proceso de desintegración en reinos más pequeños llamados “taifas” entre los años 1009 y 1031, cuando se produce la caída del Califato de Córdoba.

La taifa de Granada fue constituida por una familia bereber del norte de África, los Banu Ziri, con Zawi ben Ziri a la cabeza, quien en el 1013 tomó la “cora” (provincia) de Elvira, con capital Medina Elvira (zona arqueológica) para constituir la taifa de Granada, trasladando su capital a la Medina Garnata (actual ciudad de Granada).

PUERTA
Granada: La Puerta de los Estandartes. Fuente:  1000granada blogspot
Murallas de la Alcazaba Cadima. Fuente: 1000granada blogspot

Los vestigios materiales del arte y arquitectura de esta taifa son limitados, y se recurre más a las fuentes documentales como las Memorias del último de los emires ziríes, llamado ‘Abd Allah ibn Buluggin (monarca entre 1073 – 1090).

Los ziríes reinaron de forma accidentada durante prácticamente todo el siglo XI en Granada, teniendo que defenderse de otras taifas constantemente, de los reyes cristianos, de acuerdo con el historiador Menéndez Pelayo.

El avance de la Reconquista bajo el rey cristiano Alfonso VI con la toma de Toledo provocó que el emir ‘Abd Allah junto a otros reyes pidieran auxilio a los almorávides, quienes formaron un gran imperio centrado en Marruecos y entraron en la Península Ibérica en 1086.  Los almorávides fueron un movimiento religioso, de islam sunita.

Esta dinastía se sumó a otras dinastías magrebíes en Al-Andalus, que pasaron a dominar la región gracias a la centralización de gobierno que promovieron, lo que les permitió resistir los ataques de los reyes cristianos durante prácticamente un siglo, según el historiador Vigera Molins.

Los almorávides ampliaron las murallas y abrieron puertas como por ejemplo la Puerta de las Pesas. Este imperio que se extendió desde Mauritania hasta Zaragoza, incluyendo todo el norte de África y buena parte del territorio de Al-Andalus, sucumbió en el año 1147 ante los ataques de los reinos cristianos, y los de un nuevo grupo que representaba otro movimiento religioso, de islam suní, los almohades una tribu, bereber.

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Granada: Puerta de las Pesas. Fuente: Blog historia de Granada.

Los almohades estuvieron presentes en la península ibérica hasta el año 1269.  Ocuparon desde Santarém en el actual Portugal, hasta Trípoli, en la actual Libia, incluyendo la zona sur de Al-Ándalus, aun no reconquistada por los reyes cristianos.

El reino almohade instaló su capital en Sevilla, y no cambió de forma importante el rostro de Granada.  Contribuyeron a la arquitectura de la ciudad con ampliación de las murallas y algunas edificaciones entre las que destaca el Alcázar Genil, identificado como el actual Cuarto Real de Santo Domingo.  Los expertos señalan al arte almohade como precursor del arte nazarí.

Granada:Cuarto Real de Santo Domingo. Fuente: Blog historia de Granada.

En la próxima entrega la perla de Granada: la Alhambra.