A pesar de que, en la actualidad, la moda ha puesto a mucha gente a hablar sobre física y mecánica cuántica (aunque muy pocos entiendan lo que dicen) hace treinta o cuarenta años, en este país casi nadie podía hacerlo.
En esa época de profunda crisis de las llamadas ciencias exactas en la educación dominicana, durante la cual los ingenieros de profesión fueron quienes asumieron la obligación de enseñar matemáticas o física en las universidades, ante la escasez de profesionales del área, un joven profesor que vivía en una humilde casa ubicada en la parte trasera de una residencia del sector de Villa Juana en la capital dominicana, llamado Editrudis Beltrán, ya estaba estudiando y planteando la ecuación sobre física cuántica de Schrödinger, para desarrollar lo que unos años después, sería su tesis de maestría en física. Dicha tesis fue calificada con la nota de noventa y ocho puntos por un jurado compuesto por científicos en Puerto Rico.
Sin embargo, a veces los resultados hermosos resultan ser el producto de titánicas luchas y sacrificios que casi nadie quiere asumir, sobre todo cuando hay que hacerlos en épocas de poco desarrollo económico y social.
En efecto, hace varias décadas producir y promover el conocimiento científico y plantearse estudios de esa categoría en un país en donde hasta nuestros propios intelectuales, desconfiaban de que nuestra cultura pudiera producir una persona más o menos inteligente, era mucho más que una locura.
Este valioso educador recibirá la oportunidad de coronar su trayectoria de aportes, trabajando por el desarrollo académico, científico, humanístico y cultural que tanto requiere la Universidad Autónoma de Santo Domingo
Un ejemplo bizarro de esa postura lo encontramos en el libro “La alimentación y las razas” de José Ramón López, donde con una prosa sumamente cuidada y bien escrita, el autor nos condena a la imposibilidad de producir ciudadanos inteligentes por culpa de nuestra inevitable costumbre de alimentarnos con plátanos y otras viandas. Imagine el lector, si esos eran los intelectuales, qué pensarían las masas.
Es en ese contexto en que el joven Editrudis decide hacer ciencias. Aquellas luchas por encontrar documentación, bibliografía actualizada y personas con experiencia en física moderna, más el hecho de estar estudiando ecuaciones de física cuántica en medio de un apagón o montado en un carrito de concho, curtieron su personalidad.
Fue en esa época que tomó la firme decisión de trabajar por el desarrollo científico del país. Con esa finalidad entre otras, aspiró a ocupar posiciones cada vez de mayor relevancia en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, donde llegó a ser director de la escuela de física, decano de la facultad de ciencias y vicerrector administrativo.
Desde esas posiciones cumplió firmemente con sus propósitos. Fue él quien hizo una selección de los estudiantes más brillantes de las carreras de Física, Matemáticas, Biología, Química, y por medio de acuerdos los mandó a especializarse en el extranjero. Muchos de ellos ahora son profesores en distintas universidades del país. Fue él quien logró que la facultad de Ciencias produjera los recursos necesarios para construir los modernos laboratorios con los que todavía cuenta la universidad estatal.
Ahora Editrudis Beltrán se perfila como el seguro ganador de la rectoría de la UASD según todas las encuestas.
Esa es la razón por la cual algunas voces agoreras de políticos desesperados que se hacen los desinformados e ignorantes o que realmente lo son, pretenden desconocer la trayectoria académica, de altísima formación científica y de trabajo de ese humilde profesor que salió de su natal comunidad de Guerra y desde una modesta residencia en Villa Juana ha logrado avanzar con honestidad junto a su familia en todos los niveles, aportando al país su energía y experiencia. Pero tanto en política como en religión hay que pasar por alto muchas cosas.
En un país como el nuestro, en donde la gente todavía suele confundir la humildad con la ignorancia y la prudencia con la cobardía, por la sencilla razón de que aquí quien no alardea no sabe y quien no “guapea” es porque tiene miedo, resulta difícil reconocer la trayectoria del adversario, cuanto más cuando de un hombre humilde, jovial y sincero se trata.
Sin embargo, los profesores de más antigüedad de la UASD ya lo conocen y los nuevos “han cogido la seña”, por lo que todo parece indicar que la comunidad académica elegirá al profesor Editrudis Beltrán como su rector en las próximas elecciones del 15 de junio. De esta manera este valioso educador recibirá la oportunidad de coronar su trayectoria de aportes, trabajando por el desarrollo académico, científico, humanístico y cultural que tanto requiere la Universidad Autónoma de Santo Domingo en todas las áreas, para el bien de la academia y de la República Dominicana.