El Edificio Seagram, en pleno Midtown de Manhattan (que probablemente sea el distrito comercial central más grande del mundo occidental, o por lo menos el más emblemático), comparte vecindario con otros edificios que también han hecho historia en el ámbito de la arquitectura y del urbanismo.

El Seagram del arquitecto alemán Mies van der Rohe, está ubicado en el 375 de Park Avenue, y contó con la colaboración con Philip Johnson, (el arquitecto de la torre del 550 de Madison Avenue, anteriormente conocido como  Edificio AT&T).

Mies proyecta este edificio para 39 pisos y 157 metros de altura. Su construcción  de llevó a cabo entre los años 1954 y 1958. Su gran apuesta fue, sin dudas, el poner toda su fachada (con entramad de bronce y acero) el concepto de que Menos es Mas, dejando la estructura en la fachada con un rol tanto ornamental, como de pura cuestión constructiva: el muro cortina.

En una de nuestra intervenciones pasadas por las redes, resaltábamos la genialidad con el arquitecto plantea una transición (entre lleno y vacía),  entre la escala urbana (mediante la plaza frontal), que supone el Midtown de Manhattan, con lo que es la escala arquitectónica del edificio, y hace de un todo, un mismo proyecto.

En su planteamiento, Mies nos propone un edificio austero, genial y diáfano en sus formas. Juaga con el volumen contundente del bloque vidriado y lo hace estrías en su piel, trasladando los esfuerzos a las columnas limpias y liberadas el macizo que, sin embrago, descansa sobre ellas.

El orden, la simetría, la proporción y ese clasicismo acompañan al Seagram, pero no lo acomplejan; más bien lo codifica y potencializa, a la manera de Mies, y lo lanza con contundencia hacia la punta de lanza de la proyección de edificios de gran altura.

Posterior a sus edificios de Chicago (para la época de la Segunda Escuela de Chicago), como los Lake Shore Drive, los del Paseo del Commonwealth y los Explanada, el Seagram supuso ser la culminación de muchas de sus ideas en cuanta proyección de edificios.

En propias palabras de Mies, podemos constatar el espíritu de la propuesta:

“Mi idea al proyectar el edificio Seagram, no era diferente  de cualquier otro edificio que pudiera construir (…) Mi idea, o mejor, la dirección en la que voy, es hacia una estructura y una construcción claras. Esto se aplica no a un problema, sino a todos los problemas arquitectónicos a los que me acerco.”

No queda bastante por contar sobre este proyecto. Esperamos poder continuar pronto.

Hasta la próxima.