El Departamento de Estado y la Infantería de Marina norteamericana (USMC) adoptaron actitudes muy diferentes con relación al régimen de Trujillo. El ministro norteamericano cuando Trujillo dio su golpe de Estado en 1930 se opuso al mismo y el Departamento de Estado, al subir F. D. Roosevelt al gobierno en 1933, fue muy hostil hacia Trujillo, sobre todo por la presencia en su cancillería de Sumner Welles, quien permaneció allí hasta 1943. Luego, entre 1945 y 1946 el Departamento de Estado siguió siendo hostil y hasta le negó la venta de armas lo que obligó a Trujillo a adquirirlas en un Brasil encabezado entonces por Dutra.
Sería solo a partir del ascenso al poder de los republicanos y de Dwight Eisenhower en 1953, en medio de la guerra fría, que el departamento de Estado vería a Trujillo con buenos ojos, pero apenas hasta el ascenso de Fidel Castro al poder cuando el propio Eisenhower dijo que quería ver “aserrados” tanto a Castro como a Trujillo. Pronto el embajador Farland recibió instrucciones de contactar a elementos anti trujillistas conservadores.
Un caso muy diferente fue el de los infantes de marina quienes ocuparon nuestro país entre 1916 y 1924 pues Trujillo se enroló en 1918 en una guardia dominicana creada por el USMC y donde se hizo amigo de varios oficiales, relación que mantuvo después de ser presidente.
Thomas Watson, superior de Trujillo en la guardia dominicana, fue solicitado por el dictador dominicano con motivo del ciclón de San Zenón para ayudarlo en las labores de reconstrucción, pero tuvo enorme influencia durante los primeros once meses del gobierno de Trujillo, etapa de su consolidación política y muchas de sus funciones estuvieron totalmente alejadas del propósito oficial de su misión. La hostilidad y la fricción entre Watson y el ministro americano llegó a ser tal que el departamento de Estado optó por sacarlos a ambos del país al mismo tiempo.
El presidente Roosevelt había sido subsecretario de la marina y hasta había residido brevemente en Haití durante la ocupación. Aún así Watson no logró el envío de una misión militar a nuestro país. Cuando el dictador dominicano en 1939 por primera vez salió de la isla pues quería estar con su amante favorita quien residía en Estados Unidos, no consiguió una invitación oficial del gobierno norteamericano. A diferencia de Batista de Cuba, Somoza de Nicaragua y Lescot de Haití, quienes fueron fotografiados junto con Roosevelt y desfilaron por las calles de la capital norteamericana, Trujillo no logró nada de eso, pero, en contraste, los infantes de la marina le ofrecieron una cena durante la cual su jefe en su discurso agregó a la lista de los tres padres de la patria dominicana el nombre de Trujillo a quien describió como “el cuarto inmortal”.