Para Alex, Francis y Ritica, con pila de cariño

Washington Heights es el barrio más famoso de la República Dominicana. En ningún lugar del mundo se come más mangú. Ni bofe. Ni tripitas. Ni tripitas de esas que tienen grasa, ¡ey pipo! ¡Ni mofongo con camarones!

Los “Heights” es toda una promesa, una ilusión, una apuesta. ¡Hasta le hicieron tremendo musical que, llevado al cine, contó con menos dominicanos que carne en quipe vendido en el Estadio Cibao!

Cuando se dice “Altos de Manhattan” en la Isla, los pulmones se inflan, hay ojos que tiran agua, el viento te puede tocar levemente el pelo, hasta te dan ganas de repetir a Deligne en su peor verso, oh Dominicana bandera, quién te viera, quién te viera, muchoooooo

La cosquillita del Alto se produce cuando estás en el mismo Alto, en Dyckman, subiendo por Broadway, bajando hasta la entrada del Washington Bridge, o subiendo por cuesta aquella que mejor llevar una pomada para cuando llegues. La basura y el ruido te recuerdan lo peor de Cristo Rey. El parqueo en doble y triple línea te dirá que los hábitos del barrio más profundo serán santo y seña.

Para mis amigos más Altíficos -pienso en Alex Guerrero, Francis Mateo y Rita Indiana-, El Alto es algo así como barrio-cama. Duermes, comes, consigues tu six-packs y otras cosillas a cualquier hora. Pero si quieres hacer algo inteligente, espiritualmente emocionante… tendrás que salir del Alto.

Culturalmente El Alto es un chin menos importante que la 42 de Cristo Rey, pero por ahí María se va.

En El Alto los dominicanos tienen que estar dominicaneando todo el tiempo, aunque el capital humano de los libaneses, colombianos, venezolanos, ¡hasta mexicanos!, le esté haciendo la vida imposible al capital criollo. Donde antes había una bodega full de tó, con par de paisanos guillados dizque tomando refresco cuando de la funda sobresalía la mallita de tremendo Brugal Añejo, ahora hay un libanés lo más limpio del mundo, con empleadas que no se quitan tus guantes.

En El Alto, en la zona de Nagle, los altíficos son “chepe-pendientes”. Me explico. Chepe es uno de los pocos clásicos que le quedan a la zona. Es todo un innovador. ¡Si los de la Estrella Michelín supieran que Chepe hace unos manguses fabulosos con guineítos de Haway! ¡Ñau, ñau, ñau! Vendedor de tremendos cocos de agua -se dice que los trae del Amazonas-, su ramo frutífero se ha ido extendiendo, así como sus delicadísimas atenciones al público, lo que puede conducirlo a invitarte a su Van blanco y con suerte, hasta a un traguito, un traguito solamente, guay mamá. Los altíficos son tan “chepe-dependientes”, que les comparto un wasá de mi amigo Alex G.:

“El frutero más famoso del barrio se llama Chepe está en Nagle Ave casi esquina Dyckman, todo el mundo lo reconoce por su van blanca Justo frente al Deli del Jabibi. Chepe una fue se fue de vacaciones sin avisar a San Fco de Macorís de donde es oriundo y en el barrio hubo una crisis por la escasez de los mejores aguacates. Cuando regresó de vacaciones todo el mundo le reprochó que como es posible que cogiera vacaciones y nos dejara sin coco y aguacates!”

En El Alto tendrás todo lo que un buen dominicano necesita: 90 por ciento de salones de bellezas, 5 de fondas para degustar chicharrones lights, no sé sabe cuántos puntos de lo que sea, alguna casa de empeños clandestino y unas bancas más clandestinas que la casa del hombre invisible.

En El Alto no hay librería, o tal vez me equivoco, excuse me, porque César sigue insistiendo con cuatro libros de autoayuda y dos manuales de cómo hacer miel de abeja urbana llamándole “Librería Calíope”.

Lo mejor del Alto, aparte de bajar ocho Samuel Adams con Alex e Ivan y bajar con Francis a buscar dos six-packs por si las moscas, mientras esperamos a la realeza de los Madera y los Fland y que los Araque nunca falten, oh más arriba, mucho más.

Creo que si Paul Auster hubiera sabido del Alto lo hubiese incluido en “Blues in the Face”. ¡Pero con El Alto salimos en “Pride and Glory”, ¡tremendo clavo ese! Oh dominicanos valientes, alcemos, aunque en ese film se nos diga que hablamos un “monkey language”.

Lo Alto será Nueva York chiquito.
Qué bien.
¡Qué Lo Alto en el cielo estás, dominicana bandera!