El filósofo, hermenéutico e investigador Rafael Capurro, nacido en Uruguay y residente en Alemania desde hace cincuenta años, se ha dedicado a la ética de la información, la cibernética, lo digital y la inteligencia artificial (IA).

Desde los años setenta, explora las implicaciones sociales y éticas de la IA, participando en el desarrollo teórico de la cuestión de si las máquinas pueden pensar. Capurro tuvo el privilegio de dialogar y escribir sobre su colega Joseph Weizenbaum, el creador del chatbot ELIZA, que fue uno de los primeros programas de inteligencia artificial que simulaba una conversación en lenguaje natural entre el hombre y la máquina.

Weizenbaum, debatió con John McCarthy, quien acuñó el término “inteligencia artificial” con el tema de las “máquinas pensantes” en la Conferencia de Dartmouth en 1955. En este diálogo filosófico, tecnológico, cibernético e IA, presentamos solo una parte de la trayectoria Capurro, la cual seguiremos ampliando en el transcurso de nuestras conversaciones virtuales.

Capurro nació en 1945 en Montevideo, Uruguay. Estudió humanidades clásicas y filosofía en Argentina y Chile, y se licenció en filosofía por la Universidad del Salvador en Buenos Aires en 1971.

Se trasladó a Alemania, donde obtuvo un doctorado en filosofía por la Universidad de Düsseldorf en 1978 y una habilitación en filosofía práctica (ética) por la Universidad de Stuttgart en 1989. Fue asistente del director científico del Centro de Información Científica de Karlsruhe, Alemania (1980-85), profesor de ciencia de la información y ética de la información en la Universidad de los Medios de Stuttgart (1986-2009), miembro del Grupo Europeo de Ética en Ciencia y Nuevas Tecnologías de la Comisión Europea (2000-2010).

Además de esto, el pensador y científico Capurro fue Senior Fellow de la Escuela de Graduados de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de Tsukuba, Japón (2014-2019), miembro del Comité Asesor “Integridad y Responsabilidad Corporativa” de Daimler AG, de Alemania (2016-2017), investigador asociado del Departamento de Ciencias de la Información, Facultad de Ingeniería, Medio Ambiente Construido y Tecnología de la Información de la Universidad de Pretoria, Sudáfrica (2020-2022).

Su consagración tecnocientífica destaca su labor, porque es asesor académico del Instituto de Filosofía y Tecnología (Grecia) y miembro del grupo Perspectivas Filosóficas en Información (Perfil-i), Instituto Brasileño de Información en Ciencia y Tecnología (Ibict), y fundador y presidente del Centro Internacional de Ética de la Información, entre otros cargos y actividades académicas y profesionales.

Es autor de numerosas publicaciones sobre temas como la información, la hermenéutica, la ética, la robótica, la inteligencia artificial, la globalización, la interculturalidad y la bioética. Algunas de sus obras más destacadas son: Información. Una contribución para una fundamentación etimológica y de historia de las ideas del concepto de información (1978), Hermenéutica de la información científica (1989), Ética de la información (2000), Digital Whoness: Identity, Privacy and Freedom in the Cyberworld (2013) y Life in Translation (2020).

Andrés Merejo (AM): Desde los años noventa del siglo XX, me he dedicado a los estudios filosóficos cibernéticos, tecnológico e innovadores, lo que me ha permitido construir todo un discurso sobre el cibermundo como un mundo cibernético social caracterizado por lo tecnocientífico, lo digital, lo virtual y la IA. Desde su vida consagrada a lo que he categorizado como cibermundo ¿cómo valora estos enfoques cibernéticos a la luz de los días que transcurren?

Rafael Capurro (RC): Los estudios filosófico-cibernéticos tienen orígenes, como Usted sabe, especialmente en la obra de Norbert Wiener, así como de Joseph Weizenbaum. La palabra cybernetics proviene del griego. ‘Cybernetes’ es el piloto o timonel de un barco confrontado con la inseguridad de un viaje que depende de muchos factores como ser el tiempo, el mar, el tipo de barco que timonea y el apoyo, la lealtad y valentía de la tripulación. Los griegos usaban el término ‘metis’ para este tipo de inteligencia práctica que podríamos designar como astucia o ‘cunning’ en inglés. Como Detienne y Vernant, dos eminentes historiadores del pensamiento griego, indican, “Metis” implica habilidad, prudencia, sabiduría y astucia (Ver:  Detienne, M., Vernant, J.-P. Les ruses de l’intelligence. La mètis des Grecs. (Cunning Intelligence in Greek Culture and Society. Paris: Flammarion, 1974).

En su Política Aristóteles alude a la posibilidad de sustituir seres humanos por instrumentos artificiales. Cito el texto en inglés: “If every instrument could accomplish its own work, following a command or anticipating it, like the statues of Daedalus, or the tripods of Hephaestus, which, says the poet, of their own accord (automatous) entered the assembly of the Gods; if, in like manner, the shuttle would weave and the plectrum touch the lyre without a hand to guide them, the master builder (architektosin) would not need servants (hypereton), nor masters (despotais) slaves (doulon)”. (Aristotle, Politics, 1253 b 25-39). (traducción libre AM: Si cada instrumento pudiera realizar su propio trabajo, siguiendo una orden o anticipándola, como las estatuas de Dédalo, o los trípodes de Hefesto, que, dice el poeta, por su propia voluntad entraron en la asamblea de los Dioses; si, del mismo modo, la lanzadera tejiera y el plectro tocara la lira sin una mano que los guiara, el maestro constructor no necesitaría sirvientes, ni los amos  esclavos . (Aristóteles, Política, 1253 b 25-39)

RC: Este texto fue retomado por Karl Marx y Norbert Wiener como se puede leer en mi ensayo (2020): The Age of Artificial Intelligences: A Personal Reflection (trad. AM: “La era de las inteligencias artificiales: una reflexión personal”). En: https://informationethics.ca/index.php/irie/article/view/388.

(AM): Mi enfoque filosófico sobre lo cibernético, lo virtual y la IA ha sido construido por una amplia variedad de pensadores y pensadoras, desde los filósofos presocráticos y socráticos como Platón y Aristóteles, hasta la filosofía de Descartes, Leibniz, Kapp, Bergson, Ortega y Gasset, Heidegger, Foucault, Deleuze, Simondon, Weizenbaum, Dreyfus, Mitcham y filosofas como Aguilar García, Margaret Boden, Nowotny, Churchland, Braidotti y Haraway; entre otros autores y autoras de distintas épocas que están articulados con el lenguaje- lengua- discurso- sociedad -poder ( Saussure, Meschonnic, Benveniste ) y a la cibernética de primer (Wiener & Bateson) y segundo orden (Foerster, Luhmann, Maturana y Valera), así como con el pensamiento complejo de Edgar Morin, que propone una visión transdisciplinar y holística de la realidad (Merejo,2017): https://www.eusko-ikaskuntza.eus/es/urteko-galdera/andres-merejo-filosofo/ue-1337/#.  Discurso de ingreso a la academia de ciencias de RD: El Cibermundo Global en la República Dominicana (2015):  https://www.yumpu.com/en/document/read/54889636/el-cibermundo-global-en-la-republica-dominicana.

Rosi Braidotti.

Desde este enfoque filosófico en que me sitúo ¿Me gustaría que diera a conocer algunas de sus experiencias como filósofo e investigador tecnocientífico en el ámbito de la información, computación e IA?

(RC): Estudiando algunos de sus trabajos, como el de su conferencia en la Academia de ciencias de su país, veo que coincidimos y nos complementamos en muchos aspectos. Lo felicito por su discurso que es muy completo y detallado. Un aporte muy bueno tanto académico como político.

En cuanto a la reflexión filosófica sobre las inteligencias artificiales – yo prefiero usar la forma plural porque la concreción de un tipo de inteligencia (digital) puede ser muy diferente – es de origen reciente pero sus raíces alcanzan hasta la filosofía griega antigua e incluso a lo que la precede como es el caso de la figura mítica ‘Metis’.

Algunos de los desarrollos fundacionales más importantes en el ámbito de la IT (Information Technology) tuvieron lugar entre 1950 y 1980ss comenzando con la primera computadora de IBM (IBM-7101) en 1952 hasta el Personal Computer de IBM en 1981. Este desarrollo coincide con mi llegada a Alemania en 1971 para estudiar técnicas de IR (Information Retrieval) en el Centro de Documentación sobre Energía Nuclear ubicado en el Centro Atómico de Karlsruhe. Este centro de documentación colaboraba con la creación de la base de datos bibliográficos INIS (International Nuclear Information System) gerenciada por la IAEA (Information Atomic Energy Agency) en Viena.

A comienzos de la década del 80 el centro de documentación de Karlsruhe llamado ahora FIZ Karlsruhe colaboró con Chemical Abstracts Service (CAS) y el Japan Information Center for Science and Technology (JICST) para crear una red internacional (STN International) que fue una de las primeras redes digitales en el campo científico. Todos estos desarrollos tecnológicos fueron objeto de diversos análisis filosóficos, comenzando con la obra maestra de Joseph Weizenbaum: Computer Power and Human Reason: From Judgement to Calculation" (trad.” El poder de la computadora y la razón humana: Del juicio al cálculo”) un libro publicado diez años luego de su famoso “ELIZA— A Computer Program for the Study of Natural Language Communication between Man and Machine” (trad.AM. “ELIZA–Un programa de computadora para el estudio de la comunicación de lenguaje natural entre el hombre y la máquina” (Weizenbaum, 1966). La obra maestra de Weizenbaum, fue el resultado de una autocrítica. Herbert Simon publicó The Sciences of the Artificial (Las ciencias de lo artificial) en 1969. En 1972 Hubert L. Dreyfus, publicó su libro muy influyente: What Computers Can’t Do: The Limits of Artificial Intelligence (trad AM. Lo que las computadoras no pueden hacer: los límites de la inteligencia artificial).

(AM): He profundizado sobre su visión filosófica sobre la IA, su formación que data de la década de los 70 en el ámbito tecnológico digital, cibernético e IA, puede ofrecer algunas otras referencias fundamentales de esas investigaciones que hoy tiene vigencia en todo el ámbito del cibermundo.

(RC): Por supuesto, otros estudios siguieron como el de  Margaret Boden: Artificial Intelligence and Natural Man (1977); Aaron Sloman: The Computer Revolution in Philosophy (1978); Daniel C. Dennett: Brainstorms (1978); Pamela McCorduck: Machines Who Think (1979); Don Ihde: Technics and Praxis: A Philosophy of Technology (1979); John R. Searle:  Minds, Brains, and Programs (1980); Deborah G. Johnson: Computer Ethics (1985); Terry Winograd & Fernando Flores: Understanding Computers and Cognition (1986); P. S. Churchland: Neurophilosophy (1986); y Margaret Boden (ed.) The Philosophy of Artificial Intelligence (1990).

Margaret-Boden.

(AM): Con relación a la referencia del filósofo estadounidense Hubert L. Dreyfus y su libro ‘Lo que las computadoras no pueden hacer: los límites de la inteligencia artificial’, publicado a principios de la década de 1970, de acuerdo con la lectura que he realizado sobre usted, veo que tuvo influencia en su pensamiento.

(RC): Por supuesto, pero primero quiero narrar lo siguiente: Hubert Dreyfus me invitó a su oficina en la Universidad de California, Berkeley en noviembre de 1992. Estaba en sabático y acababa de participar en la Reunión Anual de la Sociedad Americana de Ciencia de la Información (ASIS) que se celebró en Pittsburgh, del 23 al 29 de octubre de 1992, donde hablé sobre “Tecnologías de la Información y Tecnologías del Yo” (Capurro 1986) y me referí al libro de Dreyfus y Paul Rabinow sobre Michel Foucault (Dreyfus & Rabinow 1983). Antes de mi reunión con Dreyfus, me encontré con mi amigo y colega Thomas Froehlich (Universidad Estatal de Kent, Escuela de Biblioteconomía e Información) así como con el filósofo alemán Wolfgang Schirmacher (New School for Social Research, Nueva York). También había consultado con la Escuela de Comunicación, Información y Estudios de Biblioteca de la Universidad de Rutgers y el Departamento de Estudios de Información de la Universidad de California en Los Ángeles. Por último, tuve la fortuita oportunidad de hablar con el experto budista, Liu Xiaogan, quien vivía en el exilio en la Universidad de Princeton. Como tal, estaba completamente inmerso en cuestiones fundamentales de Biblioteconomía e Información y particularmente en Ética de la Información, un tema que se había convertido en un importante problema social con el surgimiento de Internet.

Hubert-Dreyfus
Hubert Dreyfus.

Luego de esto, cuando llegué al encuentro con Dreyfus, quedé impresionado con el hermoso campus y su cálida hospitalidad. Hablamos sobre la fenomenología en los Estados Unidos. Mencioné su libro “Lo que las computadoras no pueden hacer: los límites de la inteligencia artificial” así como “Entendiendo las computadoras y la cognición” de Terry Winograd y Fernando Flores.

Al leer estos y otros textos relacionados durante el período de mi conocimiento con Hubert Dreyfus, desarrollé una fascinación por su análisis fenomenológico de la tecnología informática. Al conocerlo personalmente y dialogar sobre diversos filósofos, fue ejerciendo influencia en mi pensamiento filosófico desde todo el ámbito tecnológico, IA, digital e informacional.

Su impresionante estudio sobre el Ser y el Tiempo de Heidegger (Heidegger 1987) es una interpretación única y original de esta obra seminal de la filosofía del siglo XX. Para los lectores del texto original en alemán, leer a Heidegger a través de Dreyfus es una experiencia en sí misma, un Heidegger anglosajón, incluso pragmático, por así decirlo. La tarea de interpretar a Heidegger, como tal, también fue realizada por Winograd y Flores, pero Dreyfus presenta una comprensión más profunda de los problemas en juego, ya que abrió nuevas puertas a una comprensión fenomenológica de lo que es la era de la información.

(AM): Desde mi discurso he analizado algunas de las ideas filosóficas trabajada por Dreyfus, sobre el mundo digital e IA (2009; 2002; 2001; 1992). Como filósofo se anticipó a principios de los años 70 en varios aspectos del actual debate sobre la inteligencia artificial (IA). Criticó la visión de la cibernética de primer orden y la concepción de la IA de aquella época, que excluían al cuerpo vivo como un factor relevante para evaluar la IA. De acuerdo con sus ideas, el ser humano no es una mera estructura inteligente, sino que debe ser comprendido desde la experiencia y los símbolos, que son las marcas que deja en su cuerpo.

Para Dreyfus, la inteligencia humana se basa en la experiencia corporal y la comprensión del mundo a través de la interacción con el entorno, cosa esta que no puede replicar la IA. Es bueno señalar que la IA débil, la que estamos presenciando en estos tiempos cibernéticos y transidos, solo hace trabajo específico, tareas puntuales, no trasciende esa función, diferente a un ser humano, que puede llevar en fracción de un minuto varias cosas a la vez.

(RC): Estas ideas filosóficas sobre Dreyfus que usted plantea son excelentes. En su libro ‘On the Internet’, concluye Dreyfus que, mientras sigamos afirmando nuestros cuerpos, la Red puede ser útil para nosotros a pesar de su tendencia a ofrecer lo peor de una serie de compensaciones asimétricas: economía sobre eficacia en la educación, lo virtual sobre lo real en nuestra relación con las cosas y las personas, y el anonimato sobre el compromiso. Nuestra cultura ya ha caído dos veces en la tentación platónica/cristiana de tratar de deshacernos de nuestros cuerpos vulnerables y ha terminado en el nihilismo.

Esta vez, debemos resistir esta tentación y afirmar nuestros cuerpos, no a pesar de su finitud y vulnerabilidad, sino porque, sin nuestros cuerpos, como Nietzsche vio, seríamos literalmente nada. Como dice Nietzsche que dice Zarathustra: ‘Quiero hablar con los despreciadores del cuerpo. No quisiera que aprendieran y enseñaran de manera diferente, sino simplemente que se despidieran de sus propios cuerpos – y así se callaran’.  (Para más referencia ver: “Un encuentro de larga data” (2018):  Http://www.capurro.de/dreyfus_memorial.html).