En la actualidad la tendencia global es la fuerza que sigue tomando la derecha radical, y EE.UU no constituye una excepción. Un ejemplo de esto han sido las elecciones de medio término, tras las cuales posiblemente el GOP se quede con tel control del congreso.
Se evidencia el poder que tiene el discurso abiertamente anti minorías, contra inmigrantes, la reducción de derechos de las mujeres, como en el caso del aborto, y solicitud de mayor exenciones para las armas.
¿Pero qué hay detrás de esta creciente ala del radicalismo de la derecha que promueve ideas que contradicen hasta los principios alcanzados en materia de derechos humanos?
Es porque en medio de fuertes crisis, las personas tienden a engancharse a propuestas políticas radicales, y se suelen buscar culpables.
Algunos candidatos se muestran arrogantes, con altas dosis de demagogia, con la idea de generar “esperanza” a quienes apuestan a estas organizaciones.
Amplios sectores de clase media se unen al tremendismo político, apuestan a posturas fanáticas.
Los ciudadanos están cada vez más inclinados a candidatos que se muestren abiertamente en contra del respeto a las leyes, con posturas extremas que se conviertan en “trending topics” en las redes sociales.
Hoy la manipulación de masas es más obvia que nunca.
La tendencia en la actualidad, es el socavar todos los principios que respecten un correcto estado de derecho.
Todo esto bajo el inevitable clima de tensión nacional e internacional, el posible anuncio de Donald Trump sobre su candidatura de cara a las presidenciales del 2024. El escenario pinta color de hormiga.
Lo ideal sería que cada país esté atento ante esta tendencia al retroceso de la democracia y la inclinación al nacionalismo extremo.
Que no se pierda el respeto a las personas, que se preserve la libertad, que nadie atente contra los derechos civiles y la libertad de expresión.