¿Es el momento para una reforma constitucional? ¿Comentarios sobre sus motivos de ministerio público independiente, reducción de congresistas, limitación a la reelección? ¿Son preocupantes los niveles de deuda pública, es sostenible ese modelo de déficits fiscales sostenidos con endeudamiento? ¿Debemos hacer una reforma tributaria para mejorar recaudación o introducirla luego de consensuar un Pacto Nación donde todos los actores tengan la visión donde vamos y que esa, más otras, se acomoden a esa estrategia? ¿Se debe aprovechar la reforma para eliminar la limitación que el dinero debe ser físico, billetes y monedas, para incluir la posibilidad de monedas digitales?

Estas fueron las principales preguntas de un encuentro con Joaquín Ricardo en su programa Comentarios y Reflexiones. Comparto sobre lo conversado más anotaciones adicionales en el preámbulo y la pausa entre los dos segmentos.

Sobre si la reforma constitucional es o no oportuna, considero que el presidente la presenta en buen momento porque coincide con el inicio de su segunda gestión y un congreso donde el PRM tiene mayoría.

Coincidir con la visión de sus motivos, ya eso es otra cosa. En varios intentos de reformas constitucionales el tema de la reelección ha sido uno de los pivotes para tratar de ir cuando lo prohibía, rehabilitar cuando se disfrutaba el retiro o insistir en empatar el récord de doce en línea.  Eso lo he criticado en el pasado porque, en definitiva, la reelección debería ser indefinida mientras se tenga un organismo electoral garantizando elecciones limpias y las personas tengan amplias libertades para ejercer el voto.

“No me tienes que convencer de eso”, comenta Joaquín Ricardo. En efecto, viene de una tradición política en que el partido siempre presentaba su candidato con mejor posibilidad de llegar al poder.  Por eso el Partido Reformista obtuvo y mantiene su récord de gobernar por veintidós años.

En todo caso, buscar modificarla para seguir el modelo norteamericano de dos años y disfruta feliz retiro permanente es un reconocimiento del presidente Abinader de que sí existe en su partido un buen número de políticos jóvenes con condiciones para dirigir la nación. Con esto, considero, da continuidad a la filosofía del fuerte liderazgo que le abrió las puertas para ser presentado como candidato y llegar a la Presidencia en su segundo intento. Y si eso lo combina, como esperamos, con el fomento de una competencia justa por la próxima candidatura que siga manteniendo unido al partido creo que se convertirá en el mejor referente de una nueva era política.

Con respecto a un ministerio público con un procurador inamovible, ambos coincidimos en tener cautela. “Puede ser peligroso tanto poder”, apunta el conductor y corroboro explicando que la dependencia del Ejecutivo es más bondad que maldición cuando un presidente demuestra su compromiso de tener un órgano efectivo en la persecución judicial de los crímenes y delitos de toda naturaleza.

En mi opinión funciona mejor mantener ese vínculo en que puede exigir una rendición de cuentas personal y con consecuencias si evalúa que los indicadores de sanciones efectivas logradas por buena investigación, eficientes expedientes y fiscales litigantes de primera no están en los niveles que esperaba.

Ya tiene el presidente Abinader un legado en nombrar en la Procuraduría, obedeciendo al clamor popular, a una funcionaria que ha mantenido por cuatro años y que ha actuado con suficientes grados de libertad en sus atribuciones. Mejor mantener ese modelo, con el candidato que crea más idóneo para esas funciones, y llevar a cifra razonable el presupuesto al que se aspira para mejorar la efectividad en combatir la criminalidad.

Una falla en esas funciones hoy es una falla del presidente porque tiene en su poder remover a un procurador si camina como el cangrejo. Con la inamovilidad de uno que agradecerá su nombramiento a un proceso ajeno al presidente, si todo anda bien éste recibirá su cuota de agradecimiento junto a todo el que puso un grano de arena en romper las alegadas cadenas, como en las películas que sale el nombre de todos los extras donde la atención estuvo por dos segundos y medio. “El éxito tiene muchos padres”.

Ahora bien, con la independencia absoluta que le permitirá hasta poner la llamada del Presidente en espera o indicar con fastidio que le digan le devolverá en media hora, todo el peso del fracaso se le pegará a él. En realidad, no es cierto que “el fracaso es huérfano” porque buscar “el culpable” es un pasatiempo milenario y este caso no será la excepción.

Y cuando el presidente sea señalado como culpable del desborde de la criminalidad no podrá solicitar que lo vean como Pilatos con las manos atadas, porque el jefe romano encontró las leyes para lavarse las manos cuando llegó a Judea. Ese no es su caso porque lo verán como el promotor de ponerse esas esposas o camisa de fuerza para dejar al procurador más libre que el viento.

“Bien, pero estamos comentando sobre las líneas generales de lo presentado a la opinión pública”, explica Joaquín Ricardo, “hay que estar pendiente a nuevas informaciones que vendrán con los debates o aportes de nuevos documentos sobre estas dos propuestas disminuyen el tradicional poder de los presidentes para aspiraciones sin pausa y tener influencia en el Ministerio Público.  También sobre la creación del Ministerio de Justicia y otros aspectos que se han avanzado para promover una mejor resolución de conflictos y paz social.”

Finalmente, coincidimos en que la disminución del número de congresistas se debe haber incluido con un consenso previo con quienes tendrán ahora menos posiciones para aspirar y hacer carrera política. También que para esa decisión no debió pesar tanto el tema de ahorro fiscal porque el Poder Legislativo, que tiene entre sus funciones aprobar el presupuesto envía el Ejecutivo, conoce las áreas que más inciden en el déficit y la dinámica de la deuda.

“Como el de las distribuidoras eléctricas que en vez de reducirse ha aumentado”, apunta Joaquín Ricardo y ese más otros temas lo compartiremos en otra entrega.