Muchos justifican la existencia de la corrupción como endémica e histórica por siglos, entre ellos el ex presidente de la República, Dr. Leonel Fernández, quien durante su mandato (16 de agosto del 2004 hasta el 16 de agosto del 2012) discursó durante el lanzamiento del “Plan Estratégico República Dominicana Transparente, de Ética y Prevención de la Corrupción 2009-2012”.
Es una desorientación y lo entiendo así porque la corrupción y el corrupto no nacen como tales, nacen de una desconcertante actitud y/o aptitud que se contrapone al liderazgo moral que prima en una sociedad, y si es por lógica, también la honestidad existe por siglos.
Aunque se perciba o se entienda la existencia de la corrupción en esta sentencia, el mismo es antípoda a toda acción de quienes administran el patrimonio de una nación cuando esos mismos individuos no aceptan o justifican la corrupción o la perdonan en alguna de sus peculiaridades.
En el vínculo de youtube.com que desplegamos abajo se encuentra una evidencia que muestra cómo una persona, que representaba un gran recurso humano para su país, converge con las más viles propensiones delincuenciales.
Quiero aclarar que el objetivo de este artículo no es a favor ni en contra de los hechos que llevaron al paredón de fusilamiento al general del Ejército Revolucionario de Cuba y jefe de la misión militar en Angola, Arnaldo Ochoa Sánchez. El fin es mostrar una respuesta fehaciente de las estimulaciones que pueden llevar a cualquier persona a justificar maniobras contradictorias al bien común, tal como lo describe Ochoa en su testimonio ante el tribunal que lo enjuició.
(Ochoa está partir del minuto 4:00)
Pues bien, como se ve, uno empieza a delinquir el día que justifica un pequeño error en sí mismo.
Reconocer un desliz, mostrarse de acuerdo con que te has equivocado es la primera condición de una persona que combate esa “corrupción endémica”. Haciendo lo contrario, justifica acciones depredadoras y se coloca en el camino para continuar con un país absurdo, simplemente porque “perdió la cabeza”.