Pese al envío de dos contingentes de policías kenianos, con 400 agentes, la situación de seguridad en el país sigue siendo preocupante. Las bandas armadas siguen fortaleciéndose; destruyen comisarías de policía, secuestran a miembros de la población, siguen ocupando las principales carreteras del país con toda tranquilidad. Las múltiples promesas de restablecimiento de la seguridad en el país del ejecutivo siguen sin tener efecto.
El gobierno está más en la comunicación que en la acción; lo atestigua el mensaje publicado en la cuenta X de la Primatura, la cual informa a la población que el primer ministro ha concedido una entrevista a CNN. Conceder una entrevista a un medio de comunicación es un acontecimiento que merece un anuncio oficial, si no hay otras cosas que anunciar.
Después de su discurso a la nación el 17 de julio para anunciar el estado de emergencia de seguridad en 14 municipios controlados por grupos criminales, el primer ministro se dio cuenta tuvo una amplia reunión con un número importante de personas para hablar del tema más sensible del país, la seguridad. Una nota de la Primatura había informado en este sentido que el jefe del gobierno, acompañado de miembros del gobierno, del alto estado mayor de las Fuerzas Armadas de Haití (FADH), de la Policía Nacional de Haití (PNH), el fiscal de la capital, el decano del Tribunal de primera instancia de Puerto Príncipe, de los alcaldes de la región metropolitana y de otras instituciones interesadas, «tuvo un importante encuentro con miras a la consolidación de las acciones destinadas a reforzar el estado de emergencia en materia de seguridad decretado en 14 municipios de los departamentos del Oeste y de Artibonite.»
También estuvieron presentes en este encuentro sobre seguridad, los representantes de los ministerios de Justicia y Seguridad Pública, de Defensa, del Interior y de las Colectividades territoriales, Transportes y Comunicaciones, Educación Nacional, Economía y Finanzas, Planificación, representantes de instituciones como la Oficina de Inmigración y Emigración, la Autoridad Portuaria Nacional, la Administración General de Aduanas, la Oficina Nacional de Identificación (ONI), la Delegación del Oeste, el Consejo Nacional de Telecomunicaciones.
«Para el primer ministro, fue una oportunidad; y los miembros del gobierno, para articular la sinergia necesaria de esta decisión para hacer frente a la actual crisis socio-sanitaria y humanitaria que está destruyendo el país», había intentado justificar la nota oficial de la Primatura. 40 personas alrededor de una mesa que discuten la seguridad pública de un país. Se pregunta si todas tienen el mismo nivel de habilitación para hablar sobre la seguridad del país o para tener información sobre la seguridad del país.
La llegada a Haití de 400 policías kenianos como parte de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad del País no ha cambiado nada. Cuando el 25 de junio pasado el primer contingente de 200 policías kenianos pisó suelo nacional, fue para muchos una forma de esperanza. Pero desde entonces, las bandas criminales se han fortalecido. Han consolidado su presencia en los territorios que ya ocupaban o de nuevos que empezaron a controlar, como fue el caso, lamentablemente, de Ganthier, a unos kilómetros de la frontera con la República Dominicana.
Antes de la llegada de los dos contingentes kenianos y el decreto sobre el estado de emergencia de seguridad, el gobierno ya había pedido al jefe de las Fuerzas Armadas (FADH) que pusiera al ejército en «condición D». El 18 de junio pasado, el Ministerio de Defensa ordenó al número uno de las FADH que pusiera en pie de guerra a sus tropas contra los grupos criminales.
Contactado por Le Nouvelliste tras esta recomendación del Ministerio de la Defensa, el jefe del ejército explicó que la «condición D» en la jerga militar significa que los uniformados están en pie de guerra. Según el comandante en jefe, frente a los actos de las bandas armadas, el ejército ya estaba en principio en pie de guerra.
El general en esta entrevista concedida al periódico, deseaba el fortalecimiento de los medios de las Fuerzas Armadas. Desde entonces, no se ha anunciado nada sobre la continuación de la puesta en «condición D» del ejército, y menos aún sobre el fortalecimiento de la capacidad operativa del ejército.
Paralelamente, el Consejo Presidencial de Transición, salpicado por varios escándalos de corrupción, se atrinchera tras un silencio ensordecedor.
Nota del traductor: Para la perfecta comprensión de este texto, el traductor se permitió quitar algunos apellidos de personalidades para ilustrar mejor la dimensión institucional del puesto. También ha podido aclarar la proximidad geográfica de ciertas situaciones… G.M.