A principios de la primavera de este año fuimos testigos de cómo varios bancos en los Estados Unidos y en Europa se fueron a la quiebra, sin duda, esto disparó las alarmas de una posible similitud con lo ocurrido en la crisis financiera de 2008. El común denominador en la quiebra de los bancos ocurrida en marzo de 2023 fue como dichas instituciones financieras manejaron su Inmunización de cartera de riesgo de tasa de interés. A continuación, vamos a explicar en qué consiste este concepto de manejo de riesgo financiero.
El concepto de inmunización de cartera de riesgo de tasas de interés consiste en que los bancos están claramente preocupados por gestionar el riesgo de tipos de interés en sus estados de situación. Es decir, asegurarse de que estén inmunizados, protegidos contra movimientos adversos en las tasas de interés, que podrían reducir el valor de mercado de sus acciones. Esa es la diferencia entre cambios en los activos y cambios en los pasivos que resultan en una reducción del valor de mercado de su posición de capital en el estado de situación. Esto podría ser algo muy perjudicial para los bancos, y por eso quieren poder hacerlo lo antes posible; de hecho, la mayoría de los banqueros le dirán que decidieron no tomar una posición sobre la dirección de las tasas de interés. Porque no quieren apostar en contra o a favor de una dirección particular en las tasas de interés. Solo quieren dejar a sus bancos completamente inmunizados ante cualquier cambio adverso que pueda ocurrir. Entonces, lo que haremos es analizar algunas de las técnicas sobre cómo los bancos realmente eligen hacer eso.
-D = dP/P / dR/1+R
Esta es la fórmula del modelo de duración. Si utilizamos un instrumento de renta fija, lo definimos como menos la duración igual al cambio en el precio del bono dividido por el cambio relativo en tasas de interés, donde R representa el rendimiento, P representa el precio y la d minúscula en este caso en el lado derecho de esta expresión, significa cambio pequeño. Si reevaluamos eso, entendemos que ahora podemos usar ese modelo de duración para estimar cuál sería el impacto en el cambio de precio de ese bono. Y, determinamos que el cambio en el precio es igual a cualquiera que sea su duración, el negativo de eso (es por eso que el signo menos está al frente, debemos recordar eso) multiplicado por ese cambio de rendimiento relativo, como lo describe dR, más de 1 más R.
Así que tomemos un ejemplo. Supongamos que los rendimientos aumentan del 8% actual al 8,1% o un aumento de 1 punto básico, y hemos estimado que nuestra duración ya es de 4.99 años. Luego, de acuerdo con la fórmula anterior, encontraríamos que el cambio de precio para ese escenario es menos 4.99 años por 1 punto básico dividido por 1.08. Y eso resulta ser menos 0.0462, no es un gran cambio. Pero es un cambio de todos modos. O para interpretar eso y volver a un precio en términos de dólares, un bono que originalmente tenía un precio a la par de $1.000 hoy vale $999,54, digamos, según el modelo de duración para un aumento de 1 punto básico en las tasas.
La pregunta sería la siguiente: ¿cómo podemos utilizar este tipo de información para un único bono en todo el balance de activos y pasivos de un banco, mientras pensamos en inmunizar su cartera? Bueno, primero que nada, necesitaríamos agregar sobre una base promedio ponderada las duraciones de todos los activos y todos los pasivos. Y, es un proceso muy simple. Simplemente calcularíamos las duraciones de todos nuestros préstamos hipotecarios, todas las duraciones de nuestros bonos del tesoro, todas las duraciones de nuestros bonos corporativos, etc. Y eso, nos fijaríamos en calcular los pesos. Por ejemplo, los préstamos hipotecarios representan el 25% de nuestra cartera de renta fija. Los bonos corporativos representan otro 15%, etc.
Debemos tener en cuenta es que los aumentos de las tasas de interés tienden a causar una disminución en el valor de un bono. Y lo mismo ocurre cuando vemos choques en las tasas de interés para instituciones con brecha de duración positiva, es decir, instituciones cuyos bancos son típicos de ser representativos, es decir, de ser instituciones con brecha de duración positiva, es decir, la duración promedio ponderada de sus activos tiende a ser mayor que la duración promedio ponderada de sus pasivos. ¿Por qué es eso? Es sencillo. Tiene que ver con la tendencia de la curva de rendimiento a tener pendiente positiva. Y, lo que sucede es que los bancos aprovechan eso, como habrán escuchado, prestando a largo plazo y financiando a corto plazo para poder aprovechar ese diferencial de margen de interés neto para aumentar sus ganancias. Algo que SVB hizo al revés, y por eso terminó en la bancarrota.
Rebaja en las calificaciones crediticias
El pasado mes de agosto, la agencia crediticia Fitch decidió rebajar su calificación crediticia a algunos bancos en los Estados Unidos, cuestionando la salud del resto y los riesgos que se vislumbran por las subidas de los tipos de interés, así como una caída en la nota crediticia del país por el alto déficit fiscal que impera en el país, así como su alto nivel de endeudamiento. Las agencias crediticias como Fitch, Moody’s y S & P, a la hora de proporcionar una nota crediticia sobre alguna compañía que sea pública, miden diferentes factores como nivel de apalancamiento, nivel de liquidez, nivel de capital, entre otros factores. Uno de los factores principales que llevó a Fitch a tomar esa decisión es la derogación en 2018 de las regulaciones bancarias laxas del Dodd-Frank Act, así como el manejo de riesgo de los tipos de interés, como expusimos anteriormente, debido a que la Reserva Federal no ha disminuido su velocidad para anclar la inflación en el rango meta del 2%.
Sin duda, es algo que hay que seguir monitoreando de cerca, y más cuando las agencias calificadoras de riesgo están siendo incisivas al respecto. Porque una crisis financiera generada por un mal manejo del riesgo concatenada con una crisis en la economía real en China podría ser el detonante perfecto para una recesión en la economía global, algo que podría afectar a países como la República Dominicana, que depende mucho de los Estados Unidos. Por cada punto porcentual que se contrae en promedio la economía estadounidense, la economía dominicana se contrae un 1.8% del PIB real. Dicho esto, dado el animado crecimiento de la actividad económica en el primer semestre, es hora de que el Gobierno central ponga todo el pie en el acelerador para reactivar la economía a través de la política fiscal con una expansión del gasto de capital, específicamente en infraestructura, debido al efecto multiplicador que tiene en la actividad económica.