1.- Una vez la sociedad entra en descomposición ética y moral, seguida de la inversión de valores, la desmotivación ejerce influencia en los más diversos grupos humanos.
2.- Nuestro país luce hoy anímicamente hundido, dominado por la mercancía dinero, el consumismo desenfrenado y cuantas cosas impulsan a depravarse por entero.
3.- Un medio social adecuado para corromperse, descarriarse y desmoralizarse, requiere de una efectiva y sana motivación para alcanzar una renovación espiritual.
4.- En nuestro país, ideológicamente las clases dominantes han logrado que la gente solo accione por lo que es de su exclusiva conveniencia, dejando atrás lo colectivo, lo social, para que predomine el individualismo y el alcance de lo material.
5.- A los fines de contrarrestar los objetivos de la minoría nacional, que persigue que la mayoría del pueblo esté abatida, desesperanzada y con el alma en los pies, hay que incentivarla, alentarla para que se motive y logre recuperarse.
6.- Conviene mover las fibras sensibles de los nuestros; animándoles, incentivándoles, y de todas maneras, impulsándoles para romper el desánimo que les mantiene abatidos, sin deseo de luchar.
7.- Hay que hacer los mayores esfuerzos para quitar el desánimo, recurriendo a la persuasión, procurando conquistar la atención y el ánimo de las mujeres y los hombres del pueblo. Se impone la motivación popular.
8.- Es necesario que nuestros connacionales logren apreciar sus batallas por la libertad, independencia y soberanía, así como tener en cuenta sus gestas patrióticas y reconocer a sus héroes y mártires.
9.- Cada ocasión oportuna hay que aprovecharla para hacer que ciudadanas y ciudadanos dominicanos logren elevarse por encima de los pesares y decidan ennoblecer, dignificar a los meritorios.
10.- Precisamente junio, es un mes de gran significación histórica para las dominicanas y los dominicanos, y debe servir para glorificar a los que combatieron en junio de 1949, por Luperón y en junio 1959, por Constanza, Maimón y Estero Hondo.
11.- De cualquier forma hay que hacer desaparecer, borrar de la mente la dejadez, la flojedad y el desgano de lo mejor de nuestros conciudadanos. Hay que eliminar la desidia.
12.- Debemos armarnos, poner por delante la eficacia, la disposición a que el país cambie para bien, por la prontitud de sus mejores hijos.
13.- Hay que vencer todo lo que lleva a la gente de aquí a comportarse arruinada y desinteresada para no accionar contra lo que mantiene a la mayoría del pueblo aniquilado, con el corazón en el suelo.
14.- Procede recuperar aquella parte bonita que identificó a mujeres y hombres de ayer, que llenos de emociones sabían destacar la grandiosidad de los que aportaban para el bienestar de la colectividad.
15.- Aunque no sea fácil lograrlo, hay que perseverar, esforzarse para eliminar lo que sea indolencia, mala gana, apagamiento, y su lugar sea ocupado por entusiasmo, disposición, vehemencia, fervor y mucha pasión.