Joaquín Balaguer Ricardo nació en Villa Bisonó (Navarrete), Santiago, en el año 1907, murió en Santo Domingo, en el 2002. Político dominicano, fue presidente de la República Dominicana en los períodos 1960-1962, 1966-1978 y 1986-1996.
Cuando yo era un adolescente, todavía con pantaloncitos cortos, conocí al Dr. Joaquín Balaguer en un mitin político celebrado en el parque Duarte, en Santiago, el 18 de agosto de 1955. Fue cuando un grupo de 110 abogados celebraron una cena en el Hotel Matún y no mencionaron el nombre de Rafael L. Trujillo Molina, presidente de la República. El discurso de Balaguer era para reprimir a los asistentes a esa cena, y recuerdo que dijo: “Trujillo no ha sido olvidado, sino el pueblo de Santiago”.
Por problemas políticos, tuve que salir del país, exiliado, durante la dictadura de Rafael L. Trujillo.
Cuando vivía exiliado en Nueva York, Estados Unidos, iba a comprar libros en español a una librería situada en la calle 13, esquina octava avenida, en el lado este (East Side), cuyo dueño era un italiano, llamado Giuseppe. Yo era un asiduo comprador de libros.
Un día el librero Giuseppe me dijo: "Puertorriqueño, me ha llegado un libro sobre Puerto Rico que te puede interesar". Le dije que no era puertorriqueño, sino dominicano. Entonces él me dijo: "Te voy a contar una anécdota".
“Una vez vino un señor y me pidió un libro sobre Métrica Castellana, le dije, que no tenía, pero le recomendé buscar un libro del dominicano Joaquín Balaguer, que creo que es el mejor”. El señor me respondió: Yo soy Joaquín Balaguer”.
Conversé con el presidente Joaquín Balaguer varias veces, siempre en mi condición de dirigente sindical cristiano.
La primera vez fue acompañado por el Lic. Polibio Díaz, el Dr. César Estrella Shadalá, Henry Molina y Gabriel del Río, para negociar el local donde está el Instituto Nacional de Formación Agraria y Sindical (INFAS),
Situado en la Autopista 30 de Mayo, kilómetro 12. El presidente Balaguer se comprometió a ceder el terreno y edificaciones para ese centro de estudios para los trabajadores. Él aceptó y el Lic. Polibio Díaz hizo todos los trámites legales.
La segunda ocasión que conversé con el presidente Joaquín Balaguer fue para discutir, junto con Henry Molina, varias violaciones laborales que el gobierno había cometido contra los trabajadores azucareros; el presidente cedió en algunos aspectos.
La tercera ocasión fue con motivo del asesinato de Florinda Soriano Muñoz (Mamá Tingo), que, aunque no fue un crimen político, pero si era necesario que el gobierno asumiera alguna responsabilidad.
La cuarta ocasión que conversé con el presidente Joaquín Balaguer fue en compañía del sindicalista internacional Emilio Máspero, después de que el gobierno había prohibido su entrada al país, y luego revocada esa decisión. Esa reunión se realizó en la residencia del presidente. Pudimos comprobar que él tenía una cama-Colombina, y en su casa no había nada de lujo, pero sí muchos libros. Conversó con Emilio Máspero sobre dirigentes políticos de América Latina que él había conocido.
La quinta conversación fue para discutir sobre la fusión del partido Reformista con el Partido Revolucionario Social Cristiano (PRSC). Esa vez estuve acompañado del político venezolano Dr. Arístides Calvani y el dirigente político Hilarión Cardozo. Mi posición siempre fue coherente en negarme a participar en esa unidad orgánica.
Les informé a los participantes que la CASC no era apéndice del PRSC, que teníamos completa autonomía, y por estatutos no podía involucrarse en actividades partidistas, y que en lo personal no estaba de acuerdo con esa fusión.
Además, en mi condición de secretario general de la CASC, convoqué a varias personas para discutir la fusión de estos partidos. Los dos primeros que hablaron fueron: el padre Fernando Arango, asesor de la Juventud Obrera Católica (JOC), y el licenciado Ignacio Miranda, en representación de la Pastoral Familiar, y ambos estuvieron de acuerdo de que el doctor Joaquín Balaguer no era socialcristiano sino “balaguerista”.
Durante el proceso de unificación del Partido Reformista y el Partido Revolucionario Social Cristiano (PRSC), una vez me visitó una comisión del PRSC, a mi casa, para decirme que el Dr. Joaquín Balaguer me había designado como secretario obrero del nuevo partido PRSC, y posiblemente candidato a diputado, en un puesto elegible. Le respondí: "El presidente me eligió, pero yo no soy partidista sino sindicalista". Después designaron al amigo Fernando Guante para esa posición y fue dos veces diputado.
Las veces que hablé con el presidente Joaquín Balaguer él me llamaba “secretario general”, sin embargo, yo solo ocupé ese cargo en la CASC en dos etapas.
Una vez fuimos una comisión tripartita, encabezada por el Dr. Rafael Alburquerque, en esa época secretario de Estado de Trabajo, para que el gobierno pagara las cuotas a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que estaban atrasadas y el país no tenía derecho a votar. La respuesta del presidente fue: “Vayan, hablen con los norteamericanos, que a ellos sí les interesa el caso: pagan por otros”. Puedo decir que en las conversaciones con el Dr. Joaquín Balaguer, en su condición de presidente de la República, siempre me dio un trato de cortesía y amabilidad, sin embargo, no pude simpatizar por su política social.
En los primeros doce años de su mandato corrido estuve 11 veces preso. Es de suponer que el presidente de la República tenía informes sobre estos apresamientos, pero más hicieron por mi liberación los periodistas Rafael Herrera, director del periódico Listín Diario, y el periodista Dr. Salvador Pittaluga, que el presidente de la República…
El licenciado Polibio Díaz, alto funcionario en los gobiernos del Dr. Joaquín Balaguer, me llamó para que fuera a su residencia, pues tenía que informarme algo importante. Al otro día temprano fui a su residencia y me dijo que el Dr. Joaquín Balaguer lo había instruido para que me nombraran viceministro de Trabajo.
Sorprendido por esa información, le informé al licenciado Polibio Díaz que agradecía la proposición, pero que mi misión era ser sindicalista, nunca he pensado en cargos de ningún gobierno. El licenciado me dijo que era un cargo muy importante, que él me conocía y creía que yo podía ser un buen funcionario público. En el orden personal, nunca he aceptado ningún cargo político, de ningún gobierno.
En 1978, el licenciado Fernando Álvarez Bogaert me ofreció el cargo de primer candidato a diputado por la provincia de Santiago, por el Partido Reformista, que ganaba seguro. En ese entonces él tenía todo el apoyo del Dr. Balaguer.
Hablamos dos veces, inclusive él estuvo en mi boda con Christine Piens, el primero de abril de este año, reiterándome la proposición que rechacé, porque no he tenido vocación de político partidista, y menos depender del Dr. Joaquín Balaguer.
Como político, nunca estuve acuerdo con las posiciones del Dr. Joaquín Balaguer, sin embargo, reconozco, que, como persona humana, fue un gran estadista, que administró los bienes del Estado con pulcritud, sin ambiciones materiales que lo beneficiaran personalmente, y muy austero con los gastos del gobierno. El gobernante que mayores aportes ha hecho a las viviendas de los dominicanos.
En 1992 fijé mi residencia familiar en Bélgica y nunca más volví a ver presencialmente al presidente Balaguer.