En 1961 Guy Debord elabora el guion Crítica de la separación que se realiza como acción y escritura o puesta en marcha por la compañía de cine experimental Dinamarca-Francia (Dansk-Fransk), tal y como aparece en dicha publicación (Contra el cine, op. cit.). Eje.:
(Traveling alrededor de un grupo en la terraza de un bar. La cámara mantenida en la mano como en los reportajes de noticieros, se acerca a Debord, que habla con una morocha muy joven. Plano general de los dos, caminando juntos. Otra rubia.)
“No se sabe qué decir. La serie de palabras se rehace y los gestos se reconocen. Fuera de nosotros. Por supuesto hay procedimientos controlados, resultados verificables. Con mucha frecuencia es divertido. Pero tantas cosas deseadas no fueron alcanzadas; o lo fueron pero solo parcialmente, y no conocido o simulado? Qué proyecto verdadero fue perdido?
Acotación:
Historia: una chica rubia, con aspecto agotado.
Leyenda: “Pero ella se quedó varada, el Jeep estaba profundamente enterrado en el fango del pantano…” (pág. 59)
La alusión dantesca remite a La Divina Comedia en subtítulo: En la mitad del camino de nuestra vida). El espectáculo cinematográfico tiene sus reglas, que permiten llegar a productos satisfactorios. Sin embargo, la realidad de la que hay a partir (subtítulo: me encontré en un bosque oscuro), es la insatisfacción. La función del cine es presentar una falsa cohesión aislada, dramática o documental, como reemplazo de una comunicación y una actividad ausentes. (Subtítulo: donde la senda recta se había perdido). Para desmitificar el cine documental, hay que disolver lo que se llama su tema.
Fin de la marcha. (pp. 69-70)
Luego de esta acotación, se lleva a cabo una segunda Historieta: “Un buzo piensa: “Sin cuerda ni aire no me queda mucho tiempo. Si solo pudiera liberarme de estos plomos…” Vista en picado de un bar. Entra una pareja, cierra la puerta, avanza”.
Comentario complementario:
“Una receta bien establecida deja saber que, en un film, todo lo que se dice de otro modo que no sea por la imagen debe ser repetido; de no ser así su sentido escapará a los espectadores. Es posible. Pero esa incomprensión está en todas partes en los encuentros cotidianos. Había que aclarar, pero hay tiempo, y uno no está seguro de haber sido comprendido”.
Lo que sobresale en este conjunto y otros de la escritura Debord son sus ritmos y puentes accionales grabados por líneas argumentales y procesos situacionales, donde los puntos de trabajo se movilizan mediante tonos, encuadres, líneas de composición y otros recursos de realización que ofrecía el método Debord. La foto fija, el desafío, las miradas constructivas del enfoque en el guionismo de Debord, obra, que problematiza lo real cobrándole sus deudas y procedimientos necesarios para la realización de un plano-secuencia planificado en el centro mismo de la historia-ficción, redirigida en sus centro y fuerzas ficcionales marcados por niveles narrativos, muy particulares del guionismo debordiano. Algunos momentos marcados por la acotación indicadora del guion, ejemplifican las marcas, puntos de escritura y visión organizadora posicionada como signo-síntoma:
“Vista cercana del lanzamiento de un cohete. Lanzamiento de un cohete, plano general.
Aviador, equipamiento estratosférico. Oficial, Sable en mano. Imagen de la tapa de un libro de Ciencia ficción.
Un blupper; y la evolución de una bola.
Foto fija: alrededor de una Mesa Redonda, un rey y caballeros. Boden de Borsmortier: alegro del concertó en 5 partes en Mi menor, (op. cit. p.37).
Dos situacionistas
“Un caballero desafía a otro en la fotografía hollywoodense. Un situacionista tomando una copa.
Plano general de un grupo a la mesa de un bar de la Montagne-Sainte-Geneviève.
Otros situacionistas.
Pasa la muchacha de las primeras imágenes. Panorámica de las primeras imágenes. Panorámica sobre una visita aérea del centro de París.
Los caballeros camorristas. La música va disminuyendo. La misma muchacha.
Sucesión de traveling alternos: la cara de la muchacha. Un avión que se aleja desplazándose sobre un paisaje de nieve”. (Vid. pp. 70-71)
La particularidad didascálica utilizada por Debord en Crítica de la separación se justifica como mensaje y crítica de lo real urbano. Lo que moviliza en su caso la situación en el espacio social, cosa que se particulariza en la voz-(hablante). Los situacionistas están presentes en la escritura Debord, tal y como podemos observar en los siguientes fragmentos:
“Nuestra época acumula poderes, y sueña que es racional. Pero nadie reconoce como suyos tales poderes. En ninguna parte hay acceso a la edad adulta: solo la transformación posible, un día. Precisamente porque nadie deja de ser mantenido en tutela…
Al mismo tiempo es un mundo donde nos iniciamos en el aprendizaje del cambio. Allí nada se detiene. Incesantemente parece más móvil; y quienes lo producen día tras día contra ellos mismos pueden apropiárselo, bien lo sé. La única aventura, decíamos, es impugnar la totalidad.
(Subtítulo: Dar a cada uno el espacio social esencial para la manifestación de la vida). Cuyo centro es esa manera de vivir, donde podemos hacer el intento pero no el uso de nuestra fuerza.
(Subtítulo: Si el hombre está formado por las circunstancias, es importante formar circunstancias humanas)
(Subtítulo: Compañeros, el urbanismo unitario es dinámico, es decir, en estrecha relación con estilos de comportamiento).
…(Subtítulo: Bastante se interpretaron ya las pasiones. Ahora se trata de encontrar otras.)
Antes de la dominación colectiva del entorno no hay todavía individuos, sino sombras que… frecuentan las cosas que les son dadas anárquicamente por otros.
…La nueva belleza será de situación… (Ibídem. loc. cit.)
… La información oficial está en otra parte. La sociedad devuelve su propia imagen histórica, solo como la historia superficial y estática de sus dirigentes. Aquellos que encarnan la fatalidad exterior de lo que ocurre. El sector de los dirigentes es precisamente el mismo del espectáculo. El cine les va bien…
… Por otro lado, el cine propone en todas partes comportamientos ejemplares, hace héroes, en el mismo viejo modelo que estos, con todo lo que toca…
En efecto, toda una crítica de la razón urbana plantea una nueva concepción de la vida cotidiana mediante la crítica de la sociedad del espectáculo. Se trata de hacer propuestas a favor del sujeto público en situaciones de violencia, otredad y movilidad sociourbana. Todo lo cual hace viable un comportamiento crítico y posicional de los viaductos del sujeto urbano, mediante fuerzas sociales que constituyen un espacio democrático para la circulación ideológica de movimientos urbanos creadores. Lo que conlleva un nuevo discurso urbanológico, donde lo estratégico y lo vincular generan los diferentes diálogos posibles desde la comunicación a la deriva. (Véase Guy Debord, en Textos de la deriva y otros textos situacionales sobre la verdad, Eds. MACBA-ACTAR, Barcelona, 1996).
Todo lo visto y analizado hasta ahora permite comprender todo el proyecto y la “Crítica a la Sociedad del espectáculo”. Lo que genera como proceso un posicionamiento democrático, pero también un combate por los derechos reales el ciudadano en la era de las crisis imperiales. Indudablemente que Debord asume una actitud contrahegemónica haciendo posible una apertura de nuevos mecanismos de circulación dialéctica de sujetos situados en la superficie social.