Conceptualmente, el Conflicto es definido como una situación en la que dos o más personas, instituciones u organizaciones tienen versiones o intereses diferentes sobre cómo manejar o resolucionar un problema o impasse. En otras palabras, un conflicto es una situación que podría generar enfrentamientos indeseables entre las partes involucradas, si el mismo no se resuelve a tiempo.
Por su parte, la Resiliencia es la capacidad de adaptación que tiene una persona, una familia, una comunidad, un hábitat, una sociedad o país de reponerse frente a una situación adversa y salir fortalecida de la misma. Además, la resiliencia está asociada a la autoestima y/o a la valoración que tiene una persona sobre sí misma. En tal sentido, la madurez psicológica con la que una persona maneja sus impulsos y sus emociones, es un indicador del tipo de autoestima que posee y su capacidad de resiliencia.
Por su parte, las cuatro (4) principales teorías sobre el surgimiento de un Conflicto son (a). La teoría asociada a la etología con orientación biológica, la cual supone que el ser humano tiene emociones biológicas que generan conflictos por naturaleza; (b). la teoría de enfoque psicosocial, la cual refiere que el conflicto se origina por discrepancias entre las motivaciones psíquicas o emocionales de las personas por un lado, y por las exigencias normativas de la sociedad, por el otro lado; (c). la teoría que refiere que, la sociedad se cimenta y se mantiene cohesionada no mediante el consenso, sino mediante la coacción y, (d). la teoría marxista, la cual refiere que las relaciones de propiedad son generadoras de conflictos permanentes entre los seres humanos.
En tal sentido, el propósito de la prevención y resolución de un conflicto consiste en reducir al mínimo el problema o corregir la discrepancia que lo origina; es decir, el manejo de un conflicto apunta, en lo posible, a sus causas. No obstante, hay dos estrategias fundamentales para el manejo de un conflicto a saber: (a). La asociativa y, (b), la disociativa. Por su parte, la estrategia asociativa trata de inducir a las partes en conflicto a que se acerquen, que comprendan las pretensiones del otro/a y que lleguen a un compromiso serio para resolucionar el conflicto; mientras que, la estrategia disociativa, en cambio, busca separar a las partes en conflicto e impedir cualquier contacto entre ellas.
No obstante, en el abordaje de un conflicto se utilizan técnicas y estrategias de prevención y resolución que han sido exitosas universalmente. En tal sentido, en los países desarrollados existen sistemas de prevención y resolución de conflictos blindados, cuyos resultados han sido y siguen siendo asombrosos. Como se sabe, la creación de un clima de confianza entre las partes en conflictos, las técnicas y las estrategias utilizadas, propician el ambiente ideal para que las personas, las instituciones, las comunidades y las organizaciones en conflicto se escuchen en un ambiente de tolerancia y respeto mutuo.
En tan sentido se sabe que, en la resolución de un conflicto no debe haber un ganador o un perdedor. Lo correcto es que las partes involucradas se escuchen, dialoguen y analizan el pro y el contra de los acuerdos y/o los bienes en disputa. No obstante se sabe que, en un marco de discusión respetuosa, las partes en conflicto deben acordar que, si una de las partes no puede sustentar o demostrar sus argumentos o alegatos, deberá reconocer que la otra parte tiene la razón y el derecho al bien o a los bienes en disputa bajo el concepto ganar-ganar o win-win en inglés.
En el caso de nuestro país, contamos con líderes sociales, académicos, políticos, religiosos, empresariales y comunitarios que fueron capaces de prevenir, manejar y resolucionar conflictos sumamente complejos que han ocurridos en el transcurso de nuestra historia democrática. Algunos de estos conflictos fueron, entre otros, el derrocamiento del Presidente Constitucional Profesor Juan Bosch en el año 1963, la guerra de abril del año 1965, la asunción al Poder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en el año 1978, las violentas protestas contra las medidas impopulares tomadas por el Gobierno de Salvador Jorge Blanco en el año 1983 y, las protestas que surgieron en contra de las elecciones fraudulentas del año 1994.
En tal sentido, entre los líderes que jugaron un papel de primer orden en la prevención y resolución de uno o más de los conflictos referidos en el párrafo anterior, están, entre otros, el Profesor Juan Bosch, el Dr. José Francisco Peña Gómez, el Dr. Hugo Tolentino Dipp, el Dr. Rafael Abinader, Monseñor Agripino Núñez Collado, Nicolás De Jesús López Rodríguez, Don Antonio Guzmán Fernández, el periodista Don Rafael Herrera, el Dr. José Joaquín Puello, los empresarios Pedro Brache y Jacinto Peynado, entre otros.
No obstante se sabe que, son muchos los casos de conflictos personales, familiares, secietales, económicos y de otras índoles que, cuando no son resueltos por voluntad de las partes involucradas y estos pasan a ser dirimidos en los Tribunales de la República Dominicana, son secuestrados y manejados bajo los criterios del mejor postor. Por los comentarios que hemos escuchados de personas confiables, los Tribunales de nuestro país deben ser profesionalizados, transparentados y manejados con criterios éticos. Como se sabe, un país en el que las inversiones extranjeras son claves para su desarrollo, requiere de una Justicia independiente, transparente, creíble y eficiente a todos los niveles.
En cuanto a la prevención, manejo y resolución de conflictos, nos atrevemos a afirmar que los dominicanos hemos sido y somos personas extraordinariamente pacíficas y resilientes frente a los conflictos complejos que hemos tenido que afrontar. Abogar por la resolución de los conflictos, sin que ningunas de las partes se sienta marginada, no escuchada, atropellada o vejada, es el gran desafío que tenemos los psicólogos, los psiquiatras, los abogados, los líderes políticos, comunitarios, sociales, empresariales, religiosos y, en especial, los fiscales y los jueces de los Tribunales de la República Dominicana.
En este contexto, nos corresponde a todos los dominicanos/as, sin importar nuestra condición social, simpatía política y credo religioso, convertirnos en guardianes de lo justo, de lo honesto, de lo transparente, de lo bien hecho y de las cosas que nos agreguen valor en lo personal, familiar y como sociedad.
“El conflicto, cuando se maneja correctamente, fortalece”. Benjamín Watson