En junio de 2018, una reunión profesional me permitió descubrir a la hermana del embajador Guy Alexandre (agosto de 1945-28 de febrero de 2014). Durante el seminario organizado por la Organización Mundial de la Salud para bibliotecarios en salud pública, volvimos a escribir la historia de Haití. Desde los años 70, cuando su padre, el profesor Pierre Alexandre, dirigía el Colegio Omega, reconocida institución escolar de nuestra capital durante unos treinta años. El profesor Pierre Alexandre es autor de «Acerca de la legislación sobre inventarios», obra pionera publicada (en francés) a principios de los años 50, relativa a la contabilidad de la propiedad privada del Estado.
Comenté con Paulette dos párrafos del homenaje a su hermano, escrito en agosto de 2016: «[…] Así que, recordé aquella mañana de enero de 1998 en la que me pediste que cuidara a los niños en el viaje por autobús. Estoy tratando de averiguar si hubo algo en nuestras conversaciones de ayer que se nos escapó, que podría ser una señal de los nubarrones actuales. Creo que fue Price Mars quien puso la palabra nubarrones, ya en los años 50. Después de mi primera visita a nuestra embajada, mucho antes de tu llegada al puesto, nuestra misión parecía cualquier cosa menos una representación diplomática. Con mucha paciencia, recientemente me he permitido una nueva lectura en torno al lugar.
En pocas palabras, hay una élite en la isla que está caminando, dando pequeños pasos hacia adelante, los dominicanos. La otra, la de Puerto Príncipe, históricamente aquejada de una crisis nerviosa crónica, busca cualquier pretexto para justificar su incapacidad, culpable y avariciosa a la vez. Con su arrogancia y sus prejuicios, las castas intelectuales haitianas aún no se han decidido a incluir a la República Dominicana en los programas escolares.
El nombramiento de Guy Alexandre como embajador de Haití en la República Dominicana en dos ocasiones, entre 1991 y 1993 y luego entre 2001 y 2003, le dio la oportunidad para perfeccionar su conocimiento de la realidad haitiano-dominicana y para establecer contactos con importantes personalidades dominicanas. Aún hoy veo su mirada y oigo sus palabras cuando le dije que entre Puerto Príncipe y Santo Domingo hacía falta una nueva generación de comunicadores (periodistas, profesores, personal diplomático realmente capacitado). Nuestra conversación tuvo lugar a finales de la década de los 90. Gracias a algunos economistas pioneros, desde 2017-18, el presupuesto dominicano nos fascina. No sería interesante contar con estadísticas que nos aclaren sobre los haītianos que escucharon el discurso de #rendicióndecuentas2022, tanto en Haití como en la República Dominicana.
La gran pregunta con personalidades honestas como el Dr. Jean Price Mars y el sociólogo Guy Alexandre: ¿hasta dónde aceptarán representar intereses tradicionalmente explosivos, con asiento en el primer círculo de Puerto Príncipe? Cuando muchos de mi generación se enteraron de la repentina muerte del embajador Alexandre sabíamos que nos esperaban muchos retos. Me acordé de las palabras de José Francisco Peña Gómez: «las luchas por el cambio deben tener lugar en el país mismo».