El consenso para la aprobación de la ley de Extinción de Dominio no se dio en base al aporte que suponía para el país, sino en base a lo que cada banca pudo evitar para protegerse a sí mismos.
Así como no se incluyó la retroactividad de la ley tampoco la elusión fiscal en verdad es un mecanismo legal con el que no se evade impuestos, pero sí se dejan de pagar al incluirlos en paraísos fiscales.
El tema de la elusión hubiese afectado directamente al Presidente Luis Abinader quien posee su fortuna en paraísos fiscales y según se ha establecido otros funcionarios del PRM también han hecho lo propio.
Ahora bien, estoy claro en que no podemos desdeñar la ley de Extinción de Dominio porque no cumpla con todo lo que nosotros requerimos. Esto es una conquista de la sociedad, no el resultado de la voluntad del PRM y sabemos que marcará un antes y un después.
Sin embargo, hay que señalar las debilidades que posee. Esta ley se cuestionó tanto porque nadie quería que se aprobara. Y esto es resultado del nuevo grito de Capotillo que fue la Plaza de la Bandera.
Esta ley de Extinción de Dominio no está a la altura de lo que nosotros necesitamos, pero es un gran paso y por eso pienso que debemos celebrar que el presidente de la República la haya promulgado.
Incluso que los legisladores de los demás partidos como la Fuerza del Pueblo, PLD, PRM se hayan puesto de acuerdo también es positivo aunque ese acuerdo haya implicado una negociación espuria y la prueba del delito es la ausencia de la retroactividad y la elusión fiscal.
Aunque los congresistas se autoprotegieran, y sin apostar al borrón y cuenta nueva por lo menos ya tenemos una ley de Extinción de Dominio. La misma va a perseguir no todo lo que se robó, sino lo que se robe porque la corrupción sigue rampante.
Por eso ese es el dominio que todavía esa ley no extingue, el deseo de los políticos de seguir el camino de la corrupción como también sucede ahora.
Los casos de corrupción seguirán apareciendo, muchos más funcionarios tratarán de multiplicar sus riquezas con el erario, porque en este caso no se cumple el refrán de que “muerto el perro se acabó la rabia”, es todo lo contrario. Pero a partir de ahora los ladrones del dinero del pueblo al menos lo pensarán más de una vez para robar porque existe una ley que, aunque imperfecta, al menos le hará pensar.