1.- Basta con darle seguimiento a la realidad dominicana para darse cuenta de que por el camino que vamos no llegaremos a un destino feliz.
2.- Sin hacer el mayor esfuerzo comprobamos que no hay una voluntad generalizada para impulsar una modificación de la situación vigente en el país.
3.- Lo que se está viendo es una comunidad de mujeres y hombres adaptados, ajustados a las circunstancias, dispuestos a continuar como hasta ahora.
4.- Por cualquier lugar en que nos movemos, presenciamos lo mismo: a la ciudadana y al ciudadano que se aviene a todo, condescendiente con lo que le ofrece el orden establecido, el statu quo.
5.- A diferencia del dominicano de ayer, no presto a acondicionarse, el de hoy está encajado, hecho a la medida, como lloviendo del cielo, de perla.
6.- Lo que observamos es una contradicción entre lo que es el amargo diario vivir de nuestro pueblo, y la no incidencia de la gente en la lucha social en procura de producir cambios para el bienestar general.
7.- La cruda realidad dominicana manda fuerte estado de ánimo, el sentimiento inclinado para alcanzar la tranquilidad, que solo la ofrece al individuo la satisfacción material y espiritual.
8.- ¿Cómo puede haber apatía allí donde la mayoría de la gente no dispone de lo indispensable para una existencia digna? En lugar de desgano, la pobreza motiva esfuerzo para vencerla.
9.- Estar consciente de lo que debe hacer o no hacer, es proceder como juez. Considerar en cada ocasión cómo desenvolverse es un mandato de la prudencia.
10.- Hacer las cosas a conciencia es fruto de la reflexión, pensar con detenimiento lo que decidimos voluntariamente ejecutar en el medio donde vivimos.
11.- Las condiciones bajo las cuales está viviendo la mayoría de la población dominicana, están ahí, presentes, a la vista de todas y de todos.
12.- Nadie está en la obligación de luchar para que el país cambie para bien. Cada quien actúa partiendo de su convencimiento. La convicción le sirve de guía y motivación.
13.- La materialidad dominicana se presta para actuar como manda el sentir humanista o la crueldad. El asunto es darle riendas sueltas al buen obrar, o comportarse, como si nada, a la cañona.
Ideas finales
14.- Los hechos negativos que ocurren en nuestro país están ahí a la espera de ser solucionados de la mejor manera para conveniencia de la sociedad en general. Que no se mantengan iguales, depende de los no comprometidos con el sistema actual.
15.- El proceder individualista no cuadra en la persona sensible que se mueve motivada por ideales impregnados del más puro humanismo.
16.- La sociedad de la cual formamos parte está organizada para satisfacer apetencias desmedidas de grupos minoritarios, no para la felicidad de la mayoría de la población. La actitud que cada quien asume frente a los problemas de índole social, lo define como preocupado o indiferente ante la desigualdad de que es víctima nuestro pueblo.