Introducción

En el día de ayer se cumplió el 63 aniversario de la llegada al país, desde el exilio,  de la comisión ejecutiva del Partido Revolucionario Dominicano (P.R.D), la cual, a pocos días del ajusticiamiento de Trujillo, vino a consustanciar sus esfuerzos y sueños con los anhelos libertarios de un pueblo dispuesto a quebrantar las amarras del miedo y abrir, a golpe de entereza y de coraje, senderos nuevos de justicia y esperanza.

El 5 de julio de 1961 no es una fecha más en los ingentes avatares de nuestra accidentada transición hacia la democracia post-trujillo. El Profesor Juan Bosch, en “Crisis de la democracia en la República Dominicana”, dejó consignada para la historia la importancia de aquella efeméride singular al afirmar:

La delegación del Partido Revolucionario Dominicano llegó a Santo Domingo el 5 de julio de 1961, es decir, a los treinticinco días de haber sido muerto Trujillo por los arrojados conspiradores del 30 de mayo. La presencia de los delegados del P.R.D, en tierra dominicana dio al pueblo la sensación de que habían aparecido líderes que iban a protegerlo contra sus tiranos, y los más valientes jóvenes, hombres y mujeres de los barrios que forman el cinturón de hambre de la vieja de Santo Domingo, se lanzaron a la lucha.

Ese hecho tuvo tanta importancia en la historia dominicana, que merece- y yo diría que requiere- unos párrafos para explicarla, pues aunque han pasado algunos años desde entonces, todavía el sector dominicano que escribe historia no se ha dado cuenta de lo que significa el 5 de julio de 1961 como hora inicial de la formación de una conciencia en las masas dominicanas.

Por todo lo cual, hemos llegado a la conclusión de que la llegada de los delegados de la Comisión Ejecutiva del P.R.D al país, dio verdadera categoría política al hecho del 30 de mayo. El 5 de julio de 1961, pues,  será reconocido por las futuras generaciones como el DIA DE LA DEMOCRACIA DOMINICANA”.

Pero como afirmara sabiamente el profesor Bosch, citando a Martí, “en política hay cosas que se ven y cosas que no se ven” y en no pocas ocasiones, las segundas son más importantes y casi siempre determinantes de las primeras. Algo que, a su modo, recordaría también aquel vasco tan sabio como irreductible que fue Don Miguel Unamuno, cuando afirmaba que detrás de la gran historia estaba “la intrahistoria”; esos hilos tantas veces  invisibles sin los cuales se torna imposible ir más allá de lo epidérmico para comprender y explicar los sucesos que los textos y la memoria registran.

A desentrañar algunos aspectos destacados respecto a “la intrahistoria” del 5 de junio de 1961 estará dedicada la presente entrega de hoy, para lo cual se torna imprescindible abrevar en las reseñas de la prensa nacional e internacional de aquellos días, y especialmente, en los testimonios y escritos que legaron para la posteridad  Don Ángel Miolán, Juan Bosch, Nicolás Silfa, , Lucy de Silfa, Sacha Volman, José Francisco Peña Gómez  y otros que fueron actores y testigos privilegiados de aquella clarinada libertaria.

2.- La dirigencia perredeista del exilio se reúne en Costa Rica tras la caída de Trujillo y decir librar la lucha en territorio dominicano

Entre el 7 y el 14 de junio de 1961, en San José de Costa Rica, bajo el cobijo de José Figueres Ferrer (Pepe), fueron convocados con carácter de emergencia los miembros del comité político del P.R.D en el exilio a fines de discutir las estrategias y tácticas políticas  que en lo adelante habrían de seguir para transitar junto al pueblo dominicano en su lucha por la democracia tras la muerte de Trujillo.

¿Qué hacer, se preguntarían, en aquella hora decisiva, para contribuir a detener la pervivencia y consolidación del “trujillismo sin Trujillo”, cuando estaba aún intacta en el país la maquinaria dictatorial ?

Ángel Miolán, Secretario General de P.R.D en el exilio volaría a Costa Rica desde Venezuela, Nicolás Silfa, secretario de información, lo haría desde Nueva York y Ramón A.  Castillo, secretario de relaciones internas, desde Puerto Rico. Juan Bosch, presidente del P.R.D, ya se encontraba para entonces en Costa Rica, precisamente como profesor en el Instituto Internacional de Estudios Políticos y Sociales concebido por Figueres, con apoyo norteamericano, situado en la pequeña villa de  San Isidro Coronado, cercana a San José.

Allí se encontraban también representantes del gobierno de Venezuela, Sacha Volman, Luis Alberto Monge, entonces un joven dirigente politico y que con el paso de los años alcanzaría la presidencia de Costa Rica y el Padre Benjamín Núñez, director del Instituto, en cuya sede se produjeron las principales deliberaciones.

Cabe significar que por aquellos días fue invitado también a Costa Rica para sostener conversaciones, el fundador y líder de Vanguardia Revolucionaria Dominicana (VRD) Horacio Julio Ornes. En las mismas participaron José Figueres, Juan Bosch, por el P.R.D y Luis Alejandro López en representación de Rómulo Betancourt.

Conforme consignara Don Ángel Miolán, la reunión sostenida el mismo día 7 de junio de 1961, fue clave para arribar a las  conclusiones fundamentales que iluminarían los pasos estratégicos y tácticos del P.R.D en el exilio en  aquellas horas decisivas, a saber:

1.-“La muerte del tirano Rafael L. Trujillo, establece un cambio en el orden de nuestro país; suprime la fuerza que mantenía unidos por la violencia, a los diversos sectores del régimen de trujillista y, por tanto, esos sectores tenderán a desunirse, con lo cual facilitarán la aparición de las fuerzas democráticas, que se hayan en el subsuelo nacional”.

2.- “La situación internacional en que se encontraba el país a la muerte del tirano, determinará necesariamente que los sectores del trujillismo se unan, sólo para realizar un esfuerzo encaminado a legalizar su situación, ante los países de  América, lo cual facilitará las presiones internacionales dirigidas a obtener cierto trato de libertades democráticas”.

3.- “El Partido Revolucionario Dominicano debe contribuir a movilizar al pueblo en favor de su democratización, lo cual sólo puede ser hecho eficazmente si el Partido puede trabajar, abiertamente, en la República Dominicana”.

Y en atención a las precitadas constataciones, una decisión fundamental, en la que cabe encontrar el germen de lo que ocurriría el 5 de julio de 1961, la cual consistió en “… realizar las gestiones necesarias para que se obtengan garantías suficientes, a fin de que se cumplan estos propósitos. En tal sentido, acuerdan dirigirse con sendos cables, al gobierno dominicano y a la Comisión de la OEA, destacada en Santo Domingo, solicitando el inicio de conversaciones que conduzcan a la adopción de dichas garantías”.

Un episodio referido por Don Ángel Miolan da cuenta de la dramática intensidad y  las emociones encontradas de aquella coyuntura definitoria en que se gestaba el parto de una nueva andadura en la lucha por la democracia en la República Dominicana. Correspondió a Don Ángel comunicar a Don Pepe Figueres las conclusiones referidas y  acuerdos arribados en la decisiva reunión del día 7 de junio.

Pero contrario a lo que esperaba, sintió que Don Pepe, tras su exposición, se encontraba dubitativo, tenso, inseguro. ¿Qué había ocurrido? ¿Acaso no le parecían las conclusiones bien hilvanadas, ponderadas, convincentes? Y procedió a preguntarle por las razones de su inesperada actitud, que momentos después recibiría de Don Pepe, quien  profundamente conmovido y pausadamente circunspecto le manifestó: “La pregunta que yo me hago es cómo vivir tranquilo, si voto a favor de la nueva táctica y la Comisión que vaya a Santo Domingo, es asesinada en pleno? No se olvide que todos ustedes son para mí como hijos y hermanos”.

La respuesta de Don Ángel, tras dar un efusivo abrazo a Don Pepe, no se hizo esperar: “Gracias por sus palabras. Pero, debo decirle que este asunto hay que mirarlo revolucionariamente. Si todo sale bien, el perredeísmo habrá impedido junto a su pueblo, que siga existiendo el “Trujillismo sin Trujillo” estableciéndose en la República Dominicana la democracia en su lugar, si resulta lo contrario, y matan los miembros de la Comisión, qué se le va a hacer?: que se cojan los nombres de los mismos como bandera, para seguir la lucha”.

El día 13 de junio, tras concluir las deliberaciones, Juan Bosch informaría a la comisión reunida de emergencia que quedaba definitivamente aprobado el plan político concebido en la reunión del día 7, en virtud de lo cual, el Partido Revolucionario Dominicano quedaba en libertad de llevar a la práctica el mismo sin que ello afectara la Alianza Democrática Dominicana cuyos términos se discutían en esos momentos con Horacio Julio Ornes y Vanguardia Revolucionaria Dominicana.

Eran momentos de gran ansiedad, euforia y expectación pero de enorme reafirmación del compromiso con la democracia. Y el mismo día 13 de junio  fueron remitidos sendos telegramas, tanto al Presidente Balaguer como al Embajador panameño Augusto Arango, presidente de la Subcomisión de la OEA que se encontraba en el país, con una única petición: “que el perredeismo estaba dispuesto a trasladar su dirección a la República Dominicana, previa discusión con delegados del gobierno dominicano y de la Sub-Comisión de la OEA, de los términos del acuerdo correspondiente, para estudiar las medidas que garantizaran el ejercicio de las libertades públicas en el país”.

Al día siguiente, 14 de junio de 1961, recibirían un cable del embajador Arango, trasladándoles la respuesta afirmativa de Balaguer, en los siguientes términos:

“JUAN BOSCH

PRESIDENTE PARTIDO REVOLUCIONARIO DOMINICANO

APARTADO 1030, SAN JOSÉ, COSTA RICA.

 

REFERENCIA A SU CABLE HOY TENGO EL AGRADO DE COMUNICARLE QUE HE CAMBIADO IDEAS CON EL EXCELENTÍSIMO SEÑOR PRESIDENTE DE LA REPÚLICA QUIEN ME HA AUTORIZADO PARA INFORMARLE QUE GOBIERNO ESTA DISPUESTO A RESPONDERLE INVITANDO DELEGACIÓN DE ESE PARTIDO A DISCUSION PREVIA CONDICIONES QUE CONDUZCA A SU PARTICIPACION NORMALIZAR VIDA CIVIL NACIÓN DOMINICANA.

 

CIUDAD TRUJILLO, 14 DE JUNIO DE 1961,

SEÑORES JUAN BOSCH, NICOLÁS SILFA, ANGEL MIOLÁN Y RAMÓN CASTILLO,

APARTADO 1030, SAN JOSÉ, COSTA RICA.

EN RESPUESTA AL MENSAJE QUE ME DIRIGIERON AYER COMPLACEME INVITARLES CORDIALMENTE TRASLADARSE AL PAIS CON PLENAS GARANTIAS PARA INICIAR DISCUSIONES. LES SALUDA ATENTAMENTE.

Dos decisiones restaba por ser adoptadas, ambas de especial significación. Primero, realizar escogencia de quienes integrarían la delegación que arribaría al país. No fue necesaria al respecto ninguna deliberación, ante el generoso ofrecimiento de Miolán, Silfa y Castillo de asumir tan delicada responsabilidad. Y lo segundo, dar a conocer a toda la prensa internacional la decisión adoptada.

De igual manera, respecto a Bosch, todos convinieron en que dado su prestigio intelectual y sus bien afianzados vínculos con el liderazgo político latinoamericano, permaneciera en Costa Rica, como afirmara Miolán: “cubriendo la retaguardia y, allegando recursos para garantizar el éxito de la misión”.

3.- La llegada de Miolán, Silfa y Castillo. Incidencias de los primeros días de la misión

Tras los preparativos finales y las coordinaciones pertinentes, se dispusieron los comisionados para efectuar su arribo al país, vía Puerto Rico,  en vuelo de la Pan American Airways. Eran las 8:30 a.m. del miércoles 5 de junio de 1961 cuando despegaría el vuelo desde el aeropuerto internacional de Isla Verde.

El ambiente reinante previo a su partida, lo describiría Nicolás Silfa con especial dramatismo: “Un grupo de familiares, miembros de la seccional del P.R. D, amigos de todas las edades nos despedían. En el salón de espera de la terminal aérea, había tenido lugar un conmovedor espectáculo. Hombres y mujeres sollozaban, gritaban y hasta sufrían ataques de nervios. Daban la impresión de que se despedían de tres hombres condenados a muerte”.

Con ellos viajarían al país el periodista norteamericano Mr. Sam Herper, corresponsal internacional de la revista “Times”, de Nueva York y dos de los mejores corresponsales del diario “El Mundo”, de Puerto Rico: Bienvenido Ortiz Otero y Teodoro Torres.

Al arribar al aeropuerto internacional de Santo Domingo, un gran contingente de periodistas  extranjeros les esperaba para dar cuenta al país y al mundo de aquel especial momento de la vida política dominicana tras la muerte de Trujillo, así como familiares, amigos y ciudadanos en general.

En representación del presidente Balaguer, les recibiría en el aeropuerto el Lic. Emilio Rodríguez Demorizi, enlace entre el gobierno y los comisionados. Y allí se escucharon las primeras palabras de los tres misioneros de la libertad: “venimos, sin odios ni rencores, a tratar de contribuir, junto al pueblo dominicano, al nacimiento de la democracia en la República Dominicana”.

De su parte, Rodríguez Demorizi, como reseñara la prensa de entonces, expresó a los comisionados que: “podían confiar de manera absoluta, en las levantadas promesas del Presidente de la República para su libre actuación en nuestro país”.

Su inicial alojamiento fue el Hotel Comercial y como recordara Miolán,  hasta allí, de forma espontánea, comenzaría a llegar la gente sencilla del pueblo que quería abrazarles y escucharles. Debieron detener por unos momentos la redacción de los documentos que trabajaban con celeridad para hablar a la multitud que ya comenzaba a congregarse. Miolán les pidió paciencia y colaboración y que cara a cara fueran informando del primer mitin que estaba próximo a celebrarse.

Gracias a la colaboración de aquel mismo pueblo sencillo, pudieron localizar la residencia del Conde 13, que desde entonces sería rentada para fungir como primer local del P.R.D, frente al parque Colón y desde allí comenzarían a calentar el brazo con una primera concentración de masas  un tanto improvisada en la cual tomaron la palabra Jorge Yeara Nasser, Julio de Peña Santos y otros oradores. Eran días tensos, donde las fuerzas de las cavernas pugnaban con un pueblo decidido a recuperar sus espacios perdidos de libertad.

Hasta el local del Partido llegarían las veladas amenazas de muerte a los miembros de la comisión por parte de los personeros del régimen. Un momento especialmente tenso se produjo cuando se quiso acusar falsamente a las masas perredeistas de ser responsables del incendio de Radio Caribe, siendo interpelados los comisionados por parte del Lic. Emilio Rodríguez Demorizi, respecto a que las autoridades esperaban cuanto antes conocer su postura ante el hecho.

Poco tiempo después, el comunicado era dado a conocer, escrito en lenguaje mesurado pero enérgico, reiterando que el P.R.D era un partido respetuoso de la ley y que desautorizaba cualquier acto de violencia. Se sorteaba así con éxito uno de los primeros escollos para hacer abortar la misión.

4.- Entrevistas de los comisionados con Balaguer y Ramfis los días 10 y 12 de julio

Tras la debida coordinación realizada por Rodríguez Demorizi, se acordaría la primera entrevista entre los comisionados con el presidente Balaguer, en la tarde del 10 de julio de 1961.

Pero más allá de los cumplidos protocolares de inicio, fue poco lo que pudo hablarse entre ellos ante la gran avalancha de periodistas convocados para ser testigos e informar al mundo de tan especial incidencia. La Comisión había decidido que toda entrevista sería con presencia de la prensa.

Pero, a no dudarlo, el momento más álgido fue aquel en el que el periodista puertorriqueño Bienvenido Ortíz Otero, ya citado, corresponsal enviado al país por el periódico “El Mundo” pregunto en la ocasión al presidente Balaguer:

Señor Presidente, yo he oído decir que Petán Trujillo, Félix Bernardino, y otros, han hecho una apuesta, en la cual el ganador sería el matador del Presidente de esta Comisión, refiriéndose a Ángel Miolán.¿ Qué me dice Usted de eso?

Se produjo un silencio expectante, hasta que Balaguer, parsimonioso e inmutable, “ ladeando suavemente la cabeza y con voz ceremoniosa”, como recordara Miolán, y recogiéndose las manos en pose sacerdotal, expresó al avispado periodista: “Lo único que yo tengo que decir, es que los que estamos en política, tenemos que correr esos riesgos”.

¿No lo decía, acaso, como un metamensaje a la prensa internacional, ante los comisionados  y ante el país de que también su vida corría peligro en aquellas horas aciagas e inciertas?

Pero es el hecho que aquella respuesta cayó entre los comisionados y la prensa allí presente como un balde de agua fría. No había que llamarse a engaños. Lo peor podía ocurrir en cualquier momento, no obstante la buena fe de las garantías ofrecidas.

Dos días después, el miércoles 12 de julio de 1961 se produjo la entrevista de los comisionados con Ramfis Trujillo, coordinada por Rodríguez Demorizi, en la base militar de San Isidro, también con un gran despliegue de prensa y expresiones de mutua cortesía.

5.- El  primer gran mitin, el ingreso al PRD y los aprestos organizativos de José Francisco Peña Gómez

Ángel Miolán recordaría con viva emoción como se apersonó a poco de su llegada al Conde 13 un joven del pueblo que describiría como de “mirada escrutadora, voz firme, rápida ideación delgado, mediana estatura y poco peso, quien exhibía condiciones excepcionales de luchador revolucionario”. Era José Francisco Peña Gómez, quien al presentarse ante él, expresó:

Yo soy revolucionario, escritor, orador, locutor y poeta. Vengo a inscribirme en el perredeismo. Quiero trabajar sin descanso por mi país; dígame que tengo que hacer”.

Siéntese en ese escritorio, le contestó Miolán, que Usted va a organizar el primer gran  mitin revolucionario de la República Dominicana, después de la era de Trujillo.

Pero si yo no sé nada de eso- replico José Francisco, respondiéndole Miolán que no se preocupara, que el trabajo se haría en equipo. Fue el gran mitin del domingo 16 de julio de 1961 frente al parque Colón, la primera gran apoteosis popular tras la caída el tirano, en el que tomaron la palabra  Ignacio Agramonte, Ramón Castillo, Julio de Peña Santos, César Roque, Thelma Frías de Rodríguez, Pedro Martínez Agesta, Carlos Manuel Céspedes, José del Carmen Rodríguez, Francisco Peynado Velásquez, Francisco Gómez Estrella, Agustín Estévez, José Francisco Peña Gómez y el discurso principal de Ángel Miolán.

Allí, aquel domingo esplendente, enardecidas y vibrantes, escucharon las masas, entre los discursos memorables de aquel día, la voz tronante y recia, solemne y conmovida, de José Francisco Peña Gómez, quien estrenaba sus credenciales como organizador y líder de masas, anunciando al mundo, en frase memorable, la significación del 5 de julio de 1961, como aquel en que: “el pueblo abre los ojos ansioso para ver el Sol de la libertad”.

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De izquierda a derecha Ramón A. Castillo, Ángel Molán, Emilio Rodríguez Demorizi y Nicolás Silfa
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El presidente Balaguer y Miolán se saludan junto a Ramón A. Castillo y Nicolás Silfa en la entrevista del lunes 10 de julio de 1961
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Miolán, Silfa y Castillo reunidos con Ramfis Trujillo, en la base militar de San Isidro