Es indiscutible el valor de la ciencia, ya que nos permite mayor precisión a nivel tanto teórico como práctico, sin embargo, vamos a señalar un aspecto que es esencial que sea considerado al aplicar los conocimientos científicos.
Como sabemos nuestro progreso está estrechamente vinculado a la ciencia, que nos puede permitir una comprobación matemática de nuestras hipótesis. Nuestros conocimientos pueden ser tan subjetivos que podemos estar totalmente convencidos de algo, mientras otros están convencidos exactamente de lo contrario, incluso podemos estar seguros de algo hoy y mañana descubrir que estábamos muy equivocados, por lo que para ser verdaderamente objetivos es evidente la necesidad de la ciencia.
Por otro lado, la ética nos permite un desenvolvimiento en la vida de forma armónica y conveniente, para que no nos dañemos a nosotros mismos, a los demás o al medio ambiente. En la actualidad la ciencia es muy valorada, pero la ética no lo suficiente. La ciencia se relaciona a prestigio, modernidad, poder y dinero, por lo que evidentemente resulta muy atractiva, pero a menudo, la ética que nos advierte sobre riesgos, imprecisiones o daños colaterales es ignorada, pese a ser la que garantizaría que la aplicación de la ciencia sea realmente favorable.
Normalmente todos los científicos proclaman su sensibilidad humana y su interés por ayudar al mundo, pero algunas reflexiones que haremos a continuación nos permitirán comprender que el fin de la ciencia no siempre es el de ayudar a la humanidad.
La ciencia nos ha ayudado a explotar los recursos del planeta para nuestro provecho personal, así hemos eliminado bosques, desviado ríos, logrado alteraciones genéticas que nos han parecido convenientes, producido alimentos artifíciales, consumido intensamente hidrocarburos, eliminado especies, etc. Nos ha permitido los instrumentos necesarios para explotar los recursos naturales a gran escala y hoy la misma ciencia descubre y advierte, que el desarrollo de la civilización y la producción de riquezas, como lo hemos estado realizando, no es sostenible. Conviene resaltar que decir “no es sostenible”, significa que en un tiempo determinado no podríamos sobrevivir si seguimos haciendo lo que ahora hacemos.
Creamos automóviles y al descubrir que podemos lesionarnos en un accidente de tránsito, fabricamos mejores mecanismos o tecnologías para protegernos (frenos más seguros, bolsas de aire), pero al mismo tiempo hacemos los vehículos cada vez más veloces, por lo que no logramos eliminar las muertes por accidentes de tránsito.
Los avances de la cirugía permiten salvar muchas personas que son impactadas por balas, pero entonces se desarrollan balas expansivas o explosivas, para tratar de que la persona no pueda ser salvada y muera. La ciencia aplicada a la carrera armamentista se mantiene buscando armas cada vez más letales.
Para facilitar el progreso, desarrollamos fuentes sofisticadas de energía, como la energía nuclear o atómica, pero precisamente ese descubrimiento científico es la mayor amenaza que tiene el planeta, es nuestra verdadera espada de Damocles. Los mejores descubrimientos de la ciencia a menudo son primero utilizados para matar, porque nos resistimos a cambiar nuestras actitudes negativas.
La tecnología nos permite una vida más cómoda, con menos esfuerzos, en la que casi no tenemos que movernos y precisamente esa es la causa de nuestra obesidad, dislipidemias, incremento en enfermedades degenerativas y motivos de algunos de nuestros trastornos mentales.
Evitamos tanto los microbios, que no estamos desarrollando correctamente nuestro sistema inmunológico. Realmente nunca haremos desaparecer los microbios del Planeta, más bien tenemos que aprender a convivir en armonía con ellos.
Tenemos investigadores que nos aseguran que las vacunas son la salvación de la humanidad y otros que afirman que son fruto de una conspiración mundial. Es comprensible que actualmente se exija a los investigadores científicos el señalar si tienen conflictos de intereses, es decir, reconocer si alguno de los posibles resultados de sus estudios les resultaría económicamente conveniente. Quien ame demasiado al dinero en algún momento podría traicionar la verdad, sin importar su sólida formación científica.
¿Significa que la ciencia no es confiable? No. Significa que el ser humano no siempre es confiable y el científico es humano. Una ética coherente y valores morales sólidos son indispensables para poder confiar en cualquier persona o entidad vinculada a la ciencia. El descubrir que un investigador haya falseado datos intencionalmente en un estudio científico, debe ser un argumento suficiente para descalificarlo, de manera que todos sus trabajos futuros, tendrían siempre que evaluarse con mayor precaución.
El cientificismo al igual que el positivismo lógico radical ha considerado a la ciencia como el único conocimiento necesario y valioso en el desarrollo de la civilización, pero la Historia está repleta de evidencias de que la ciencia sin otros aspectos del conocimiento humano puede ser muy peligrosa. De hecho, para enfrentar las peores crisis mundiales, necesitamos más de la ética que de la ciencia. Nuestros principales retos: guerras, violencia, corrupción, injusticias, intolerancia, mala distribución de riquezas, infelicidad y vacíos existenciales, no se deben a que tengamos poca ciencia.
Si se nos preguntara sobre qué es más importante: el cerebro o el corazón, la única respuesta posible sería el cerebro con el corazón.